Las cenizas del premio Nobel de la Paz y disidente chino, Liu Xiaobo, fueron esparcidas en el mar ayer, tras ser incinerado, en una discreta ceremonia en presencia de su viuda, cuyo futuro sigue siendo incierto.
Las autoridades divulgaron un video en el que se ve a su esposa Liu Xia y a otras personas sumergiendo en el agua una urna blanca, dos días después del fallecimiento a causa de un cáncer del opositor de 61 años, figura de la lucha por la democracia en China. Los restos del disidente fueron cremados, en la madrugada del sábado, lejos de la mirada de los medios, en Shenyang (noreste de China), donde Liu Xiaobo se encontraba hospitalizado hasta su fallecimiento el jueves pasado. “Tras celebrarse una breve ceremonia esta la familia vació la urna en el vasto océano”, señaló un funcionario del gobierno de Shenyang.
Liu Xiaobo, escritor y profesor, fue condenado en el 2009 a 11 años de reclusión por subversión tras haber reclamado reformas democráticas. Es uno de los autores de un osado manifiesto, la Carta 08, que pedía elecciones libres y división de poderes. En el 2010 fue galardonado con el premio Nobel de la Paz. A finales de mayo obtuvo libertad condicional y fue hospitalizado por un cáncer que se le había diagnosticado. Falleció el jueves, sin que el régimen le hubiera dejado recibir tratamiento en el extranjero, como lo solicitaron sus apoyos. Se trata del primer premio Nobel de la Paz que muere en cautiverio desde 1938, cuando el pacifista Carl von Ossietzky murió en el hospital mientras lo retenía el régimen nazi en Alemania.
En Hong Kong, varios miles de personas marcharon el sábado por la noche, con velas en la mano, para rendir homenaje a Liu.
Tras la muerte del disidente, las miradas se vuelven ahora hacia su mujer Liu Xia, en arresto domiciliario desde el 2010. La ex poetisa y fotógrafa fue autorizada a visitar a su esposo en el hospital antes de su fallecimiento, pero sus contactos con el mundo exterior son muy limitados.
Estados Unidos y la Unión Europea instaron a Pekín a liberarla y a dejarla salir del país si así lo desea. “Hasta donde yo sé, la señora Liu Xia es libre”, afirmó ayer Zhang Qingyang, responsable de la municipalidad de Shenyang, sin más precisiones.
Esa declaración fue cuestionada por sus allegados, que siguen sin estar en contacto con Liu Xia. “Es preferible para ella que no reciba demasiadas solicitaciones exteriores durante este período de duelo. Es el deseo de la familia”, añadió el responsable a los periodistas. “El mundo debe movilizarse para salvarla, y rápidamente”, dijo el viernes el abogado del disidente en Estados Unidos Jared Genser. “Ella merece vivir el resto de sus días fuera de China en paz y tranquilidad”, afirmó.
Sus familiares y amigos aseguran que está en un frágil estado de salud después de pasar los últimos casi siete años bajo arresto domiciliario sin haber sido acusada de ningún delito. Por su parte, el comité Nobel noruego se declaró el viernes profundamente preocupado por Liu Xia, y exhortó al gobierno chino que la dejara salir del país.
Las condiciones del fallecimiento de Liu fueron criticadas por varios países que pidieron a Pekín que pudiera ser tratado en el extranjero. El gobierno chino protestó de manera oficial ante Estados Unidos, Alemania, Francia y Naciones Unidas, alegando que eran injerencias en los asuntos internos del país. “El Occidente utiliza a Liu Xiaobo como una carta en su juego contra China”, denunció ayer el diario chino Global Times, conocido por su tono vehemente y nacionalista, y que había descrito al disidente como paranoico, ingenuo y arrogante.
A su vez, uno de los más destacados defensores de los derechos humanos en China, Xu Zhiyong, fue puesto en libertad ayer al cumplir una condena que había generado críticas en todo el mundo. Xu Zhiyong volvió a reunirse con su familia después de haber estado cuatro años en prisión por “alteración del orden público”, informó la Administración Municipal de Prisiones de Pekín. Xu Zhiyong no se enteró de la muerte de Liu hasta el momento de su puesta en libertad y se mostró consternado por la noticia, dijo su abogado, Zhang Qingfang, citado por el periódico China Morning Post de Hong Kong.
Además del video del funeral, el gobierno local también difundió un video de pocos minutos en el que se ve a Liu Xia diciendo que el funeral de su marido debería ser simple y sus cenizas esparcidas en el mar, si bien se desconoce en qué circunstancias se tomaron estas imágenes o cuándo fueron grabadas. Tampoco se puede saber si la viuda dice algo más, pues las imágenes están editadas para difundir unas pocas frases y no el discurso entero de Liu Xia.
El hermano mayor de Liu Xiaobo, Liu Xiaoguang, participó de una conferencia de prensa y reiteró en numerosas ocasiones su gratitud por la “humanidad” que ha mostrado el gobernante Partido Comunista y aseguró que el tipo de funeral escogido había sido decisión de la familia. La prensa no pudo interrogar al hermano del disidente cuando terminó su declaración.
Amigos del Nobel y de su mujer criticaron duramente la actitud del hermano, con el que hacía años había perdido relación, y se mostraron confiados de que el gobierno impuso la forma de despedir al renombrado disidente. “Las autoridades temen que si alguien tan emblemático como Liu Xiaobo tiene una tumba, ésta se convierta en un lugar de peregrinación para sus simpatizantes”, declaró Ye Du, un disidente próximo a la familia. “No podían autorizar que fuera enterrado. En China, no encontraremos ningún lugar para conmemorar a Liu Xiaobo”, lamentó por su parte Hu Jia, militante y amigo de la pareja. El artista y disidente chino Ai Weiwei, que vive en Berlín, twitteó una foto del funeral, que tildó de repugnante y de una violación del respeto debido a los muertos.