El declive del mercado interno nacional se condensó ayer en un escenario inesperado, como lo es la tranquilidad de un pueblo de la pampa húmeda: Acebal. Ocurre que en esta localidad de 6.000 habitantes la mitad de su economía depende de la salud de un cluster típico de pymes: el calzado. Y ayer los acebalenses se unieron para salir juntos a pegar el grito por la dramática caída de las ventas. "A este paso, nos fundimos todos", vaticinaron. Señalan como factores adversos la retracción del consumo y, además, la apertura indiscriminada de la importación en este rubro. Ya cerraron dos talleres. Hay más de 300 empleos en peligro. La Comuna dejó de cobrarle la tasa a las 35 fábricas y talleres del lugar. Esperan un salvavidas desde el Estado.

La crisis que afloró ante los medios ayer en Acebal es del mismo orden que la expuesta a principios de año por la fábrica Wyler's, en la vecina localidad de Alcorta. No es ajeno el hecho de que el mercado nacional importó el año pasado 7 millones de pares de calzado más que en 2015, y 12 millones más que en 2014, según datos del Observatorio de Importaciones del Ministerio de la Producción y la Federación de Industrias de Santa Fe.

A media mañana, frente al edificio comunal del pueblo situado 30 kilómetros al sudoeste de Rosario, Acebal convocó a la prensa de la región, la de Rosario sobre todo, para contar sus penurias. "Desde acá mandamos zapatos a 18 provincias, y podemos ver que la crisis es general: hoy estamos vendiendo un 15 por ciento de lo que vendíamos hace un par de años", contó Hugo Saldari, uno de los empresarios locales. Son 35 fábricas que emplean a unos 350 trabajadores, además de quienes prestan servicios afines como talleres de costura y fabricantes de cajas de cartón. "Hace ochenta años que en este pueblo producimos zapatos y es la primera vez que todos estamos unidos porque nos pasa lo mismo: las ventas se cayeron estrepitosamente. No hay consumo, más allá de lo que incide la importación y el contrabando", señaló.

El presidente comunal, Daniel Siliano, decretó la emergencia económica e industrial con una ordenanza que exime del Derecho de Registro e Inspección a los actores locales del cluster del calzado. "No es mucho, pero es un mensaje que queremos dar desde la Comuna", dijo. En el acto de ayer reveló que el lunes tendrán una reunión con representantes del Ministerio de Producción, del gobierno nacional y de la Cámara del Calzado. "Esta crisis ya la vivimos antes -avisó Siliano-, así que no es nueva. Si no corrigen esta política, si no frenan la importación y controlan el contrabando, no habrá solución para los fabricantes y los trabajadores", advirtió.

En medio del gentío que se concentró frente a la Comuna, un poblador y empleado de un taller sentenció: "Tenemos trabajo para diez o quince días, nada más".