Flash histórico. De marco. A fines de la década del setenta, Black Sabbath atravesaba un momento bravo, caótico, raro. Los problemas internos se arrastraban, por lo menos, desde la grabación de Technical Ecstasy disco al que se había integrado el tecladista Gerald Woodroffe para “aclarar un poco” el sonido atávicamente oscuro de la banda. Había disconformidad --o sea-- y para colmo un combo inflamable de drogas, alcohol y líos había llevado a Ozzy Osbourne a un estado de intermitencia irremontable: tras dejar la banda un rato a fines de 1977, y volver otro rato para grabar el irregular Never Say Die!, Tony Iommi lo terminó echando vía Bill Ward, baterista e íntimo amigo de Ozzy. En su reemplazo –y aquí lo nodal del momento-- llegó Ronnie James Dio, vocalista proveniente de Rainbow. Era junio de 1979 y el timón estético de la banda pegó un giro casi drástico. Notable. Profundizado por la incorporación de Geoff Nicholls, en otra apuesta por hacer encajar teclas en el sonido de un grupo en tensión.
En esa coyuntura histórica se paró precisamente BMG para darle una auspiciosa noticia a la legión Sabbath: la reedición de los dos discos que le pusieron música a esos días desenfrenados de la trascendental agrupación originada en Birmingham: Heaven and hell –que además de la de Ozzy, sufrió la ausencia parcial del bajista Geezer Butler-- y Mob Rules, el primero publicado originalmente en abril de 1980, y el segundo, año y medio después, despido a Ward y vuelta de Butler mediante.
La publicidad las anunció como reediciones de lujo, y algo de eso hay, claro. La primera –la de Heaven…-- salió el 4 de noviembre, y la de su sucesor, dos viernes después: el 18. Ambas contienen dos discos compactos y dos vinilos. Y ambas, también, los dos discos remasterizados, además de rarezas, lados B, temas en vivo y versiones inéditas. Lo que trae puntualmente de refresco para los encarnizados melómanos sabbathianos la reedición del medular Heaven and Hell son versiones de la trascendental “Neon Knights”, y de los clásicos “Children Of The Sea” y “Heaven And Hell” tomadas en vivo de dos memorables conciertos: el del Hartford Civic Center del 10 de agosto de 1980 –aunque las de este concierto ya habían sido publicadas en una edición limitada en 2010-- , y el del Hammersmith Odeon de Londres, registradas entre el 31 de diciembre de 1981 y el 2 de enero de 1982, ya con Vinny Appice en lugar de Ward, en batería, y una nebulosa y alucinante versión del tema que da nombre al disco, que incluso supera los 14 minutos. El resto del disco más vendido en la historia del grupo tras Paranoid y Master of reality muestra, con evidente mejor sonido, el material que llevó a la banda once meses de arduo y complicado trabajo entre Miami y París, con Martin Birch como productor, y una exótica versión en mono de “Lady Evil”.
La reedición de Mob Rules, en tanto, detiene al grupo en octubre de 1981. Es el disco de la canción epónima grabada en la mansión de John Lennon; el del debut en el estudio de Appice, el de las peleas ególatras entre Iommy y Dio, en una coyuntura que tampoco evitaba las “odiosas comparaciones” entre ese singular Sabbath, y los dos muy buenos discos que había publicado Ozzy como solista tras el desbande: Blizzard of ozz y Speak of the devil. Pero sobre todo Mob Rules, es el disco que monopoliza el rol de Dio como letrista, marcando con él un tajo lacerante con los años pasados.
Lo que trae de nuevo la reedición de Mob Rules es una versión recientemente mezclada del tema epónimo, y la grabación completa del concierto dado por la agrupación inglesa en el Portland Memorial Coliseum, el 22 de abril de 1982, donde no solo brillan las interpretaciones de estrenos como “Country girl”, “Voodoo”, o el tema epónimo, sino también versiones de la primigenia época con Ozzy. Entre ellas, una desnaturalizada, a tempo veloz, de “N.I.B”; otras también bastante temerarias de “Black Sabbath” y “Paranoid”; y una visita por “War Pigs” bastante más ajustada a sus cánones originales, al igual que la de “Iron Man”.
Las reediciones, además de su publicación en los predichos soportes físicos, tienen por supuesto su correlato en descargas digitales y servicios de streaming.