Un "robot - mozo" que recoge platos. Luces, brillo, edificios altos, curiosidades en cada metro cuadrado. Playas exóticas, hinchas por todos lados y una ciudad que, hasta que termine el Mundial, parece nunca apagarse. Más allá del resultado de los partidos y lo que ocurra dentro de los estadios, Qatar tiene un lado B: de las jornadas extremas de trabajo para los inmigrantes a los avances tecnológicos a las filas para la reventa de tickets y las peluquerías abiertas las 24 horas, algunas de las curiosidades más llamativas.

Hay filas kilométricas para conseguir entradas”, describe del otro lado del teléfono Julián Capasso, productor de Víctor Hugo Morales en AM750. Desde hace semanas recorre día y noche las calles de Doha, la capital de Qatar que vivió una sorprendente transformación en los últimos años y que, Mundial de por medio, parece nunca descansar. 

Los avances de Qatar no son un punto para nada menor, ahora que los hinchas de la Argentina pasaron el momento más dramático del Mundial, con el paso a Octavos asegurado y esperando el partido con Australia: la fiebre futbolera tomó otro matiz y se abre una ventana de días para pasear un poco por las calles de Medio Oriente. 

Capasso relata una realidad y su sombra. Rodeado de los altos y emblemáticos edificios del centro del país, de mozos robots, peluquerías 24 horas y lujo, lujo y más lujo en las calles, asegura que “es cuestión de correrse un poco para ver otra realidad”. Explica que la vida de los trabajadores en muy diferente, ya que “sufren mucho por laburar en Qatar”.

“Les pagan con demora. Laburan 16 horas. Hay ruido de construcción todo el tiempo. Al inmigrante si no da más y pide su pasaporte para volver a su país, le dicen que le devuelven el pasaporte, pero que no le van a pagar los seis meses que le deben”, se lamenta.

Además, Capasso describe otra escena que domina el paisaje: las largas filas de fanáticos, muchos de ellos argentinos, que llegaron a Qatar sin tickets para la fase final del torneo y que ahora buscan por todos los medios conseguir un par de entradas para ver a sus equipos.

Tras hablar con varios compatriotas, Capasso asegura que los tickets oficiales son muy difíciles de conseguir, y explica que las filas son muy largas y que muchas personas desisten por este motivo durante la espera. En tanto, hay una gran incertidumbre por la compra de entradas de reventa, ya que el precio inicial es de 600 dólares.