Dentro del alúd de de artistas internacionales que tomaron por asalto a Buenos Aires en el último trimestre de 2022, el debut porteño de Alice Phoebe Lou es algo así como una bocanda de frescura. También de militancia. La cantautora sudafricana de 29 años se convirtió en una de las revelaciones de música indie, al mismo tiempo que sus canciones tomaban forma de banda de sonido del movimiento feminista. Y todo esto bajo un accionar que apela por la autogestión. Por lo que su show de este miércoles a las 20, en Niceto Club, promete ser una experiencia que no pasará desaparecibida. De eso ya dan fe en Berlín, ciudad que adoptó como hogar y base de operaciones, donde suele ofrecer recitales anunciados el mismo día e improvisados en espacios públicos. Lo que se tornó en un sello de identidad.

“Estoy muy emocionada”, dice a pocas horas de haber aterrizado en la capital argentina. “Llegué un poco enferma, pero me voy sintiendo mejor. Supongo que estar acá ya me hace muy bien”. A pesar de que se trata de su primera vez no sólo en la Argentina, sino también en Sudamérica, la artista se encuentra muy bien asesorada. Y es que entre sus amistades locales está la dupla Perotá Chingó, con la que compartió cartel en Berlín. “Hace muchos años que quería venir, y ellas me contaron un poco cómo era la ciudad y su gente”, comparte Alice, que tendrá como acto soporte a Juana Aguirre, hermana de Lola Membrillo (integrante del tándem) y devenida en una de las revelaciones de la escena musical argentina esta temporada. “También me presentaron música, y en buena medida me ayudaron a hacerme de algunos fans”.

A quien no conoce Alice es a Catnapp, la mayor plenipotenciaria que tiene la escena musical argentina en la capital alemana. De hecho, el viernes pasado actuó en el mismo escenario. “En Berlín hay tantas escenas diferentes, compuestas por gente de nacionalidades muy distintas”, justifica quien llegó a la capital alemana tras finalizar la secundaria en Ciudad del Cabo, y donde inició su carrera musical tocando en la calle. “Así que es muy fácil vivir allá, y no saber todas las cosas que están sucediendo. Lo bueno es que podés entrar y salir de todos esos universos que conviven de forma simultánea. Eso ha sido inspirador para mí porque no me gusta tener un sólo género en mi música. Me gusta que mi recital pase de una interpretación muy íntima de un cantautor a un rock muy completo”.

-Cuando tocás por primera vez en una ciudad, ¿mantenés el repertorio del tour o preparás algo especial para la ocasión?

-Me gusta mantener el set fresco y vivo. Así que en cada recital decido qué voy a tocar. Ahora, en Sudamérica, estoy tratando de agregar canciones más antiguas, lo que no suelo hacer porque me gusta seguir adelante con mi música. Intento crecer, cambiar y dejar ir. Pero ahora que estoy en un lugar donde no había estado antes, y hay mucha gente que realmente quiere escuchar algo de lo que hice antes, elegí tres o cuatro canciones de discos anteriores. Es nuna especie de regalo para la gente.

-Digamos que lo que motiva este desembarco es la promoción de tus dos últimos álbumes: Glow y Child’s Play. Ambos publicados el año pasado. ¿Pensás que podrías haber hecho otro disco más?

-Sí, tal vez. Glow tuvo un proceso de lanzamiento largo, y traté de hacerlo de la manera adecuada. Pero luego tuve algunas canciones más, comencé a grabar y me di cuenta de que tenía otro álbum para sacar. En vez de esperar, decidí publicarlo. Me parece que fue una buena idea hacerlo así. No debe ser fácil sentir a la industria musical en la nuca diciéndote lo que tenés que hacer. No me banco esa actitud capitalista. Prefiero disfrutar del hecho creativo. Ahora estuve en California y México preparando mi nuevo disco. Así que me gusta simplemente crear y liberar. Como artista independiente, puedo hacer lo que quiera. No tengo sello, y me gusta mucho esa libertad.

-Si Glow está inspirado en un amor fallido, Child’s Play gira en torno a la intuición y la simpleza. ¿Cómo fuiste construyendo esos imaginarios?

-Glow surgió al principio de la pandemia, mientras que el otro fue apareciendo. Por eso se siente más ligero. Aunque ambos los siento como hermanos. Muchos de los temas son una parte muy importante de mi vida en los últimos dos o tres años, y por eso los siento honestos y personales. También los grabé de manera analógica, que es una manera que me empezó a gustar mucho.

-¿Te sentís cómoda en la nueva normalidad?

-Me siento bien porque volví a tocar en recitales, y puedo salir y hacer que las cosas sucedan. Sé que la pandemia no terminó por completo, pero parece que existe una nueva sensación de normalidad. Entendimos que hay que vivir con esto, y que hay seguir para adelante. Y la cultura es importante para poder transitar este momento. En su momento, fue importante cerrar todo. Pero también había que abrir de vuelta. Así los artistas podían tener ingresos, y la gente podía expresarse en este nuevo mundo.

-¿Estás al tanto de los logros conseguidos por el movimiento feminista en Argentina?

-Sí, estoy al tanto. También recibí bastantes mensajes de mujeres jóvenes argentinas que me dicen que mis canciones y las canciones que hablan sobre el empoderamiento femenino realmente son útiles para ellas. Y eso me emociona mucho. Hay muchas luchas diferentes y muchos movimientos diferentes, y el feminismo es definitivamente uno de ellos. Especialmente por la alta tasa de violencia contra la mujer. Hay un gran movimiento en contra de este tipo de cosas, y me siento muy conectada con lo que pasa en Argentina.

-Si bien la mujer se ha ido posicionando en la industria musical, ¿pensás que se avance se estancó?

-Creo que todavía hay un largo camino por recorrer. Lo ves en las grillas de los festivales y en el monto que se les paga a las mujeres. A veces, incluso, la diferencia la marca si te vestís más sexy. Con el fin de vender discos, hay muchas formas en las que la industria de la música todavía tiene cosas que mirar y cambiar en lo que se refiere a la igualdad de géneros. Pero siento que ahora hay más conciencia al respecto, y muchos festivales y mucha gente están empezando a hacer esfuerzos para que las cosas sean más equilibradas. Creo que es un momento emocionante para ser mujer en la industria de la música, pero también puede ser intimidante y aterrador.

-¿Cuáles son los límites de la autogestión para desarrollar una carrera hoy en día?

-Es difícil. Pero creo que el mejor consejo que le doy a los artistas que están tratando de abrirse camino en la industria de la música es que decidan por sí mismos qué necesitan y qué no. Y también que se armen una estructura de trabajo en la que puedan confiar y que les sirva. De esa manera comencé a construir mi equipo de trabajo en diferentes partes del mundo, para que pueda concentrarme en la música y nada más. Así que pasé de hacer todo a ser más como el titiritero. A pesar de eso, aún tengo una estructura muy independiente. Es importante que yo sea la persona que toma las decisiones en mi vida y en mi arte, y que nadie me diga nunca cómo hacer las cosas.

-Rechazaste una propuesta de Coldplay para salir de gira. ¿Por qué les dijiste que no?

-No quería ser tan grande ni comercial. Creo que a veces la gente piensa que cada oportunidad así es buena, y yo estoy conforme y contenta con la carrera que construí. No deseo ser una superestrella. Prefiero seguir siendo del under.

-Recién dieron diez recitales en Argentina. Si hubiesen coincidido, y Chris Martin te llama para invitarte a tocar con ellos. ¿Le hubieras dicho que sí?

-Sí, ¿por qué no? Lo haría sólo por diversión.