El espejo vivo, Cine contemporáneo de Tucumán es el libro recientemente publicado por Fabián Soberón, quien recopila una variedad de columnas donde distintos referentes del sector audiovisual de la provincia aportan su opinión respecto al debate sobre la etiqueta Nuevo Cine Tucumano.
El libro busca poner en debate la concepción de esta etiqueta que tanto revuelo trajo internamente en la provincia, pero que tanto se usa en el resto del país para catalogar el crecimiento incipiente de una cinematografía tucumana. La elección de las columnas ayuda a construir una visión amplia sobre lo que realmente abarca o debería abarcar dicha discusión, y este es el primer aspecto que resalta con facilidad sobre la totalidad del libro. Directa o indirectamente, la mayoría de les participantes hacen mención a algún problema paralelo en torno al audiovisual en la provincia, así como en lo que representa a nivel nacional. Pero volviendo al debate per se, las columnas permiten crear un conjunto de miradas que representa la realidad, una variedad de ideologías, estilos, búsquedas y gustos que reflejan cómo se está desarrollando el sector y que clarifican su expansión cada vez mayor.
Otro aspecto común que resulta de este debate es el cuestionamiento de los géneros, con el gran interrogante de cuáles son los géneros que forman parte del supuesto Nuevo Cine Tucumano y cuáles quedan por fuera, y hasta incluso si es necesario utilizar a los géneros para catalogar nuestra cinematografía. Otro aspecto que encontramos es el de las temáticas, donde las producciones tienden a retratar problemáticas sociales, un argumento que se repite bastante al igual que las características de “lo tucumano”, aunque pocas personas profundizan sobre el tema más allá de la obviedad. También notamos el énfasis en la cuestión histórica, surgiendo la duda de si es válido otorgar el adjetivo “nuevo” a algo sin analizar a fondo lo “viejo”. Además de estos cuestionamientos generales, surgen otros más particulares que no se repiten en tantos columnistas, como las problemáticas sistemáticas de políticas de fomento, las condiciones económicas de la región, la falta de federalismo desde afuera hacia dentro, etc. Pero no todo está enfocado desde la perspectiva negativa, ya que distintas personas destacan las ventajas de utilizar la etiqueta, como la visibilidad de Tucumán en el resto del país y del mundo, la fortaleza política dentro de la provincia con la creación de la Escuela de Cine, Video y TV, el Festival Gerardo Vallejo, las distintas asociaciones y la reciente promulgación de la ley de fomento, entre otras.
Lo interesante del libro en su totalidad es que no busca dar una respuesta al debate, ni siquiera delimitar un marco conceptual por el cual deben moverse les participantes, sino que presenta una propuesta amplia con infinidad de vertientes, permitiendo que les lectores reflexionen no a partir de una etiqueta, sino de todo un medio con pasado, presente y futuro, y no sólo desde el punto de vista teórico, ya que son los propios protagonistas del audiovisual quienes opinan. El libro no pretende un debate con fecha de vencimiento, sino que busca acompañar al crecimiento de nuestra cinematografía por medio de un camino paralelo al de la producción audiovisual.