La aventura ya se respira desde el título: Flor de Espadas. Primera Mano: El Misterio de la Lanza Plateada. Sus autores, los bonaerenses Nicolás Mobilia (guion) e Ignacio Segesso (dibujo y color), abren el fuego de la nueva línea del sello rosarino Multiversal: “De Producción Local”; y lo hacen con una historia ambientada en Argentina entre las décadas de 1930 y 1940, con ingredientes tales como el misterio de una punta de lanza plateada, masones, crímenes, un basilisco mapuche, y una dupla heroica integrada por –el alguna vez bandido rural– Florencio D‘Aspada y Boquita Pintada.
“El proyecto surgió en plena cuarentena, los dos estábamos con nuestros respectivos trabajos docentes –yo de Literatura e Ignacio de Artes Plásticas– pero realizándolos de manera virtual, disponíamos de más tiempo, y lo aprovechamos para ponernos a trabajar en algo que nos gustara. Yo empecé escribiendo algo, partiendo de determinados elementos de obras de mis autores literarios favoritos –Roberto Arlt, Osvaldo Soriano, Manuel Puig, entre otros– y me quedó un primer borrador muy realista. Sentía que para pensarlo como historieta le faltaba agregar algo atractivo, de fantasía. Ignacio me pasó unos bocetos de otra idea y ahí fue cuando todo terminó de tomar forma. Esos bocetos eran de unos seres diseñados de manera estéticamente exagerada. Ahí fue cuando se me ocurrió agregar elementos steampunk, de ciencia ficción retrofuturista, -como sucede con el personaje del Viejo Vizcacha- y mitología mapuche, entre otras cosas”, explica Nicolás Mobilia a Rosario/12.
Por su parte, el dibujante Ignacio Segesso –cuyos diseños de página son ágiles y precisos, además del uso narrativo que hace del color– señala que “la historia me propuso varios desafíos; en primer lugar, el elemento de época. Con Nico buscamos documentación, y especialmente fotos de archivo. Nuestra idea era tomar las referencias como inspiración para construir una Buenos Aires fantástica, que sirviera de marco tanto para contar una aventura plagada de referencias literarias e históricas locales, como para coquetear con géneros y elementos del cómic norteamericano y europeo, con personajes retro futuristas y criaturas mitológicas. De esta forma, comenzamos a crear a los protagonistas y a diagramar las primeras páginas, buscando un delicado equilibrio entre recursos propios del cómic comercial y la historieta de autor. Fue ahí donde quise sumar un último condimento con los recursos pictóricos. Como soy un enamorado de la pintura, quise resolver la mayor parte de los fondos a partir de un acabado que remita a la pintura, perdiendo un poco las líneas y contornos y dando paso al color como protagonista. Me interesó tanto ese abordaje, que también lo incorporé en algunos personajes, especialmente en los momentos donde consideraba que se podía enfatizar más en la expresión”.
-En el prólogo, (el dibujante) Manuel Loza señala sobre la poca presencia de ficción histórica en la historieta argentina, ¿qué piensan?
Nicolás Mobilia: -Coincido con lo que señala, pero también creo que hay una gran falta de muchos otros estilos y géneros. Me parece que actualmente se está pasando por una etapa algo introspectiva, individualista y minimalista, en lo que se quiere contar, y por supuesto que eso es completamente válido y no tiene nada de malo, pero también creo que se dejó muy en el olvido a los grandes maestros de la mundialmente famosa escuela de historieta argentina. Oesterheld, Robin Wood, Pratt, Barreiro, Trillo, Saccomanno, Albiac, la genial dupla Muñoz-Sampayo. Son todos autores que le daban lugar a la ficción histórica en sus obras como también a muchos otros géneros, hoy ausentes. Nuestra idea era remitirnos un poco a ellos, si se quiere a modo de homenaje pero también a modo de rescate, porque nosotros creemos que siempre hay que remitirse a las bases para crear algo nuevo. Si las ignoramos, no creamos algo nuevo sino algo distinto, que en muchos casos ni siquiera puede ser catalogado como historieta, lo cual, como dije antes, no tiene nada de malo.
Ignacion Segesso: -Manu nos regaló un prólogo hermoso, además de ser un artista brutal es un conocedor de la historieta argentina, así que siento muy difícil poder refutar sus palabras; aun así, creo que es un género que se está explorando cada vez más. Con una estética totalmente distinta, me parece interesante destacar la búsqueda de Lautaro Fiszman, quien hace de la historia y la literatura su basamento principal, para mostrarnos que se puede tener una pata en lo local, y cuando se toca una fibra humana, el retrato del dolor y las pasiones hace que se sienta universal. No podemos perder de vista que somos hijos y nietos de esa generación dorada de la historieta, que entre cientos de joyas nos brindó El Eternauta, que sentó las bases de que se podía contar una gran historia, del género que sea, teniendo como escenario nuestro suelo, nuestras historias y costumbres. En nuestro caso, intentamos que el factor histórico fluyera, tratando de brindar una lectura dinámica, para desmitificar que la historia es pesada y aburrida. Con Nico nos imaginamos llegar a jóvenes lectores que pudieran encontrar en este proyecto un estilo amigable, que le muestre algunos lugares familiares, algunos recursos clásicos del cómic y de las historias de aventura que nosotros también disfrutamos de chicos, y al mismo tiempo crear viñetas con rasgos más autorales, donde la mancha y la pincelada se muestren con mayor peso y protagonismo.
-En este sentido, el color agrega una atracción distintiva, ¿cómo lo trabajaste?
Segesso: -Para mí el color es uno de los aspectos principales de mi trabajo, y por eso estamos profundamente agradecidos con Multiversal y (el editor) Mariano Abrach, quien apostó desde un primer momento a editarlo a todo color, agregando páginas adicionales de galería de bocetos, lo cual era fundamental. Lo trabajé prácticamente todo en digital, solo usé la instancia del papel para hacer algunos bocetos y plantados esquemáticos. En lo personal, entiendo que lo digital propone una estética propia y paralelamente opera como un simulador de los materiales tradicionales. Así que intenté combinar estos dos factores, dotando a los personajes de una estética más lineal y resolviendo los fondos de forma más pictórica, dejando por momentos la pincelada visible. Siento que el color es un aliado crucial para dar clima, por eso intenté que fuera cambiando con el correr de las páginas, acompañando los vaivenes de la aventura, y tornándose más influyente en los momentos de mayor acción o dramatismo.
-Están previstas nuevas historias, ¿no?
Mobilia: -Ya tengo escrito el borrador del segundo libro, va a estar ambientado varios años después. Nuestra idea es usar un poco al personaje para contar a través de él momentos clave de la historia argentina del siglo 20. Así como en el primer libro todo transcurre ante el inminente estallido de la Segunda Guerra Mundial, en el próximo la historia va a estar ambientada en los albores de un conflicto sociopolítico fuerte, que va a ser el golpe de Estado de 1955. Flor de Espadas y Boquita Pintada van a tener unos cuantos años más. Habrá un nuevo villano y también aparecerá un ser mitológico, pero completamente distinto al basilisco mapuche. Los viajes de los protagonistas serán por otros paisajes y zonas muy distintos a los de esta primera aventura. En este caso viajarán más por la zona litoraleña –las referencias literarias estarán mucho más relacionadas con Los Cuentos de la Selva de Horacio Quiroga–) y por la zona sísmica sanjuanina.