Tras la gira europea, los discos simultáneos –una grabación tras otra y en el mismo año–, una película que dirigió y gira también por festivales internacionales (Son Tango: entre el sueño y la vigilia), Leonel Capitano vuelve al escenario de su ciudad y presenta un nuevo trabajo: Barrio Viejo. En su décimo disco, Capitano y Juan Martín Scalerandi Trío plasman su homenaje a Guillermo Desiderio Barbieri, el insigne guitarrista de Gardel. En el repertorio brillan los arreglos de Scalerandi a la par de la voz de Capitano, tan personal como consciente de su raíz gardeliana: un sentir que el músico compartirá hoy y mañana a las 21 en el Teatro de Empleados de Comercio (Corrientes 450).

“La mayoría de los temas son de la década del ’20, cuando aparecen un montón de configuraciones de la canción. Hay que tener en cuenta que el primer tango canción había sido del ’17, y en los ’20 la variedad ya es extraordinaria: desde la cosmovisión de la pobreza que tiene el tango Pordioseros, a la de un tango más parisino, en donde hay quien creyó que París era una cosa y está varado allá (Anclado en París); o una historia un poco más sacada de lo urbano como Mar bravío, donde una Penélope espera a su Ulises, un pescador que muere en el mar. Hay también muchas cosas relacionadas con el romanticismo, como en La novia ausente, con Cadícamo, a partir de la influencia de poetas como Rubén Darío”, comenta Capitano a Rosario/12.

El desglose del músico, a partir del repertorio incluido en el disco, evidencia el disfrute y su conocimiento sobre la historia del tango y artífices, entre quienes Gardel asoma como el vértice: “Esta cancionística tan variada surge en la voz de un tipo que la llevó adelante, y a través de quienes la musicalizaron de una manera que hizo a esas palabras sonar cercanas. Barbieri tuvo ese mérito. Incluso en temas como Recordándote, que es muy lunfardo: Indignado por el opio que me diste tan fulero/Francamente, estoy cabrero, y jamás olvidaré; el que habla es un hombre, y le dice a una mujer: Te acoplaste al cotorro de este vate arrabalero; es decir, ‘te viniste e vivir conmigo’. Todo eso me obligó como intérprete a parame en otro lugar, porque no es lo que yo diría hoy como hombre. Entonces, son tangos que te obligan también a ponerte en un lugar de intérprete fuerte, como si estuvieras editando el guion cinematográfico de un personaje con sus características. Todo eso me encantó”.

Por un lado está la letra, por el otro cómo se la dice. Capitano cumplió aquí con una tarea de índole particular: “Un poco también pulí mi voz para este disco, porque tengo la responsabilidad de ejercer la gardelianidad, tal como yo la siento: la de una voz que está al límite de sus posibilidades y al mismo tiempo tiene que permitirse la solvencia y la elasticidad de poder acoplarse a distintos personajes, sin perder la línea vocal, sonora, rítmica, melódica. Creo que eso es lo que hizo Gardel, inauguró un cantor en cada tema que interpretó. Y si bien uno no repite el estilo de Gardel, entender este concepto de lo que significa es lo que me permitió llevar adelante el repertorio, al que aprendí de adolescente y seguí cantando en todos lados. Pero es cierto que en los últimos años mi canción básicamente pasó más por lo mío, por mis letras. Al ser más autorreferencial se me nota más la tripa, la mugre, algo a lo que no le tengo miedo. Pero aquí tuve que hacer una síntesis; por supuesto que sentí una total libertad, pero puse cuidado en los caminos a tomar”.

-¿Cómo fue el trabajo con Juan Martin Scalerandi?

-Con Juan nos conocemos hace varios años, y fue un amor a primera vista entre Agustín Guerrero, él y yo. Fue Agustín –a quien considero el Piazzolla del siglo XXI– quien me lo presentó. A los tres nos obsesionó siempre producir un tango nuevo y nos unió el amor por Gardel, sus procedimientos y todo lo que él significa, todo lo que la imagen mítica y mitológica no logró eclipsar; porque la mayoría de la gente desconoce lo que Gardel hizo artísticamente y lo que logró en tan poco tiempo. En un momento, con Scalerandi planteamos hacer un homenaje a los guitarristas de Gardel, pero a partir de un concepto de arreglos que estuviera atravesado por toda la historia guitarrística del tango. “Vos largate y escribí los arreglos como más sientas, pero busquemos una síntesis de esta historia”, le dije; y él hizo un trabajo de locos, en un mes ya tenía los arreglos y grabamos en abril. Además, es el primer trabajo de Juan como director de su trío (Pablo Juárez Levar en guitarra, Martín Bracone en guitarrón), todos jóvenes y con una experiencia impresionante.

Barrio Viejo se suma a una lista de grabaciones coincidentes para Capitano: “Prácticamente estoy grabando cinco discos: éste es uno; otro, el que grabé en julio en Alemania, en el estudio de Radio Bavaria de Munich junto al cuarteto Soltango –dos alemanes, un noruego y un holandés, que si los escuchás no podés creer el nivel que tienen–; empecé a grabar ¿Te acordás, Cholo?, con Cholo Montironi, un poco recordando cuando fui cantor suyo; grabé mis participaciones en el disco del Escolaso Trío, donde canto varios temas; y grabé como cantor con la orquesta de Carlos Quilici. Ha sido un año de grabaciones en donde predomina lo tradicional”.

Fiel a una política de distribución equitativa en lo comercial, el nuevo disco de Leonel Capitano no estará en un primer momento en las plataformas. “Habrá discos físicos, con la posibilidad de acceder a un material complementario con un código QR, y está la posibilidad de adquirirlo a un precio menor a través de las redes sociales, por Facebook e Instragram. Luego lo subiré a las plataformas. Esto lo hago siempre, porque no estoy de acuerdo con regalarle a las plataformas tu trabajo cuando no te pagan nada, eso sólo le sirve a quienes tienen la capacidad de monetizar. Creo que hay que darle la oportunidad a la gente de que participe con un pequeño aporte económico a la obra del artista que deciden acompañar”.