Desde que, en 1968, se adoptó por costumbre que hubiese “mascotas” en los Juegos Olímpicos, han desfilado desde muñecos de nieve, duendes y hombrecitos en esquíes hasta incontables animales humanizados, incluidos osos, ornitorrincos, tigres y perros salchicha, tendencia general con la que ha querido romper el comité de la venidera edición, a celebrarse en París en 2024. En vez de optar por ejemplares de la fauna, se ha decantado por un objeto con alta carga simbólica en Francia: el emblemático gorro frigio que, como se han ocupado de recordar durante la presentación oficial, encarna la libertad y el republicanismo. Parte del patrimonio cultural, explicó Julie Matikhine -responsable de la marca de los JJOO París 2024- que ha estado presente en “todas las grandes revoluciones de Francia”, eternizadas en famosas obras como La Revolución Guiando al Pueblo, de Eugene Delacroix.
Pues, bien, aunque hacer una mascota para los Juegos Olímpicos y Paraolímpicos que guste es faena compleja, algo es seguro: las Phryges -como han bautizado a estas criaturas que ya están disponibles en formato peluche y productos alternativos- seguramente acaben en el podio de las más memorables en la historia del gran evento deportivo. Porque, nomás ser lanzadas, muchas personas repararon en que, más que gorros frigios, los entrañables personajes lucen como… un clítoris.
El parecido indignó a algunos pacatos en redes sociales; los menos, todo sea dicho. La vasta mayoría se ha mostrado encantada, e incluso ven como una conquista la tirria de quienes hablan de “vergüenza” o “papelón desagradable”: al menos reconocen el aspecto de un clítoris, y eso ya es motivo de aplauso. Medios como el diario Libération, por ejemplo, hablan de excelente noticia: después de siglos de invisibilización e ignorancia sobre el placer y la anatomía femenina, ¡por fin un reconocimiento público al mentado órgano femenino!
Las Phryges fueron diseñadas por un equipo liderado por el artista Joachim Roncin que, consultado por el doble sentido de su creación, ha respondido con amplia sonrisa: “La gente siempre verá lo que quiera. Si ve un clítoris, tanto mejor”. “Representar un ideal, transmitir un mensaje”, era la meta del comité olímpico con la figura, según el presidente de la entidad, Tony Estanguet. Aunque no fuera exactamente lo que tenían en mente, alcanzaron el objetivo.