Con los mundiales florecen no sólo las emociones sino las ventas de un país convocado por una misma pasión. Se llenan los bares, la gente viste albiceleste, también sus mascotas, y todo es algarabía. Algunos prefieren el hogar como punto de encuentro y estrenar una tele nueva: más grande y con más definición. Las ventas aumentan con los mundiales, y los gritos, y los festejos, cierto respiro para una sociedad alicaída.
La situación de mundial es anticipada por las empresas pero este tuvo la particularidad de ilusionar extra, tal vez por el efecto Messi, el último mundial del mejor jugador del mundo. En apenas semanas los locales deportivos se quedaron sin stock de camisetas de la selección. Tres meses antes del comienzo de los partidos no se conseguían figuritas para completar el álbum. La algarabía, que también es consumista, continúa mientras transcurre la Copa del Mundo en el lejano Qatar y va in crescendo con los triunfos del equipo argentino. A continuación un paneo de cómo impacta en la economía doméstica el día a día del futbol.
Mega televisores en cómodas cuotas
En los años de mundial crece la venta de televisores “entre un 20 y 25 por ciento más que en años habituales”, puntualizan fuentes de Afarte, la asociación de fabricantes argentinos que operan en Tierra del Fuego, entonces la actividad se planifica en función de las mayores ventas. Pero este año tuvo dos dificultades adicionales, en primer lugar “algunas empresas registraban faltantes de insumos” para ensamblar “pero esa situación se pudo resolver a tiempo”, reconocen desde la entidad.
Por otro lado, se dio la peculiar situación que esta competencia no se realizó a mediados de año sino que coincidió, desde el punto de vista productivo, con la temporada alta de fabricación de aires acondicionados, “entonces muchas empresas que fabrican ambos equipos debieron rediseñar cuidadosamente los procesos para poder abastecer la demanda de acuerdo a lo previsto”.
Los estudios de Afarte señalan que la coyuntura del 2022 fue muy particular, “en especial luego de la renuncia del ministro (Martín Guzmán) en julio y con el dólar a 350 pesos hubo un momento de pico de ventas en todas las categorías de electrodomésticos: los argentinos evidentemente los usan como refugio de valor”, confían desde el sector. El relato continúa situando muy malas ventas en los meses de agosto y septiembre, cuando retrocedieron a los niveles de junio. Pero en octubre se revirtió la tendencia a la baja y “si bien varios actores se quejan, se sintió el impacto del Ahora 30”, confía una fuente del sector mayorista.
El programa Ahora 30 comenzó en los últimos días de octubre y, conversado con el sector, buscaba que “con la misma cuota que pagabas en el Ahora 24, sumando seis pagos más, pudieras llevarte una tele más grande”, indican las fuentes. Esto porque el principal fenómeno observado es la búsqueda de televisores cada vez más grandes y con mejor definición. Equipos de 50, 55 y 58 pulgadas cuyo precio gira alrededor de 200.000 pesos ingresaron en el programa. Si bien todavía no hay datos cerrados de noviembre, durante la primera semana que se celebró el Ciber Monday las ventas alcanzaron un récord histórico, y el 70 por ciento de las mismas fueron "tevés" de más de 50 pulgadas, informa un portal de Frávega.
El escollo principal del Ahora 30 fue la imposibilidad del gobierno de poder negociar con los bancos un aumento en el límite de financiación de las tarjetas de crédito. El programa se lanzó a fines de año cuando muchos argentinos ya tenían la tarjeta sobrecargada, reservando viajes de turismo en vacaciones, por ejemplo, y superaban los límites con las compras de electrodomésticos. Las negociaciones con el sector financiero fueron vanas pero aún así el programa dio sus frutos.
Ropa y cotillón
Para Fabián Castillo, presidente de la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (FECOBA) y vicepresidente de CAME, “las expectativas en torno a este mundial eran mucho mayores que las del mundial de Rusia” tal vez porque es el último mundial de Messi “y eso nos permitía anticipar que tendríamos buenos niveles de venta”. No se olvida de mencionar el problema, a nivel industria, que tenían varios productores ya a mediados de año con el faltante de dólares para importar y fabricar electrodomésticos, sin embargo pudieron llegar a cubrir la demanda. FECOBA es una entidad de cúpula, que nuclea a 243 cámaras y asociaciones representantes de empresas PyME de la ciudad capital.
Un rubro minorista estrella que reflejó las altas expectativas en torno a la Copa fueron los álbumes y figuritas del campeonato que tres meses antes ya eran difíciles de conseguir. Fanáticos y no tanto habían salido a la caza con la obsesión de llenarlo. Panini, la empresa italiana que los provee, se había visto shockeada en la primera semana de distribución por la altísima demanda. Luego surgieron mercados “blue”, online, y disputas por el abastecimiento a grandes cadenas en primacía de los kioscos y debió intervenir la secretaría de Comercio de la Nación para ordenar este mercado. Algunas figuritas difíciles de obtener hoy se consiguen en Parque Rivadavia, el mítico lugar de encuentro en la capital de los coleccionistas.
Algo similar ocurrió con las camisetas de la selección que se agotaron en tiempo récord. La demanda superó los cálculos de la empresa Adidas, la marca alemana que viste a la selección y fabrica las remeras réplica y las idénticas al jugador en nuestro país. Los precios van desde 17.000 pesos en la versión más difundida y con menores detalles, hasta 29.000 en las camisetas tipo profesionales de mejor calidad.
En los últimos meses, el impacto de la Copa del Mundo puede verse en tres ejes: merchandising, indumentaria deportiva y televisores. El primer rubro abarca a micro-empresas y comercios que venden el cotillón del mundial: sombreros, globos, vinchas, cornetas, banderas y maquillaje celeste y blanco, entre otros. Son comercios minoristas y mayoristas, muchos de ellos ubicados en el barrio de Once. “Las ventas en este segmento fueron aumentando a medida que Argentina ganaba los partidos, el partido con Polonia marcó una diferencia”, analizan desde FECOBA. La marea albiceleste se construye en base al cotillón.
Una mención aparte merece el caso de la indumentaria deportiva, camisetas y pelotas, que fueron comercializadas a gran escala también en versiones piratas. Desde FECOBA salieron a denunciar con insistencia este problema porque entienden que no sólo afecta a los productores locales sino también al empleo que ofrece el sector, no defienden los talleres clandestinos que con salarios de miseria logran fabricar camisetas a muy bajo costo, que luego circulan hasta en los canales más insólitos de venta. “En los kioscos vendían camisetas deportivas”, señalaron. Esta situación fue respectivamente atendida por la Aduana argentina, se clausuraron dos locales e incautaron 3.500 artículos apócrifos que habían ingresado al país violando la normativa vigente.
Gastronomía con matices
La sensación que transmite la ciudad de Buenos Aires con sus cafés, bares y restaurantes llenos contrasta con el vacío de los años de pandemia y “los cuatro años anteriores que fueron muy malos para el sector”, indica una fuente del sector. Gente ocupando los bares no significa necesariamente elevados consumos, si bien se estima la diferencia. En capital federal cuesta 450 pesos un café, con suerte, de 800 a 1.000 pesos un trago y 4.000 pesos un cubierto en cualquier restaurant por fuera del popular menú de pizzas, papas o hamburguesas. “La gastronomía no está en un mal momento, pero hay que mirar la película y no la foto”, revelan.
Varios estudios han mencionado ese efecto sociológico “disfrutar de la vida”, o salir a comer afuera, propio de la pospandemia. A ese entusiasmo se suma el del mundial de fútbol, aunque otras tres dificultades complicaron la escena: las altas temperaturas que muchas veces evitan que la gente salga, el período donde se realiza el mundial que coincide con otros elevados gastos pese al aguinaldo y que la economía del bolsillo familiar está amedrentada por la alta inflación. Un combo, en definitiva, con variados matices.