Uno de los siete expolicías acusados de la bautizada "Masacre de Wilde", un emblemático caso de "gatillo fácil" sucedido en ese partido bonaerense hace 28 años en la que fueron asesinadas cuatro personas, se declaró "inocente", mientras que otro defendió el accionar policial durante el operativo aunque admitió que pudo haberse tratado de un "error".
Ambos imputados fueron los únicos que hicieron uso de lo que se denominan "últimas palabras" antes de conocer el veredicto del juicio oral que tiene a su cargo el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 3 de Lomas de Zamora, el próximo 19 de diciembre.
El excabo Marcos Rodríguez --quien había estado prófugo durante 20 años hasta que finalmente fue detenido y ahora está en el banquillo de los acusados-- aseguró ante los jueces Marcelo Hugo Dellature, Luis Miguel Gabián y Claudio Fernández, que es "inocente" y que espera que "impartan Justicia".
Por su parte, el excomisario Eduardo Gómez defendió lo realizado el día 10 de enero de 1994, cuando se produjo la "masacre", al asegurar que es "complejo" y "difícil" ser policía y admitió que pudo haber cometido algún error en su desempeño. "Si ustedes tienen un error escribiendo, lo pueden borrar o corregir en su trabajo. Nosotros un error no podemos, nosotros lamentablemente tenemos una línea muy fina, un error nuestro está dentro del campo del delito", aseguró Gómez.