La Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (UNNOBA) cumplirá 20 años de su fundación el próximo 16 de diciembre. Con asiento en Junín y Pergamino, cuenta con una veintena de carreras de grado, además de cursos, diplomaturas, especializaciones, maestrías y doctorados, y una escuela secundaria. El objetivo es promover una amplia oferta educativa vinculada al desarrollo socioproductivo de esa región bonaerense. En la actualidad, alrededor de 10 mil estudiantes cursan en calidad de regulares, de los cuales 2.500 son ingresantes.
Creada en 2002 por un decreto del Poder Ejecutivo Nacional, ratificado por ley al año siguiente, la UNNOBA tuvo una etapa de organización que posibilitó el dictado de clases en 2005. Sin embargo, hubo un primer antecedente en la década del setenta del siglo pasado: la Universidad Nacional de Junín, nacida de un decreto-ley de la dictadura de Alejandro Agustín Lanusse como parte del Plan Taquini, pero el proyecto quedó inconcluso.
Las carreras que se dictan hoy pertenecen a las áreas de Alimentos, Agronomía, Genética, Informática, Ingeniería, Diseño, Ciencias Económicas y Jurídicas, y Salud, que se cursan en las escuelas de Ciencias Agrarias, Naturales y Ambientales; de Tecnología; de Ciencias Económicas y Jurídicas; y en el Instituto Académico de Desarrollo Humano.
En diálogo con el Suplemento Universidad, el rector Guillermo Tamarit, al frente de la institución desde 2007, evalúa las dos décadas de actividades desde su fundación y plantea los desafíos inmediatos, vinculados con el acercamiento de la oferta académica a los jóvenes que habitan en los pueblos de la región.
Tamarit, además, fue elegido por el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) para representar al sector académico en el Consejo de la Magistratura.
—¿Cuándo se empezó a pensar en la creación de la UNNOBA?
—La concreción del proyecto institucional y académico tiene como antecedente la organización de los Centros Universitarios Regional Junín (CURJ) y Pergamino (CRUP), que desarrollaron actividades de educación superior universitaria desde 1990 y 1991, respectivamente. La etapa de organización comenzó en 2003 y dos años después el dictado de su propia oferta académica. El 26 de abril de 2005 el primer rector fue elegido por la Asamblea Universitaria. A fines de 2008 se inició la organización de las Escuelas y su normalización se concretó durante octubre de 2010. El rector organizador había sido el ingeniero Luis Julián Lima, mientras que yo estoy desde el inicio del proyecto.
–¿Había subsedes de otras universidades en esos partidos?
–Sí, estaban las subsedes de las universidades de Buenos Aires, La Plata y Rosario. Y la UNNOBA se hizo cargo de esa oferta académica y de los estudiantes que ya estaban cursando. En ese momento, había un grupo de carreras iniciales: Abogacía, Administración y Contador.
—¿Cómo fue el antecedente incluido en el Plan Taquini?
—La Universidad Nacional de Junín tiene una larga trayectoria que se remonta a inicios de los setenta, dentro de lo que se conoce como Plan Taquini (presentado en 1968). Tanto en Junín como en Pergamino se había planteado la posibilidad de crear universidades nacionales. Y después, Abel Miguel, que fue intendente de Junín (entre 1983-2003), le dio un gran impulso a la creación de la universidad, porque en los noventa organiza el Centro Universitario de Junín, que se financiaba a través de una tasa municipal que pagaban los vecinos.
—¿Qué perfil diferencial tiene la UNNOBA?
—La UNNOBA tuvo un fuerte impacto territorial frente al siglo XXI. Queríamos una universidad que tomara las tendencias que la sociedad había desarrollado. Por ejemplo, con las carreras de Ingeniería e Informática, y el área de Agroproducción, Genética y Alimentos.
“Nos planteamos cómo hacer para que más estudiantes se incorporen a la educación superior, porque hay jóvenes de pueblos de dos mil habitantes, de familias sin tradición universitaria, que creen que la universidad no es para ellos.”
—¿Qué balance realiza la institución a 20 años de su fundación?
—Hicimos una evaluación institucional y otra evaluación con la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU) para tomar dimensión de las actividades de nuestra universidad. El propósito es poder proyectar cómo continuamos. El resultado fue que el proyecto se ha fortalecido tanto a nivel regional como nacional. La UNNOBA está en línea con lo que la sociedad y el país están demandando.
—¿Cuáles son algunas de las líneas a seguir?
—Pensamos que lo virtual tiene límites. Por lo tanto, tenemos que equilibrar el uso de las nuevas tecnologías. Sigue habiendo limitaciones en cuanto a la no llegada de chicos y chicas a la universidad. No se incorporan estudiantes. Por eso, la UNNOBA tiene que atender esa dimensión. Tenemos una síntesis: lograr inclusión y calidad. Ante ese panorama, nos planteamos cómo hacer para que más estudiantes se incorporen a la educación superior, porque hay jóvenes de pueblos de dos mil habitantes, de familias sin tradición universitaria, que creen que la universidad no es para ellos. Para atender esa situación tenemos que hacer actividades virtuales y tener flexibilidad institucional, porque hay instancias que se resuelven de forma presencial.
—¿Cómo evalúa el Presupuesto 2023 para las universidades y, en particular, para la UNNOBA?
—Estuvimos reunidos con los ministros (de Educación) Jaime Perczyk y (de Economía) Sergio Massa y creemos que el presupuesto para el año que viene es el adecuado tanto para el sistema universitario como para la UNNOBA. En ese encuentro planteamos las condiciones macroinflacionarias, para lo cual vamos a necesitar un acompañamiento el año que viene. Este 2022 no hubo problemas graves en ninguna universidad, a pesar de haber sido un año complejo.
—¿Preocupa la inflación?
—Por supuesto que estamos atentos a la coyuntura económica y la inflación. Porque los números de hoy, que pueden ser razonables, el año que viene pueden no serlos. Y después tenemos las paritarias que son generales, del conjunto de las universidades, porque hay que atender el salario que es el mayor gasto y una prioridad.