Si hacía falta algo más para comprobar que Mark Zuckerberg perdió el favor de los mercados, la reacción de los inversores tras el anuncio de que dejaría de ser el CEO de Meta terminan de comprobarlo. El 22 de noviembre se filtraron los supuestos planes del creador de Facebook de abandonar su cargo en 2023

Pese a que la noticia fue rápidamente desmentido por la propia corporación, las acciones llegaron a subir 1,4 por ciento revirtiendo una tendencia en baja que viene desde febrero cuando valía 323 dólares. Actualmente cotiza a cerca de un tercio de ese valor, apenas por encima de los 100 dólares.

En 2022, luego de dieciocho años de crecimiento acelerado casi ininterrumpido, Meta, la corporación que contiene a Facebook, encontró un techo. Los intentos de su CEO por volver a ser el niño mimado del mundo tecno-financiero sólo han servido para profundizar la crisis

Reportes

Si el primer reporte del año, en febrero, había planteado dudas acerca del futuro de Meta, el tercer reporte, publicado a fines de octubre, no deja demasiadas dudas: la facturación cayó un 4 por ciento respecto del año anterior hasta 27.714 millones de dólares. Fue el segundo trimestre consecutivo en baja, pero lo más preocupante es que el ingreso neto cayó 52 por ciento, a 4395 millones de dólares. 

La distancia entre ambas cifras, que deberían mantener una cierta proporcionalidad, se vio afectada sobre todo por los esfuerzos de Mark Zuckerberg por volver a seducir a los inversores, algo que hizo crecer los gastos 19 por ciento. El día de la publicación del reporte trimestral las acciones de Meta perdieron casi un 30 por ciento.

Quince días más tarde la corporación anunciaba el despido de once mil empleados, cerca del 13 por ciento del total de los trabajadores, sobre todo de Facebook, Instagram, Whatsapp y Reality Labs. Los despedidos recibieron 16 semanas de indemnización más dos semanas por cada año trabajado, además de seis meses de cobertura de salud y las disculpas de Zuckeberg.

Los despidos y el fin de algunos privilegios laborales en las empresas tecnológicas, cuyas acciones tienden a caer se han vuelto frecuente. Sin embargo, lo de Meta tiene un ingrediente especial: el anuncio del Metaverso

Como se explicó en este diario, el Metaverso fue un intento de recuperar las ilusión del mercado de que Facebook podría crecer eternamente. 

Pese a las apurados promesas de inversiones de miles de millones de dólares, la contratación de miles de desarrolladores para crear el futuro de internet y el marketing que intentaba generar una profecía autocumplida de inversiones que materializaran esa idea de una internet inmersiva, la idea se pinchó rápidamente poniendo en evidencia que incluso las corporaciones tecnológicas, con sus enormes recursos económicos, tecnológicos y un envión que ya lleva décadas, pueden chocar contra el cielo.

Los inversionistas nunca terminaron de creer que era una buena apuesta. No ayudó el burdo intento de hacer creer que el Metaverso ya funcionaba con lo que en realidad era una animación.

Lo más llamativo de todo es que Meta, a diferencia de otros que solo ofrecen expectativas de ganar dinero alguna vez, sí tiene un negocio rentable. La caída en las acciones de cerca del 30 por ciento en febrero, luego de que se supiera que la cantidad de usuarios de Facebook había dejado de crecer, representaba un ajuste hacia la realidad de un negocio que ya no tenía mucho margen para crecer, pero resultaba portentoso. 

Luego de años de crecimiento, el fin del envión que significó la pandemia para las empresas tecnológicas y la crisis provocada por la guerra, era esperable perder un 4 por ciento en los ingresos totales. Además, en el último reporte había señales de crecimiento en los usuarios diarios y mensuales de Facebook. Pero Zuckerberg no se conformó y apostó mucho dinero a lograr, nuevamente, encontrar un negocio (relativamente) novedoso como el que había iniciado en 2004 para crecer en modo turbo de nuevo. Pero es difícil sacarse la lotería dos veces en una misma vida.

El largo plazo

En la carta en la que anunció los despidos, Zuckerberg aseguró que Meta está "profundamente subestimada como compañía". Lo cierto es que antes estaba sobrevaluada de acuerdo a unas expectativas de crecimiento infinito imposibles. Es de esperar que el péndulo se mueva hasta encontrar el equilibrio. 

Pero algunas decisiones no ayudan a lograrlo: en el último reporte se aseguraba que las inversiones en Reality Labs, la empresa que se dedica a desarrollar el Metaverso, son parte de los gastos totales anuales previstos para 2022 de 85.000 a 88.000 millones de dólares. Y agregó: "Anticipamos que los gastos operativos de Reality Labs crecerán de manera significativa interanualmente durante 2023. Más allá del 2023, esperamos acompasar las inversiones en Reality Labs de manera de alcanzar nuestro objetivo de hacer crecer los ingresos operativos de la compañía en el largo plazo". En resumen: que seguirán apostando al Metaverso para volver a un crecimiento meteórico.

Zuckerberg no se resigna a manejar un negocio enorme pero con poco margen para seguir creciendo a las tasas exuberantes de la última década. Pero los inversores no creen que logrará hacerlo.