El Ministerio Público Fiscal de Salta informó ayer martes que un testigo de identidad reservada manifestó que tenía conocimiento de que familiares y allegados a los tres hermanos Saavedra imputados por el crimen de Jimena Salas, sabían que el identikit, los datos sobre los vehículos sospechosos mencionados en la investigación, y las fotografías dadas a conocer en diciembre de 2017, se vinculaban con la apariencia de uno de ellos y con bienes que poseían.
La investigación del femicidio de Jimena Salas está a cargo de una Unidad Fiscal integrada por la fiscala de la Unidad de Femicidios, Mónica Poma, el fiscal de Graves Atentados contra las Personas, Leandro Flores, y el de Derechos Humanos, Gabriel González.
Según lo informado por esta Unidad Fiscal, un testigo que pidió declarar con identidad de reservada, "por temor a futuras represalias", declaró "conocer que los familiares y allegados de los acusados, sabían que tanto el identikit, los datos sobre los vehículos mencionados en la investigación, como las fotografías dadas a conocer en diciembre de 2017, se vinculaban con la apariencia de uno de los imputados y con bienes de la familia (de los imputados)", aseguró el Ministerio Público.
La imagen del identikit tiene similitudes con la de Javier Saavedra, cuyo perfil genético coincidió con uno de los encontrados en la escena del crimen.
En relación a la recepción de testimonios aportados por la defensa de los acusados, ejercida por Marcelo Arancibia padre e hijo, "no se produjo la contribución de información de relevancia para la investigación ya que estos dichos aluden a circunstancias previas y posteriores al hecho y algunos son ambiguos e imprecisos ante las preguntas aclaratorias concretas formuladas sobre la información brindada", sostuvo el Ministerio Público Fiscal.
El organismo informó que declaró por segunda vez una joven que, por los detalles que se brinda en la comunicación oficial, se infiere que sería la la exnovia de Javier Saavedra. La unidad fiscal señaló que esta testiga aportó datos de su teléfono celular e incurrió en numerosas contradicciones, y "reconoció en las fotografías exhibidas, una silueta similar a la de quien fuera su novio, y en la mascota que carga en brazos, a una similar en raza y color a la que tenía la pareja".
Además, la Unidad Fiscal dio a conocer que el informe del análisis de cámaras de seguridad concluye que los vehículos de propiedad de los ahora acusados, secuestrados en esta etapa de la investigación, corresponden a los que estuvieron en las inmediaciones del lugar del hecho, en día y hora precisa y afirmó que fueron indispensables para la comisión del hecho y para asegurar la posibilidad de rápida huida del lugar. En la causa, diversos testigos ya habían declarado haber visto distintos vehículos en las cercanías.
Asimismo, la unidad de investigación informó que se realizaron nuevas pericias genéticas y de extracción de información de los numerosos elementos informáticos secuestrados en los domicilios de los imputados.
Más coincidencias
El femicidio de Jimena Salas se cometió el 27 de enero de 2017, en la localidad de Vaqueros, vecina a la ciudad de Salta. Un primer juicio se realizó el año pasado y terminó con la absolución por la duda del marido de la víctima, Nicolás Cajal Gauffín, quien estaba acusado por encubrimiento agravado, y de Sergio Vargas, imputado por participación secundaria. El primero tenía como defensor al abogado Pedro Arancibia y el segundo a Marcelo Arancibia padre y a Luciano Romano.
En aquella instancia todavía los investigadores no habían encontrado a los presuntos autores materiales del crimen, ni habían logrado identificar a los dos perfiles genéticos encontrados en la escena.
Ese hallazgo dio un giro en la continuidad de la investigación este año, cuando detuvieron a Javier Saavedra, que se encontraba de voluntario en una iglesia franciscana de la localidad de Santa Victoria Este, en el extremo noreste de la provincia, y a sus hermanos, que seguían residiendo en el barrio Parque Belgrano de la ciudad de Salta.
Javier estudiaba trabajo social en la Universidad Católica de Salta. En 2017 dejó la carrera y se fue a Santa Victoria Este. "Verónica Figueroa que era la ministra de Desarrollo Social trabajó un montón con él", contó a Salta/12 una persona que lo conocía del ámbito universitario y prefiere resguardar su nombre por miedo.
"Él cambió mucho su aspecto. Se vestía formal, de camisas, zapatos y después iba con ojotas, joggins, se dejó la barba", señaló esta fuente reservada. Incluso aseguró que vieron las fotografías de la causa, una tomada por la propia víctima, en la que captó a un hombre con un perro caniche, pero no se le ve la parte de la cabeza y el rostro. Esa fotografía fue recuperada por peritxs del celular destruido de Salas.
Según los investigadores, los femicidas de Salas usaron el caniche como señuelo, valiéndose de la empatía de la víctima con los animales para que les abriera la puerta. Fingían haber encontrado al perro perdido y que estaban buscando a su dueño. Con ese mismo discurso antes habían visitado otra casa vecina.
"Cuando vimos las fotos dijimos es él porque la camisa negra que sale en la primera foto, siempre la usaba, (al igual que) los zapatos y la camisa de la segunda foto", dijo la fuente consultada.
Esta fuente aseguró que también en la Universidad vieron que Javier tenía el llavero del Club Gimnasia y Tiro. "Ese llavero lo vimos siempre, pero no era simpatizante de ir a la cancha seguido. No era barrabrava ni nada", sostuvo. El caniche que se ve en las fotografías también sería parecido al que tenía el imputado con la novia.
"Siempre fue dulce y bueno. Era una persona muy destacada en la facultad, muy comprometido. Era la cabeza, y por eso cuando dejó (la carrera) sorprendió. Él se justificaba diciendo que lo habían desaprobado", manifestó la fuente.