Mario Balverdi, de 49 años, comenzó a ser juzgado ayer por el femicidio de Graciela Flores. Según la acusación fiscal, interceptó y asesinó a Flores el 31 de diciembre de 2020 en la avenida Jaime Durán del barrio Campo Castañares, frente a un predio deportivo a metros de la subcomisaría, en la ciudad de Salta. Ella iba a su trabajo en el Hogar Niño Jesús del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia, donde se desempeñaba como psicopedagoga precarizada y trabajadora esencial ese año de la pandemia de covid-19.
Balverdi también está imputado por desobediencia judicial, debido a que la víctima lo había denunciado y se le había impuesto una prohibición de acercamiento que el hombre no acataba. Pese a que Flores era una trabajadora del Estado, no tuvo contención ni protección estatal para reguardarle la vida ante el hostigamiento de su expareja.
El juicio, presidido por el juez Maximiliano Troyano, tuvo su primera audiencia ayer viernes, y se dispuso un cuarto intermedio hasta el lunes, a las 14. Está previsto que se extienda hasta el 14 de diciembre. En la parte acusadora interviene la fiscala de la Unidad de Femicidios, Mónica Poma, y la defensora de violencia familiar y de género Liza Medrano, como querellante. Mientras que la defensa de Balverdi está a cargo del abogado Carlos Genovese. Durante la primera jornada declaró un hijo de la pareja y la hermana de la víctima.
María Flores, hermana de Graciela Flores, pidió justicia y relató que el 31 de diciembre, cuando le contaron que su hermana estaba herida, "no lo podía creerlo" y no reaccionaba. "Nunca imaginé que él le iba a hacer daño a ella", expresó.
Contó además que Graciela habría tenido 17 años de edad cuando empezó a convivir con el acusado, y luego contrajeron matrimonio. La pareja tuvo 3 hijos varones y una hija que ahora es adolescente. La víctima tenía 44 años cuando fue asesinada.
"Fue toda la vida así"
María dijo que su hermana siempre le pedía al marido que cambiara y fuera más responsable con ella y con sus hijxs. Según indicó, Balverdi tenía un consumo problemático de bebidas alcohólicas y "no era un hombre responsable" con su familia. La pareja tenía problemas económicos, vivían en una casa alquilada, Graciela era quien trabajaba y aportaba los ingresos a su hogar.
"Presencié cuando llegaba alcohólico a la casa. Se lo notaba agresivo. Le quería pegar a los chicos (...) Fue toda la vida así", testificó María. También recordó un episodio durante el embarazo del primer hijo, Graciela intentaba impedir que Balverdi fuera a emborracharse y él la tomó llevándola del cuello. Después "ella trataba de no seguirle la corriente, de salir e irse, dejarlo solo".
"La mataron cerca de su trabajo. Frente a la policía. En un descampado como una cancha", sostuvo. Dijo que su hermana trabajaba como asistente psicopedagoga en un dispositivo de la Secretaría de la Niñez. El trayecto que hacía la víctima siempre era el mismo y su familia lo conocía. "Ese día le cambió el turno a una compañera en una guardia", debía ingresar a las 21 y salir a la madrugada.
María contó que en la mañana Graciela le dijo que no daba más, que había hablado con Balverdi expresándole que "no quería saber nada con él. Él decía que se iba a matar pero nunca pensé que le haría daño a ella", manifestó María, agregando que le enviaba fotos a su hermana con una soga en el cuello.
"Mi mamá nos protegía"
Santiago Balverdi, hijo de la pareja, fue el segundo testigo en la audiencia y pidió declarar sin la presencia de su progenitor, por ello el juez hizo retirar al acusado de la sala. El joven contó como sus hermanxs son víctimas colaterales del femicidio, pero además su relato permitió entender que durante años lo fueron de la violencia intrafamiliar ejercida por su progenitor.
"Mi mamá nos protegía. Siempre intentaba que no veamos eso (...) El conflicto siempre era el tema del alcohol", relató. Se refirió a que la madre no les hacía saber si era golpeada, pero había "discusiones siempre".
Relató que Graciela le pedía al acusado que se fuera de la casa pero la ignoraba. Se fue en diciembre de 2019 cuando se lo pidieron los hijos varones. "Yo le comuniqué que él se tenía que ir de mi casa o nos íbamos todos y él se quedaba solo (...) Ya nadie sentía en toda mi familia que él tenía que estar en la casa. Él se alcoholizaba. Nosotros ya no lo tolerábamos con mis hermanos (...) Él quería llegar a las manos con nosotros", manifestó.
Hostigamiento
Santiago contó que desde que se fue de la casa Balverdi amenazaba y acosaba a su mamá. Le enviaba mensajes en los que "le decía que se la iba a llevar con él", lo que interpretaban como una amenaza de muerte hacia ella, porque él le decía "que se iba a matar".
El hijo contó que su madre y él mismo incluso bloqueaban a su progenitor, quien cambiaba de número al menos tres veces por semana. También dijo que con sus hermanos acompañaban a su madre cuando salía porque Balverdi la perseguía a todos lados y la hostigaba. "Era algo que no podíamos controlar. Yo iba y le decía que no haga eso, que la hacía asustar. Nunca me respondió nada", expresó el hijo.
Incluso mencionó que sus abuelos vivían al frente de su casa, y que la madre casi no iba a verlxs porque si se cruzaba, Balverdi la interceptaba en la calle. Por ello tenía que ir acompañada por los familiares. Al ahora acusado vivía en casa de sus padres en el mismo barrio, a dos cuadras, por lo que rondaba por la zona.
Un intento de femicidio previo
Santiago relató que una vez mientras estaba en el gimnasio, recibió un llamado de su hermana llorando, le decía que su progenitor había entrado a la casa con un cuchillo y había encerrado a la madre en una habitación.
Esa vez, otro hijo de la pareja, Mario, logró forzar la puerta, entró y le quitó el cuchillo, Balverdi estaba contra la puerta y su madre en una esquina con una almohada.
Santiago dijo que esa vez su madre hizo la denuncia. Él no se podía acercar pero incumplía la medida. Aseguró que hubo dos veces en las que Balverdi quiso entrar a la casa con un cuchillo en la mano. El joven recordó que tuvieron consigna policial con tres relevos.
Por otro lado, María dijo que su hermana Graciela le había contado que denunció a su marido, "estaba tomando, quiso entrar a pelear con un hijo, amenazaba con matarse". No quedó claro si esos hechos fueron el mismo día. Señaló que Balverdi tenía impuestas medidas de protección pero "no se cumplían". Aseguró que "los policías no la cuidaban" y la víctima igual les firmaba los papeles de la consigna.
Femicidio en Año Nuevo
Graciela fue herida la noche del 31 de diciembre de 2020, luego fue trasladada al hospital y falleció en la madrugada del 1 de enero de 2021.
Su hijo Santiago dijo que ese día estaban todos un poco desanimados porque su mamá no iba a pasar Año Nuevo con ellos debido a que tenía que trabajar. Se despidió de todos y salió de la casa como a las 20.
El joven dijo que estaba preocupado porque su tía le contó que esa mañana su papá había interceptado a Graciela en la calle y había querido llevársela por la fuerza al sector de los departamentos de Castañares.
Él presintió algo malo y fue a la casa de sus abuelos paternos, donde estaba viviendo Balverdi. Estando ahí vio salir a su progenitor por el pasillo, dijo que lo saludó pero no le contestó.
Santiago contó que se fue a su casa, le envió mensajes a su madre para preguntarle si estaba bien, pero no le respondía. En ese momento recibió la llamada de un amigo de su mamá, Andrés Salas, quien le contó que mientras hablaba por teléfono con Graciela escuchó que la interceptó el exmarido, ella decía “no, no, Mario, pensá en los chicos” y después se cortó la comunicación.
Santiago contó que entonces tomó su bicicleta y fue por el camino que solía hacer su mamá. A una cuadra de la comisaría observó los móviles de la policía y una ambulancia. Se acercó y vio a su madre tendida en el suelo, ensangrentada. La gente que estaba reunida allí le dijo que Balverdi estaba en la cancha y quería prenderse fuego.
El joven dijo que vio a la gente pero no recuerda a nadie. Se subió a la ambulancia para acompañar a su mamá al hospital. A las 6 de la mañana le informaron que había fallecido.