Diez años extra
En una semana llena de despedidas, al menos la noticia de la muerte del legendario guitarrista británico Wilko Johnson tiene su costado milagroso. Es que a fines del 2013, cuando el ex guitarrista de los recordados Dr. Feelgood fue diagnosticado con un cáncer, se negó a pasar por quimioterapia y en cambio decidió salir a tocar todo lo que pudiese antes de que la parca golpease su puerta. Parte de ese todo-lo-que-pudiese llegó de la mano de Roger Daltrey que, emocionado por su valentía, se ofreció para grabar un disco de covers con los temas preferidos de ambos. Going back home (2014), el álbum en cuestión, de alguna manera terminaría salvándole la vida entonces a Johnson, porque al asociarse con alguien tan famoso como el cantante de los Who su caso se hizo más conocido. Y fue durante una de las entrevistas difundiendo el trabajo y contando su historia que un oyente sospechó que el cáncer no había sido diagnosticado bien. Ese oyente fue el médico que termino operándolo y regalándole la década de sobrevida que se terminó la semana pasada, a los 75 años. Una década que Wilko aprovechó a su manera: tocando sin parar, grabando discos, publicando no una sino ¡dos! memorias y hasta convirtiéndose en estrella televisiva, gracias a Game of Thrones. Pero a la hora de recordarlo siempre es mejor regresar a los tiempos heroicos de ese fenómeno del pub rock británico --una suerte de antecesor del punk-- que fueron los Dr. Feelgood, con su cantante Lee Brilleaux (que murió en 1994) al frente pero un indudable protagonismo de la guitarra hipnótica y obsesiva de Wilko, que se puede disfrutar desde el primer tema de Down By The Jetty (1975), su indispensable album debut.
S.O.S. Mundial
Puede que resulte difícil de creer en un país tan futbolero como el argentino, pero existen –aquí y en todas partes– personas que no entienden ni medio de balompié. Para esa gente que está bastante perdida en estas fechas mundialistas en las que el torneo prácticamente se ha vuelto el único tema a debatir, está pensado un flamante proyecto que acaba de lanzar la popular web deportiva The Athletic. Publicación que, dicho sea de paso, opera en Norteamérica y Gran Bretaña, y meses atrás fue comprada por el New York Times. “Puede que necesites que alguien te explique qué partes del cuerpo pueden -o no- estar en posición adelantada; que desglosemos qué hace realmente un falso nueve; que debatamos sobre la importancia del indicador de goles esperados; sea lo que sea, nuestro objeto es responder a todas tus preguntas”, se lee en la generosa propuesta de la mentada publicación: una Emergency Football Hotline. O sea, una línea directa (primera en su tipo, de dar por válida la palabra de la revista) para hacer consultas sobre el apremiante tópico que tiene a tantos hinchas en vilo: el Mundial de Qatar, evidentemente. El funcionamiento del asunto es básico, a la vieja usanza: se marca el teléfono brindado por The Athletic y se conversa con un operador que despeja dudas sobre tácticas, estadísticas, jugadores, reglas del juego, por mentar algunos ejemplos. Para quienes están en UK, el número a marcar es el 0800 0 433 433, y el asunto es gratarola. Para todos los demás, el fono a discar es el 0044 20 3282 8156, y sí hay recargo por despejar equis futboleras. Pero, bueno, el que quiere blanquiceleste, que le cueste unas libras. Oh, por cierto, no hay necesidad de correr al fijo o celular: la línea permanece activa los siete días de la semana hasta el domingo 18 de diciembre, entre las 13 y las 21, hora inglesa, para brindar a caídos del catre toda la data que requieran.
Osito para engañar a la soledad
Para grandulones y grandulonas que añoran la infancia perdida, especialmente los peluches que achuchaban en los más tiernos años mozos, llegan buenas nuevas desde Sofía, capital de Bulgaria. De allí es la flamante compañía que ha lanzado un osito híbrido que, de pequeño, no tiene nada. Hecho de felpa de alta calidad y relleno con espuma de poliuretano, el ¿adorable? Living Bear Puffy mide un metro 70, aunque su gran tamaño no le quita ni un ápice de ligereza y, menos que menos, suavidad. Detalles capitales a los fines que proponen sus creadoras: que la gente lo abrace mientras ve televisión, está echada en el sofá o simplemente duerme. “Las personas pueden estar solas por varias razones; elección personal, mala suerte o destino. Independientemente, todos necesitamos en algún momento de nuestras vidas que alguien nos haga compañía. Por eso nuestro oso de peluche está hecho con cuerpo que, en forma y tamaño, parecen humanos, en pos de reemplazar tanto como sea posible la presencia física de otras personas”, revelan sus inventoras, Ina Marholeva y Tonia Berdankova. Que remachan que son muchos los beneficios de hacerse de uno de estos muñecotes; a su decir, sirve de “ayuda emocional” porque “reduce significativamente la sensación de soledad”. “Se ha comprobado que las endorfinas que se liberan al abrazar tienen un efecto positivo en todo nuestro ser”, redobla el dúo al invitar a dar “abrazos saludables” a su enorme criatura, “un camino seguro hacia la satisfacción, la paz y la seguridad”. Como si todo esto fuera poco, prometen que “Puffy se convertirá en parte de tu familia y siempre estará en casa esperándote”, algo que -viendo al muñeco- casi suena a una amenaza. Por lo demás, beben los vientos de algunas características obvias del chiche, visto y considerando que se trata de un objeto inerte: “No ronca, no suda y, lo mejor de todo, no se queja”. Y sale un fangote: 160 dólares, más gastos de envío.
Una reina sin trono
“Empieza esa época del año que algunos llaman las Fiestas, aunque otros prefieran decirle la Temporada de Mariah Carey”, abre una reciente nota del Washington Post, que recuerda lo obvio: en estas fechas indefectiblemente comienza a escucharse por doquier All I Want For Christmas Is You, hit de la susodicha que resucita cada año y suena en bucle. La diferencia con años anteriores es que, este 2022, la prodigiosa intérprete ha querido reclamar la corona que, extraoficialmente, es suya desde hace rato, pero no ha tenido suerte. Sucede que, días atrás, la Oficina de Patentes y Marcas de los Estados Unidos rechazó la solicitud de Carey para registrar la marca “Queen of Christmas”, o sea, Reina de la Navidad. Para más inri, ni siquiera le han dado el okey para que se adueñe de rango inferior: también le bocharon la petición de anotar “Princess Christmas”, es decir, Princesa Navidad, como propia, ¡qué barbaridad! “Desde hace ya un tiempo, la estrella del pop había señalado que quería incluir esas frases en una amplia gama de artículos, desde productos para el cuidado de la piel hasta correas para perros, leche de coco y piezas musicales”, ofrece el medio antes citado, aclarando que Mariah se topó con insólito escollo: la resistencia de otra presunta soberana, dispuesta a dar batalla legal para que nadie, absolutamente nadie, detentase el título aristocrático. Hablamos de Elizabeth Chan, una cantante de carrera exclusivamente a dedicada a villancicos y aledaños, que presentó una serie de oposiciones a la Justicia para impedir que se le otorgue la marca registrada. “Estamos satisfechos con la victoria, encantados de hacer frente a los excesivos registros de marcas de Carey”, ha declarado su abogado, Louis Tompros, nomás conocerse la resolución. Y la propia Liz no se ha quedado callada, dándose ínfulas de heroína. “Hice todo esto para cuidar y salvar la Navidad”, sus rotundas declaraciones, donde asimismo aclaró que su meta no solo era “hacer frente a la intimidación para protegerme a mí misma, sino para proteger a futuras reinas navideñas”. Así las cosas, cabe suponer que la emperatriz Mariah se recuperará prontamente del embiste legal. Después de todo, conforme recuerda el diario El País, cada temporada All I Want for Christmas Is You le reporta cerca de 2,5 millones de dólares solo en royalties. “Desde su publicación hace casi tres décadas, la artista ha ganado más de 60 millones de dólares con esta canción”, hace la suma el medio, recordando que Mariah se ha vuelto sinónimo de las Fiestas, con o sin marca oficial.