Desde aquella Selección de Marcelo Bielsa que llegó como gran candidata al Mundial de Corea-Japón de 2002 y en tres partidos apenas, desmanteló todas las ilusiones, ningún equipo ha despertado tanto optimismo en la previa de una Copa del Mundo como este que capitanea Lionel Messi y dirige Lionel Scaloni. Hay con qué sostener la buena onda que por estas horas recorre la Argentina, sea futbolera o no: la idea de juego aparece clara, la química grupal se mantiene en un nivel alto, la palabra de Scaloni y su cuerpo técnico conserva su valor puertas adentro y además, está el genio de Messi en todas sus versiones: supercrack, ídolo y líder. Sin dudas, es el jugador más querido, la gran estrella del Mundial, mucho más que Mbappé, Neymar y Cristiano Ronaldo.
Pero nada de todo aquello asegura nada. El optimismo sirve para superar mejor la ansiedad de las horas previas. Para hacer un gran Mundial (figurar entre los cuatro primeros) y mucho más para salir campeón, la Selección deberá poner sobre la cancha fútbol, carácter e inteligencia. Y también un golpe de suerte en algún momento clave. Por eso, es posible que a partir de ahora que empieza a jugarse por los puntos, pueda verse una Selección mas parecida a la que ganó la Copa América a Brasil en Brasil en 2021, a Chile en Calama o a Uruguay en Montevideo por las Eliminatorias, que a la que venció a Italia en la Finalíssima de Wembley o se paseó casi sin oposición en los amistosos de vuelo bajo ante Estonia, Honduras, Jamaica y los Emiratos Arabes Unidos.
O sea, un equipo que no presionará tan alto durante tanto tiempo, que tendrá la pelota todo lo que sea necesario para abrir el marcador y que una vez que consiga esa ventaja, se retrasará para esperar a los adversarios, defenderá con cinco en el fondo y buscará definir el trámite de contraataque. Con una corrida de Messi o un pase bien puesto por él para Angel Di María, Lautaro Martínez o algún volante que se suelte.
"El Mundial lo ganan los equipos inteligentes, cautos, que saben cuándo atacar, cuándo defender. Raramente lo gana un equipo que avasalla, que está constantemente en campo contrario. Raramente. Eso lo tenemos claro y nos tenemos que adaptar a eso. La inteligencia forma parte del fútbol”, avisó Scaloni en la conferencia de prensa previa al amistoso en Abu Dhabi. Por eso, quizás los millones de hinchas argentinos que nos imantaremos a las pantallas de televisión, debamos acostumbrarnos a ver en el Mundial a una Selección que no irá tanto al frente. Mucho más pragmática y mucho menos vistosa.
De sus últimos veinte partidos, Argentina mantuvo la valla invicta en quince. Es muy posible entonces que, sin modos exagerados, la Selección apueste esencialmente a la solidez y sea en Qatar algo más cautelosa de que lo que ha venido siendo hasta aquí. La prioridad será terminar los partidos con el arco en cero. El resto correrá por cuenta de la convicción ganadora de todos y el genio de Messi.