El ministro de Economía, Sergio Massa, anunció que habrá un segundo capítulo para el dólar soja que regirá desde este lunes 28 de noviembre y hasta el 31 de diciembre. El tipo de cambio, a diferencia de la vez previa (septiembre), se actualizará por inflación y quedará en torno a los 230 pesos. Naturalmente, ante la necesidad de seguir equilibrando la economía, echa mano el funcionario a un recurso que favorece a los sectores que especulan con la devaluación, pero en este tramo de la gestión Massa en mesa con los otros jefes del Frente, el pragmatismo parece estar ganando la pulseada. En la previa, de hecho, el funcionario y sus equipos lograron que la agroindustria les firme un compromiso de liquidación de 3000 millones de dólares, un monto menor al de septiembre (más de 5000 millones) pero muy necesario.
Es que esta vez, cuando el ministro pensó en una segunda vuelta para el dólar soja, miró dos beneficios para las arcas del Estado: por un lado, destrabar la liquidación del agro de diciembre, un mes complejo y de baja cosecha de dólares del campo; y por otro, recaudar un monto en pesos muy importante por retenciones, que le hará cumplir metas con el Fondo Monetario (FMI) que, a la vez, serán moneda de cambio para negociaciones que el funcionario lleva adelante para que el organismo le reconozca a Argentina el impacto de la guerra y la pandemia en el acuerdo en curso.
Es que, según contaron a Página/12 fuentes de la negociación, el fisco nacional recaudará 300 mil millones de pesos en concepto de derechos de exportación por los 3000 millones de dólares a exportar en diciembre. Con ese número, estaría casi cumplida la meta de 2,5 de déficit y también la de reservas del Banco Central (BCRA), que se superará en un 15 por ciento. Con el diario del lunes, la movida del dólar soja 2 explica por qué Massa venía adelantando en todos los foros de los que participó en los últimos meses (UIA, CICYP, CGERA), que estaba encaminado el cumplimiento de las metas.
En esos mismos foros empresarios el ministro hizo una fuerte proclama destacando que, en el marco del préstamo de 45 mil millones de dólares que tomó Mauricio Macri, el país va a cumplir sus compromisos pero tiene que haber una negociación por varios temas. Esta semana, Natalí Risso contó en las páginas de este diario que, según el ministerio de Economía, "el planteo del costo de la guerra comenzó hace un mes y medio atrás en el comité de desarrollo del FMI. Se empezó a plantear el impacto de la guerra en el hemisferio norte, y lo que les dijo Massa es que el hemisferio sur ya pagó la guerra por el aumento del precio de los combustibles, fertilizantes y granos. Están registrados en las cuentas públicas". Asimismo, se especificó en ese artículo que Massa cree que "el FMI tiene una parte de responsabilidad para ayudar a los países de ingreso medio y bajo. A partir del cierre del cuarto trimestre habrá que discutir qué significa que absorba esa responsabilidad".
Luego de una reunión con dirigentes del agro, Massa casi que confirmó esta situación al aseverar que "es importante aclarar que el objetivo central del programa es que Argentina consolide su situación fiscal. Vamos a cerrar el año cumpliendo esa meta que nos propusimos del 2,5 de déficit". Además, el ministro aseguró que "tenemos el objetivo de que los mayores recursos que acumulemos en diciembre, nos sirvan durante el mes de enero, febrero y marzo para encarar un programa de reducción de retenciones en las economías regionales a los efectos de hacerlas más competitivas en términos de exportaciones".
La Mesa agarra la plata, pero no la foto
Las cuatro entidades de la Mesa de Enlace, CRA, Coninagro, Federación Agraria y Sociedad Rural (SRA) esquivaron participar de la reunión, con foto, del lanzamiento del dólar soja. No fue ninguno de los cuatro presidentes, con diferentes excusas.
El evento sí contó con directivos de todas las economías regionales, del Consejo Agroindustrial y de la cámara de exportadores CIARA CEC, entre ellos Gustavo Idigoras, el ceo de Syngenta Antonio Aracre y el titular de la Bolsa de Cereales, José Martins, entre otros. Si bien no fue un gran acto sino una reunión cerrada, porque Massa lo ve sólo como un paso de continuidad de otras políticas, muchos peso pesados de la ruralidad pegaron el faltazo. "La plata la agarran, pero la foto no se la sacan", bromeó ante este diario un empresario de la mesopotamia con negocios en economías regionales. Es que, si sucede lo mismo que en septiembre, habrá ventas récord de los productores a los agroexportadores por el tipo de cambio diferencial. "No es muy digno lo que hacen, pero son así", describió otro dirigente bonaerense, que linkeó a los dirigentes de Enlace con la oposición cercana a Juntos por el Cambio.
De todos modos, como Massa entiende que puertas adentro del Frente de Todos este tipo de medidas generan (cada vez menos) antipatías, hizo algo antes de anunciar el nuevo dólar soja. Fue a la planta de la automotríz Peugeot en el Palomar a prometer retenciones cero a las exportaciones incrementales. La foto es que, más allá de lo costoso políticamente que es para el Gobierno tomar decisiones para favorecer a un campo que presiona, los sectores que producen industria y apalancan el empleo formal y bien remunerado no se quedarán afuera de los esquemas de beneficios que, por necesidad del Estado, obtiene un campo primario que en general poco tiene que ver con la agregación de valor.
Precios internos y economías regionales
Según fuentes del Gobierno, el programa tiene tres objetivos: mayor recaudación, financiamiento de promoción para economías regionales, y subsidios a las cadenas de valor avícola, bovina, lechera y porcina para aumentar producción y un fondo para mantener valor de las asignaciones familiares. Sobre este último punto, la secretaría de Agricultura viene trabajando con esas cadenas para que no las impacte el dólar soja en el encarecimiento del precio del insumo soja como alimento de animales. Habrá allí programa paralelos y compensaciones.
Asimismo, prevé un reconocimiento o premio a la industrialización de soja para aumentar la incidencia de aceites y harinas en las exportaciones del complejo agroindustrial. El objetivo aquí es batir el record histórico de exportaciones del complejo agroindustrial, a los efectos de ponerlo sobre la mesa en el debate de la agenda de seguridad alimentaria global que se discute en el G20.