El día después de la represión a habitantes originarios del pequeño pueblo de Caspalá, en el sureste de la provincia de Jujuy, los vecinos y vecinas ratificaron su decisión de continuar defendiendo la cancha de fútbol, que construyeron en años de trabajo para nivelar el terreno, y que tiene otros usos también importantes, como el que se le dió en 2020, cuando el pueblo fue afectado por un sismo y el espacio les sirvió como lugar seguro para vivir mientras arreglaban sus viviendas.
Ya con las cuatro personas detenidas en la represión del sábado liberadas, la Comunidad del Pueblo Kolla de Pascalá sigue atenta para no permitir que se destruya la cancha de fútbol para construir el edificio del colegio secundario precisamente en ese lugar.
Lucía Apaza, presidenta de la Comunidad, lamentó que el comisionado municipal Natividad Apaza mantenga la decisión de llevar adelante la construcción en ese espacio, “conociendo el valor de la cancha de fútbol para la comunidad, y que varias generaciones hemos trabajado paran nivelar el predio”. “En la cancha están nuestros recuerdos, la gente que trabajó para que disfrutemos como comunidad. Da mucha pena que por caprichos de los políticos quieran borrar la historia del pueblo”, aseguró.
La comunidad espera por estas horas que el gobierno de Gerardo Morales y la comisión municipal den una solución al conflicto, pero los vecinos y vecinas advierten que seguirán resistiendo la destrucción de la cancha cuando hay otros terrenos donde podría levantarse la obra.
“Decimos sí a la escuela, pero en el otro lugar, no en la cancha que es nuestro lugar de encuentro. Además, dicen que el comisionado cuenta con 40 firmas que avalan la construcción de la escuela, pero acá no han llamado a todos. Nadie me convocó, somos 300 votantes en el pueblo. Es mi sobrino el comisionado, yo pido respeto a la comunidad”, aseguró Lucía Apaza.
El sábado a la mañana el comisionado dijo a la comunidad que se encontraba reunida en la cancha de fútbol que “40 me dieron la conformidad", pero la presidenta comunitaria afirmó que "eso no puede ser" porque "nadie" les informó que se iba a ocupar la cancha para hacer la escuela. Recordó que el comisionado incluso dijo que "Les guste o no les guste esto tiene que ser así. Y luego llegó la policía y empezó a querer sacar a la gente, y es mentira eso de resistencia a la autoridad. Ellos cargaban a los chicos a los móviles y ahí más se enojó la gente”, relató Lucía.
Por su parte, el comisionado, que estuvo cuando sucedió la represión, afirmó que fueron los manifestantes quienes "atacaron a la Policía". “A la gente le falta educación, ellos atacaron a la Policía, es mentira lo que dicen", aseguró. "Hace rato que avisé que se construía la escuela. Me comuniqué con los funcionarios para buscar una solución, el gobernador Morales se comunicó y me dijo que me quede tranquilo que la obra se realizará, en ese predio, y que la arquitecta vio el lugar y debe avanzar”, ratificó.
El comisionado insistió en que solo "unos cuantos, y son de otro partido político" los que se oponen a la obra en el predio de la cancha.
Asimismo, le restó importancia a la consulta previa, libre e informada, a la que el gobierno provincial y municipal están obligados por ley. Solo respondió que 40 personas están de acuerdo con que la escuela se construya en la cancha. La participación y la consulta a los pueblos originarios son derechos reconocidos por la normativa argentina para preservar la integridad étnica, social, económica, política y cultural. Está prevista en el convenio 169 de la OIT, que tiene rango constitucional en el país.
La represión del sábado dejó 14 heridos, hombres y mujeres, que recibieron balas de goma y debieron soportar el efecto del gas lacrimógeno. En al menos un caso, denunciaron que los policías les apuntaron a la cabeza a un joven que recibió un disparo de bala de goma en la sien.
"El espacio para los chicos"
“La cancha la teníamos antes de que (el pueblo) sea comisión municipal, era el espacio para los chicos. Acá no teníamos televisor, ni nada. Entonces la única distracción era organizar partidos de fútbol, o un evento para encontrarnos, compartir. Nosotros no tenemos miedo porque estamos seguros de lo que defendemos y es nuestro derecho", aseguró por su parte Lucía Apaza.
Recordó que "Además, la cancha es una zona de emergencia porque en Caspalá se declaró zona de sismo y por cualquier cosa ahí nos refugiamos. En la cancha hemos estado un tiempo porque había temblores, en la cancha cocinábamos, dormíamos. Las casas estaban agrietadas. Por eso la cancha es un salvavida, pueden llegar helicópteros para sacarnos”. En noviembre de 2020 la comunidad sufrió que provocó daños de consideración en muchas viviendas.
La cancha en cuestión es además el escenario para los campeonatos regionales que se hacen todos los años y que convocan a selecciones deportivas de todo el departamento Valle Grande a jugar a 3070 metros sobre el nivel del mar, rodeadas de un paisaje exquisito.
La comunidad sugiere que el edificio de la escuela secundaria se construya en el centro del pueblo, pero el comisionado y funcionarios del Ministerio de Educación de la provincia dijeron que no.
El terreno en disputa es de la comunidad indígena, ya que vive y se desarrolla donde vivían sus ancestros.
En este contexto, el Ministerio de Derechos Humanos y Pueblos Indígenas de Jujuy, que tiene como titular a Natalia Sarapura, no se contactó con la comunidad, sí con el comisionado Apaza.
En octubre último se abrieron los sobres de la Licitación Pública Nacional Nº 01, para la edificación del Colegio Secundario N° 57 en la localidad de Caspalá, en el departamento Valle Grande, a través del Programa Nacional "Plan de Obras -37", con un presupuesto oficial de $95.791.964,21. Las empresas postulantes participantes fueron Urbania SRL, Miguel Ángel Vera y Romano Construcciones.
“La verdad, no sé por qué quieren una escuela tan grande, y reitero, no estoy en contra de la educación. Pero son 60 chicos, entre la escuela primaria y secundaria. Mire, por año nace uno o dos chicos. Capaz un terciario, pero tan grande, no sabemos la finalidad que tiene el gobierno de enfrentarnos”, expresó una mujer que fue agente sanitaria en su pueblo.
Diversas organizaciones repudiaron la represión en Caspalá. Nuestra América destacó que la obra pretende hacerse sin la consulta a la comunidad; aseguró que los incendios también llegaron a esa zona y "mientras las fincas están ardiendo no reciben asistencia para sofocar el incendio pero sí represión".
"El pueblo de Caspalá ha sido reprimido por defender uno de los pocos espacios públicos de uso recreativo y deportivo en Valle Grande", aseguró AJI20 (Agrupación de Jóvenes Indepedientes 20 de Agosto), que exigió que cese la represión y se garantice el derecho de preservación del patrimonio cultural.
El año pasado Caspalá fue elegido por la Organización Mundial del Turismo como uno de los diez mejores pueblos del planeta. Es un pueblo muy pequeño, ubicado a 112 kilómetros de Humahuaca y a 243 de la capital provincial, San Salvador de Jujuy, lo que en la práctica implica más de 8 horas de viaje por caminos escarpados de un paisaje multicolor. “Acá nosotros conservamos nuestra cultura, nuestra tradición, vivimos de nuestros sembrados, somos orgullosos de nuestros saberes ancestrales solo pedimos que nos respeten”.