El ministro de Economía, Sergio Massa, sigue sosteniendo la teoría de que la inflación retrocederá un punto por bimestre y se animó, inclusive, a ponerle un número al corto plazo: aseguró que la idea es que en abril del 2023 el IPC del INDEC "empiece con un 3", lo que representaría una baja a la mitad de los volúmenes actuales. La pregunta, en este escenario, es ¿por qué Massa está tan seguro de que la inflación bajará?, si la última parte del año suele ser la más caliente en materia de aumentos y no hay señales tan concretas para apostar por una reducción fuerte cuando en octubre se frenó la baja.
Su juego tiene además una particularidad. Dejó de dar los datos en off y los explicitó el fin de semana en una entrevista periodística. Eso, a priori, es un valor político que lo compromete en el objetivo, pero a la vez lo expone ante un posible fracaso del pronóstico. Naturalmente, en esa exposición pública también hay un intento de instalación de expectativas, que no es un juego esteril cuando al lucha es tan compleja. De aquí surgen las preguntas de qué ve Massa que no ve el resto. Página I12 habló con funcionarios de su entorno, con los que el ministro comparte diagnósticos, y hay datos que usan para explicar su convencimiento en un sendero a la baja.
Los equipos de Massa vienen mirando la evolución de la inflación núcleo y la mayorista como puntas de tendencia. El índice de octubre arrojó, según su entorno, dos datos positivos: el primero, que la inflación "núcleo" fue de 5,5 por ciento, por debajo del 6,3 por ciento de la general. El segundo dato, que la inflación mayorista del mismo mes llegó a 4,8 por ciento, lo que en principio significa menos presión a los costos para las empresas y debería redundar en un IPC más bajo. De estos cálculos surge la especulación de Massa de que la inflación de noviembre "tendrá un 5 adelante". Según supo este diario, ese 5 podría ser un máximo de 5,5 por ciento.
A ese fenómeno, en Economía le suman que habrá un impacto positivo de los acuerdos de precios en alimentos y textiles, pero no sólo en lo que refiere a los congelamientos (de hilados en fábrica y la canasta de 2000 productos de Precios Justos) sino más que nada a la pauta del 4 por ciento de aumento máximo mensual que se autorizó para los 30 mil productos que no están a precio fijo hasta marzo. Eso, estiman, cortará la inercia en alimentos. De hecho, algunas consultoras privadas, como LCG, han marcado que el avance del precio en alimentos de la última quincena de noviembre es el más bajo desde junio.
La pulseada por los Justos
Al día de hoy, Precios Justos, herramienta clave para estabilizar, tiene adentro a 109 empresas, pero sólo 33 firmaron por ahora el acuerdo, que es la llave para que se active el mecanismo de otorgamiento de permisos y dólares para importar. Eso responde a que hay más de 60 que están con papeleo legal y controles internos para poner la rúbrica.
Mientras tanto, ya se están poniendo los productos en las góndolas a dos ritmos: miuy activo y con señalética en el AMBA, y más lento en el Interior del país. La app para celulares, en tanto, tiene ya 120 mil descargas y en breve lanzarán una campaña publicitaria para lograr más adeptos. Esa herramienta es la que le permite al consumidor controlar la existencia y precios de los Justos.
Las empresas, en general, están cumplimiendo, pero sigue un lobby político de la Coordinadora de Productores de Alimentos (Copal), que preside Daniel Funes de Rioja, para hacerle llegar al secretario de Comercio, Matías Tombolini, una nota con algunos desacuerdos con el congelamiento. Algo de pirotécnia sobre un compromiso ya tomado. Quizás charlen algo de eso este jueves Massa y Funes, en el almuerzo que organiza el Cicyp -organismo que preside Funes- en el Hotel Alvear.
En la otra esquina, el mayor desafío que enfrenta el Gobierno es que los precios se cumplan en comercios barriales, dado que no están incluídos. Eso depende de que los mayoristas de CADAM les vendan a precios congelado a los almacenes y chinos, pero eso es solo una parte, dado que muchos comercios chicos compran a distribuidoras, que no son parte del acuerdo con el Gobierno.
Pierden más los que menos tienen
El éxito del plan de baja de inflación de Massa es central para evitar que los sectores medios bajos y bajos sigan perdiendo por goleada en la disputa entre los precios y sus ingresos. Un informe de la consultora privada Ecolatina reportó que en el año los precios de los alimentos "subieron por encima del nivel general".
En este contexto, entre enero y septiembre, el rubro de alimentos y bebidas trepó 69,5 por ciento, superando por en 3,4 p.p. al promedio (66,1 por ciento). "Esta dinámica tuvo su correlato asimismo en el valor de las canastas básicas, que en idéntico lapso crecieron 72 por ciento (CBA) y 68 por ciento (CBT)", señalan.
Y los datos más importantes son que esta evolución se vio reflejada -levemente- "en la distribución de la inflación por decil de ingreso: mientras que en el 10 por ciento más rico de la población el avance de los precios promedió el 65,8 por ciento, en el 10% más pobre fue 1,6 puntos mayor (67,4 por ciento).