En 2010 estuve en Nueva Delhi, cuando fuimos con la selección a jugar el Mundial en el que terminamos séptimos después de ganarle justamente a India. El año que viene el Mundial se va a jugar de nuevo en India, en la ciudad de Bhubaneswar. Entonces, cuando se me presentó la oportunidad de ir a jugar allá, que es una de las mejores ligas del mundo, ya tenía una idea general de cómo era el país en cuanto a su forma de vida y los hábitos de alimentación, algo que nunca es menor y menos en un deportista. De todas maneras, reconozco que fui con algunos prejuicios. Es que era una experiencia más prolongada y no ocasional. Entonces, pensaba que podía sufrir un poco algunas cuestiones que tienen que ver más con lo cultural. Es que es una idiosincrasia bastante diferente a la que tenemos en la Argentina. Pero al mismo tiempo, había algo que me atraía, que me daba ganas de tener una experiencia de vida en India, más allá de lo deportivo. Tenía que ver con la herencia cultural india. Hoy puedo decir que me adapté bastante bien el tiempo que estuve allá.
La gente es muy cálida, algo que se nota en las bienvenidas cuando llegás a cada lugar y en la predisposición para ayudarte ante cualquier inconveniente. La convivencia con los indios fue perfecta, porque es gente muy buena; eso fue lo mejor que experimenté. Me costó al principio con la comida, porque usan muchas especias y el picante es todo un tema; pero después te acostumbrás a esos olores y sabores. Sí tienen una gran variedad de panes que son todos exquisitos, como el butter naan (es un pan plano que se elabora con harina de trigo y levadura), que es increíble.
Al andar por la calle, todo suele llamarte la atención, es muy raro que algo te pase desapercibido. La gente vive en lugares muy precarios y se traslada por las ciudades como puede, con bastante descontrol porque el tránsito es una locura, y también porque es habitual ver animales por todos lados.
La religión tienen un peso muy fuerte, la mayoría de mis compañeros de equipo eran hinduistas y también había musulmanes. En India hay templos por todos lados y otras construcciones que también son imponentes. El Taj Mahal es realmente impresionante. Hay también sitios fascinantes por su belleza natural, como las playas de Goa, un lugar muy turístico. Bombay es la ciudad más occidental de las que conocí, la más vinculada a lo que a nosotros nos resulta habitual.
Hay un contraste importante entre ciudades que se ven sumamente modernas, con edificios altísimos, y una pobreza muy extendida. Yo viví el primer tiempo en Chandigarh, que está al Norte, es de las ciudades más ricas del país y, después en Lagnau, es una de las de mayor densidad de población. Está ubicada en el estado de Uttar Pradesh, donde viven casi 200 millones de personas en una superficie menor a la de la provincia de Buenos Aires.
Son muchas las cosas que impactan. Por ejemplo, es un país pionero respecto al avance de la tecnología, sin embargo, la vida cotidiana de la mayoría de las personas, no está acompañado de esta evolución. Es decir, se advertía que los ciudadanos no tenían tantas facilidades para facilidades para tener herramientas que les permitan hacer determinados trabajos. El rol que le dan a la mujer es muy distinto al que nosotros tenemos en nuestra sociedad.
Con intervalos, porque iba para la temporada del torneo y después seguía jugando en Bélgica, estuve allá casi 9 meses. Fue una gran experiencia conocer esa otra forma de vida, tan distinta. Me sirvió también para valorar y disfrutar lo que tenemos en nuestro país. Ahora vivo en Eindhoven, Holanda, así que estoy en un contexto absolutamente opuesto al que conocí en un país tan particular como India.
* Agustín Mazzilli es integrante del seleccionado argentino de hockey, campeón olímpico en Río de Janeiro 2016 y medalla de bronce en el Mundial de La Haya 2014.