Frente a tanta inmediatez y liquidez posmoderna, el músico y artista plástico Alfonso Barbieri lanzó un disco conceptual, con canciones extensas, climas densos y profundos y una poética aguda e irreverente que le esquiva a lo políticamente correcto y a los lugares comunes de la música actual. Desde el título, Barbieri ya avisa por dónde viene la cosa: Alfonso Nacional de las Artes (2022). “En todo el disco hay una línea de análisis con las distintas posturas generacionales, la tecnología, las neo derechas y las progresías antiguas. Hasta con la ecología”, sintetiza el artista, que presentará el disco este jueves a las 23 en Café Berlín (Av. San Martín 6656).

En noviembre del año pasado, Barbieri se quedó unos días solo en la casa de Munro donde se mudó con su pareja en pandemia. Se encerró en un cuarto que funciona como una especie de biblioteca-museo y estudio de grabación y se sentó al piano diez días seguidos casi 24 horas por día. “Las vomité”, cuenta sobre el origen de estas canciones. “Las pensé como una unidad. El título lo tenía hace años (con mi viejo) y la tapa la habíamos hecho con Nora Lezano unos meses atrás. Mi amigo Palo (Pandolfo) ya estaba en otra dimensión. Yo estaba muy triste,  inmerso en una investigación punzante y ácida. Me desafiaba. Me pregunté qué pasaría si mi incapacidad como pianista virtuoso clásico intentaba jugar con lo mucho que amo al Cuchi Leguizamón (a quien conocí y vi tocar sentado en la misma banqueta que él, en un piano en una casa en la provincia de Salta cuando yo era un niño a principios de los ‘80) mezclado con la Velvet Underground, el minimalismo de Steve Reich (como respuesta humorística a la repetición de fotocopiadora de los ‘ritmos actuales’)”, precisa. “Citas a música clásica, guitarras frenéticas a lo Robert Fripp en el disco de Bowie, Scary Monsters and Super Creeps que las grabó en su mayoría Felipe Barrozo, La hija de la lágrima de García. Todo desde mi lenguaje y mis molestas convicciones político-estéticas”.

-El disco se escucha como una obra completa: un viaje de la primera a la última canción y con piezas largas en extensión, desarrollo y letra, que incluso dialogan entre sí. ¿Lo pensaste como un disco conceptual?

-Es un disco conceptual. Es clave escucharlo completo, eso fue pensado, sí. Tuve la obsesión de marcar esa diferencia ante la que entiendo como la mayor acción de brutalidad capitalista de lo estándar vendible y automatismo veloz millonario, impuesto como nunca en la historia de la música. Un sistema manipulado cual relojería suiza (sello multinacional, plataforma de reproducción, premios y seguidores-escuchas pagos y comprados-guita automática-idolatría automática) es de una crueldad y violencia que genera un glaucoma cultural en la mirada de los medios de comunicación que se ven obligados a colmar de este maremoto de laboratorio sus palabras, porque también están en crisis y si no juegan el juego quedan afuera mal. Sumado al desprecio por el recorrido artístico de los que históricamente fuimos excluidos por las radios. ¿Tenemos que tener determinada cantidad de seguidores para pertenecer? ¿Determinada edad? ¿Determinado casillero para que sea más fácil a la digestión impuesta como sana y espontánea? Lo que digo nada tiene que ver con apuntar a la inquietud maravillosa de las generaciones nuevas en crear su lenguaje. El problema es si ese lenguaje propio valiosísimo termina no diciendo absolutamente nada nuevo por la velocidad devoradora del que quiere vestir "éxito". No es lo mismo que el tango con el rock en su momento, verlo así me parece un reduccionismo bobo.

-La canción "Fenómenos Paranormales" nace a partir de una carta que te dedicó Palo Pandolfo cuando cumpliste 40 años. ¿Cómo fue el trasfondo de esta canción y cómo era el vínculo que te unía con Palo?

-El primer tema que tenía armado para este disco era la base de lo que después se llamó "Fenómenos Paranormales". Venía jugando con una melodía de Camille Saint-Saëns llamada “Mon coeur s’ouvre a ta voix”. Ordenando cajas de la mudanza a Provincia recibo un llamado con el anuncio de la muerte de mi amigo. Tristeza, silencio, insomnio, mil recuerdos. Mucho mirar al cielo y hablar. Tenía que seguir con el orden de las cajas como método para distraer la pérdida y la enorme melancolía. Unos días después encuentro un sobre de papel madera lleno de letras, poemas y juegos literarios de Palo para temas que habíamos grabado juntos o futuras canciones posibles. Y ahí estaba la carta que me dio con el poema para mi cumpleaños número 40 en enero de 2016: "Fenómenos Paranormales". No me acordaba en detalle de esa belleza de poema-canción. Tenía el recuerdo de una frase que me dijo al darme de regalo, la botella de vino y la carta: "¡Cancionala!”, dijo con su voz de trueno y esas carcajadas de amor. Esa noche nos quedamos en la casa de mi hermano mayor, donde fue el festejo, tocando canciones hasta el amanecer. Esa carta era una señal o un saludo amoroso del futuro-pasado. Junté todos estos recuerdos para hacer mi canción homenaje a quien considero un hermano-amigo entrañable. Lo extraño mucho. Sé que anda por ahí. Palo Pandolfo es uno de los mejores compositores de canciones de finales del siglo XX y principios del XXI. Moderno, arriesgado, diverso y universal. Un trabajador.

-¿Por qué en este disco te interesaba traer al presente la poesía de Alejandra Pizarnik y Marosa Di Giorgio, dos poetisas profundas, melancólicas e intensas? En este caso, en la voz de Fernando Noy y Víctor Hugo Morales, respectivamente.

-Justamente por la profundidad, la melancolía y lo potentes que son. Mi hermano mayor Pablo Bolaños, que es un artista maravilloso, laburante histórico y emblemático del Centro Cultural Rojas desde mitad de los ‘80, me llevaba a ver a Batato, a las Gambas al Ajillo, a Tortonese y Urdapilleta, las obras de Claudio Nadie, al hermoso Mosquito Sancineto, Peter Pank, La Erótica de Javier Margulis y Enrique Dacal (años después nos hicimos súper amigos con su hijo Pablo) y obviamente al genial Fernando Noy. Ver todo eso y a muchos más me cambió la cabeza para siempre. Yo era un pre adolescente y encontré un lenguaje descontrolado y fascinante donde estas poesías daban vuelta en un clima que hace años extraño y ruego que vuelva. Un poco de descontrol poético. Por eso invité a Noy, emociona el recitado del texto de su amiga Pizarnik en el disco. Y a Víctor Hugo Morales lo admiro, por cómo se planta políticamente y porque creo que también es un poeta. Escucharlo recitar a Marosa me pareció de una belleza superior. Yo escuché ese gol en el ‘86, tenía 10 años y vivía en Jujuy. ¡Adrenalina poética de la mejor! Es un honor para mí que sean parte del disco.

-Elegís cerrar el disco con una cita de Breton recitada por la cantante y actriz Marikena Monti: "La rebelión y sólo la rebelión es creadora de luz, y esa luz no puede tomar más que tres caminos: la poesía, la libertad y el amor", ¿Qué tan importante es la rebelión para el artista al momento de crear una obra?

-Esa frase de Breton me gusta mucho en estos tiempos. Los libertarios, fascistas horribles actuales, se apropiaron de la palabra libertad y me da bronca y me preocupa mucho. La rebelión es un acto político en cualquier manifestación artística y no debiera faltar nunca. Creo que está ligado a la manipulación informática para generar "contenidos" también en relación a las correcciones políticas y las neblinas que confunden líneas de pensamiento para el caos. Caer en la trampa es más fácil de lo que parece. Todos terminamos pagando alguna publicidad en Instagram. Ahora bien, ¿qué es todo eso que anda dando vueltas por ahí? De independiente no hay nada. La fotito bonita la ponemos todos. ¿Seremos capaces de salirnos de la red? "Los mosquitos atrapados en red" escribe Palo en "Fenómenos Paranormales".