La novena edición del Festival Nevadas Escénicas con escenario central en Bariloche llegó a su fin. Desde el 15 de noviembre, con entrada libre y a la gorra, la ciudad de los lupinos, notros y retamas se convirtió en sede de un encuentro que valorizó el trabajo de los artistas y la cultura. La programación de danza, circo, performance, teatro y música que se presentó fue complementada con una serie de talleres y encuentros en diferentes áreas.
“Este año el festival trabajó principalmente en tres líneas. Por un lado, en mantener una programación de excelencia; en crear espacios de formación, y en generar encuentro con referentes, programadores y directores de festivales, de instituciones notables a nivel nacional”, sintetizó Virginia Fdel, directora y productora de Nevadas Escénicas. “La idea -agregó- fue generar un espacio de reflexión sobre el modo en que pensamos nuestros festivales, sembrar una semilla que trascienda a las personas que lo hacen, y que pueda ser un potenciador para futuros proyectos”.
Bajo esta premisa, llevó a cabo en Casa Bachmann un encuentro de programadores de otros festivales destinado a elencos, hacedores culturales, instituciones, gestores culturales que se quisieran acercar. Se habló de temas vinculados a modelos de gestión, articulación con instituciones, convocatorias, experiencias en mercados y ferias. Participaron, entre muchos otros, Rafael Phillips, productor general de los Temporales Internacionales de Teatro de Puerto Montt, Carolina Rojas Pérez, productora y gestora cultural; Gustavo Ameri, coordinador del sector música del MICA (Mercado de Industrias Culturales Argentinas) y Gustavo Mondino, director artístico del Festival de Teatro de Rafaela.
En cuanto a la programación teatral, las salas abiertas para el festival mostraron interesantes propuestas en su último día. Por la tarde, a las 18, la Usina Cultural del Cívico abrió sus puertas para la actuación de la Compañía La Margen que presentó la obra Propiedad Privada. Una farsa sostenida, con la dirección de Leticia Vetrano. Luego, en Espacio DICAB y bajo la dirección de Karl Stets, actuaron Claudio Inferno y Eleazar Fanjul en Los Santos. En La Llave estuvo Yo también quiero ser un hombre blanco heterosexual, de la compañía Teatro Casero, con dirección de Darío Levin y Luciano Delprato.
Por otra parte, en la Casa del Bicentenario (El Bolsón) y la Asociación Civil Casa de la Cultura (General Roca) también hubo teatro. Se pudo ver en esos lugares, respectivamente, Naturaleza rota, del grupo Tuto Tul Teatro, bajo la dirección de Gustavo Guirado; y Yuna soy yo, unipersonal interpretado por Marcela Ferradás y dirigido por Horacio Peña. Estas últimas representan una de las particularidades que tuvo esta edición: la llegada al territorio provincial con funciones en El Bolsón, Río Colorado, Viedma, Cipolletti, Maquinchao, Comallo, Pilcaniyeu y General Roca, que se sumaron a las de Bariloche.
En el cierre del encuentro los protagonistas fueron el baile y la celebración: el grupo Los Amados presentó en el Colegio María Auxiliadora (en Bariloche) su espectáculo teatral-musical bajo la dirección de Alejandro Violaun.