Un recital de Bonzo Morelli siempre es una celebración de la música. Si a ello se suma el aire libre del Parque Independencia –el nivel de calor y la cantidad de mosquitos son circunstanciales– y el público convocado más el ocasional –la entrada era gratuita–, todo confluía para que fuese el marco adecuado para la declaración que el guitarrista y compositor recibió el pasado jueves, por parte del Concejo, como Músico Distinguido de la Ciudad.
Fue también una especie de matiz bienvenido para las últimas fechas de Música en Vivo: Ciclo Primavera de Jazz & Blues, con curaduría del productor –y jefe de redacción de Rosario/12– Horacio Vargas. Frente al Museo de la Ciudad y en el Rosedal, festejando los 120 años del Parque de la Independencia, el escenario convocó las presencias de Marcelo Vizarri Trío, Quini Etchandy + Trío, más la próxima participación de Sandra Corizzo (el domingo 4 a las 19), quien dará cierre a la actividad.
La trayectoria de Bonzo Morelli reúne, por sí sola, músicos y grupos con el blues y el rock como lugar de encuentro: Hipocampo Rock, El Caño, La Banda de Rock and Rol, La Rocanblús. Como él mismo se ocupó de destacar desde el escenario: “Los colegas son amigos”, algo que asevera su relación con las numerosas bandas de la ciudad por las que también transitó. A ello se suma su tarea docente, con discípulos que devienen colegas y, por ende, amigos.
“Es uno de los mejores guitarristas de la Argentina”, subrayó Horacio Vargas momentos antes de la distinción. Hecho que rubricó la presencia del concejal Carlos Cardozo, quien no ahorró elogios y afecto: “Gracias Bonzo por tanto arte y años como músico, como productor, como docente”. El concejal se preocupó por destacar que la presente distinción tuvo su origen en la iniciativa llevada adelante por la concejala mandato cumplido Lorena Carbajal, del Partido Socialista: “Esto es una continuidad, nos va tocando estar en los lugares y me tocó reincorporarme este año en la comisión de Cultura. Apenas vi el proyecto de Lorena, aun cuando ella cumplió su mandato, pedimos los avales, y todo el mundo estuvo muy contento. Era una deuda. Los concejales somos bastante distinguidores, y sin duda, un músico de la talla de Bonzo la merecía”.
Por su parte, el músico recordó que “desde muy chico, en mi casa la música era cosa de todos los días, gracias a mi viejo y a mi hermana, a quienes les agradezco infinitamente, porque por ellos estoy acá. Y les pido disculpas a los vecinos a los que les rompí las bolas y les cagué la siesta varias veces, haciendo ruido en el fondo de casa. Se lo quiero dedicar especialmente a mis hijas, son lo mejor que tengo en mi vida. También al público, a los colegas, alumnos, al Sindicato de Músicos –que apoya mucho a los músicos de Rosario–, a Adolfo Abecasis, mi productor; y agradecer a mis grandes maestros, que son muchísimos, pero sólo voy a nombrar a cinco: Atahualpa Yupanqui, el Carpo, Jimi Hendrix, B. B. King y Oscar Alemán, quienes de alguna manera me inspiraron para que yo este acá”.
Acto seguido, unas pocas palabras del Bonzo oficiaron de prólogo suficiente: “Y ahora: mis compañeros Pupe Barberis y Nahuel Antuna, que son un grupo humano excelente. ¿Quieren escuchar música?”. Y la música sonó, con los solos de un Bonzo contento de estar donde está, en un escenario, cantando, tocando, y siendo distinguido por lo que eligió hacer. Nada mejor.
Entre el repaso musical propio y la promesa de un nuevo disco en breve, el escenario tuvo presencias invitadas. Al bajo de Antuna y la batería de Barberis se sumaron los teclados de Natalia Nardiello. Pupe cedió su lugar a Maxi Ades para la evocación que de Spinetta Bonzo practica en “Ana no duerme”. Y la voz de Virginia Oliva agregó un matiz diferencial. Finalmente, todos tocaron y recitaron –porque de un himno se trata–, “Desconfío”, cuya letra dolida sin embargo brilló como la justa celebración que siempre merecerá Pappo, ese otro maestro.