De este lado del viento es el título que reúne la obra poética del riojano Pancho Cabral. Es una de las voces imprescindibles del folklore latinoamericano, integrante de los Huanca Hua y de Los Andariegos, autor de temas como Azul Provinciano, inmortalizado por Mercedes Sosa en su recital de la Casa de las Américas en Cuba.

Su poesía reunida reconstruye una cartografía de la identidad riojana, a veces desde los ojos de un niño, otras de quien ha vuelto para volver a ver, como el mismo poeta dice en esta entrevista: "no es cambiar de paisaje, sino tener nuevos ojos". La cita es de Proust, y hay algo en Pancho Cabral de la reconstrucción de un tiempo perdido, el de una América silenciada, el de un país que no termina de mirarse a sí mismo, pero sublevado de música y palabra.

En su prólogo, el poeta Aldo Parfeniuk explica la forma delicada que toma la identidad en la obra del riojano. “Pancho Cabral se deja decir sabia, paisanamente, por su cultura de raíz y de crianza. Más que desprejuiciadamente –para lo cual basta con no sentir vergüenza– él, bien lo sabemos y lo disfrutamos, se deja decir artísticamente: no poniéndole trampas ni haciéndole ruidos extraños a esa norteñidad (su orgulloso ser riojano) que si siente mucha bulla se calla, y entonces mira desde el silencio”.

--¿Qué hay De este lado del viento?

--Es nada más y nada menos que mi identidad, lo transparente de la infancia allá en mi barrio, la adolescencia del aprendizaje, la adultez del conocimiento, la bella juventud vivida y los personajes que fueron pasando en la vida y quedaron como un negativo fotográfico para siempre en la memoria, no como lo negativo, sino como lo más bello de esos tiempos ha, hoy la "vejentud" me permite saber el camino recorrido, y hasta a veces lo que vendrá, pues, ese saber se gana con los años, no se lo inventa, es como un pensamiento colectivo que anda de viento a viento, o de viento en viento para que cada ser humano lo disfrute como una brisa, no pasajera, simplemente de sabiduría recorrida.

Por este lado del viento anda mi color, mi nostalgia, mis amigos, la ternura de un sonido cacano gutural y ya perdido y el amor por un género musical que me vio crecer y puso en mis manos un tambor indígena mestizado con lo ibérico y lo afro, sé que esos sonidos marcan los pasos en mi música.

--La palabra y la música son dos formas de hacer poesía. ¿Para Pancho Cabral, qué está primero, la palabra o la música?

--Esas dos formas marcan el paso de los humanos, pues, dice la arqueóloga Marta Ortiz Malmierca que cuando los hombres percibieron que los sonidos naturales, los que llegaron como vibraciones, como ruidos, podían ser producidos por ellos mismos en forma regular y agradable, inventaron la música, pero esos ruidos ya eran la palabra de ese entonces, deduzcamos entonces el privilegio de lo primero en la vida y dejemos de lado el pensar, si con eso se gana o se pierde, creo que no tiene valoración alguna por ese lado, sino por lo bello del acontecimiento humano.

La música está desde siempre con nosotros, la palabra también; vivámosla en el mejor sentido de palabra y música.

--¿Reconoces temas recurrentes en tu poesía?

--Digo que: este norte, así como pedazo de luna marrón, de profesión alfarero, fue trazando su contorno.

"cuando aún era sueño la vidala / y no había plenitud de racimos en zonda abierto de su boca/ lo caminé desde niño con ansiedad de parque / cuando el agua era un horadado lamento/ y la sequía un presentimiento en el zonda abierto de su boca".

Como podrás apreciar, el agua, la que nos falta, será siempre un tema recurrente, así como el aroma de una verde albahaca y el vibrar de una chirlera, vivo con ese canto, lo desarrollo, tomo sus elementos, pues la cuestión "no es cambiar de paisaje, sino tener nuevos ojos",

nos dice Marcel Prousty en eso estuve, estoy y estaré; así me gusta estar y soy de la mejor manera, pues,"entre pasar y pisar/ prefiero cantar estando", y así como dice don Manuel Castilla "De solo estar", yo con mi paisaje.

--¿Sientes que el exilio marcó tu obra poética?

--Marcó en el modo de acrecentar emociones, sentidos transformados por las diversas musicalidades escuchadas, vividas y cantadas. La nostalgia por ejemplo, tomó su verdadero sentido, la fantasía y la sublimación de lo creativo se acrecienta y hasta a veces es necesario manejarla para no decir lo que no es, por el solo hecho de estar lejos, pues, desde esas distancias se elaboran las pasiones por tus aromas, tus acequias, tus más cercanos afectos y "suele suceder que el otoño nos miente/ y será el tiempo entonces / de cambiar nuestras hojas.

Es decir sublimar, embellecer pero no exagerar lo tierno del hombre y su paisaje.