PIG - 7 puntos
(Estados Unidos/Reino Unido, 2021)
Dirección y guion: Michael Sarnoski.
Duración: 92 minutos.
Intérpretes: Nicolas Cage , Alex Wolff, Cassandra Violet, Elijah Ungvary.
Estreno en Amazon Prime Video.
La carrera de Nicolas Cage ha dado tantos saltos, patadas y volteretas como su famosa entrada en el programa de televisión de Terry Wogan en la BBC a comienzos de los años noventa, cuando el estrellato parecía un destino inminente. El sobrino de Francis Ford Coppola se ha convertido en todo lo contrario: un auténtico actor de culto, reconocido pero no masivo, homenajeado incluso con nombre y apellido en la reciente El peso del talento, donde interpreta una versión posible de sí mismo como actor y persona.
Durante los últimos tres lustros, Cage ha escogido meticulosamente los papeles más estrafalarios y extremos, ya sea por expansión (el camino más usual, como en Mandy de Pan Cosmatos o Prisoners of the Ghostland, de Sion Sono) o introspección. Este último es el caso de Pig, ópera prima del estadounidense Michael Sarnoski, un interesante ejemplo de película que parece ir por carriles fácilmente reconocibles hasta que se abre a vías paralelas, como si un operario ferroviario hubiera activado la palanca de cambio de agujas para desviar el trayecto de la historia.
Cage es Rob, un recolector de trufas de categoría que vive completamente aislado del mundo en una casa en medio del bosque. Sin teléfono, televisor o computadora, con el pelo largo grasiento y una barba que necesita un recorte urgente, el hombre pasa sus días caminando entre los árboles junto a su cerdo rastreador, que más que un elemento de trabajo es una auténtica mascota (el chancho duerme junto a él, puertas adentro). Sarnoski plantea el desequilibrio de la trama bien temprano: una mañana, dos personas encapuchadas ingresan a la covacha, se llevan al animal y golpean salvajemente al protagonista.
Corte a unas horas más tarde, cuando Rob decide hacer aquello que hace rato no hace: subirse a un medio de locomoción, acercarse a la cercana ciudad de Portland y pedirle ayuda a su único contacto con el mundo exterior, un joven que suele comprar sus trufas a buen precio. La misión: investigar a los responsables del ”secuestro” y recuperar su bien más preciado. “¿No podés comprar otro cerdo?”, le pregunta Amir (Alex Wolf). La respuesta no sorprende en lo más mínimo.
Comenzada la pesquisa, queda claro que Rob tiene un pasado, y que su nombre aún resuena e incluso sigue siendo respetado en la gran ciudad. Pero Pig no es un relato de violencia y venganza, aunque por ese lado parecen ir los tiros. De a poco, mientras el héroe visita locales gastronómicos y comienza a dar con el posible responsable de su desdicha, la sangre seca en el rostro como recordatorio del trauma, el film comienza a mutar hacia un retrato intimista, el de un hombre que abandonó todo lo que tenía –que era bastante– para alejarse de un mundo demasiado egoísta.
El homenaje final a Ratatouille puede parecer ridículo en un primer momento, pero cuando el regusto de la escena impacta en las papilas la emoción termina por llenar la pantalla. Algo parecido ocurre previamente, cuando Rob/Cage en modo linyera prueba un plato de alta cocina y le ofrece una lección de vida al chef del pretencioso lugar. Una pequeña gran sorpresa de un realizador debutante que ya ha sido fichado para dirigir la precuela de Un lugar en silencio.