El Vaticano anunció este martes un nuevo modelo de control financiero sobre las fundaciones ligadas al mismo, que pasarán a ser auditadas por los organismos económicos de la Santa Sede y deberán inscribirse en un registro público. Esta disposición se enmarca en el esfuerzo del papa Francisco de dar mayor transparencia a sus finanzas y después de recomendaciones del comité de expertos contra el blanqueo de capitales del Consejo de Europa, Moneyval.
A través de un decreto, Francisco reconoció que las fundaciones creadas en el ámbito del Vaticano, si bien "tienen una personalidad jurídica formalmente separada y una cierta autonomía administrativa", son a los fines prácticos "instrumentos para la realización de los fines propios de las instituciones curiales". Por lo tanto son también "entes públicos de la Santa Sede".
Por eso serán encuadradas dentro de los nuevos mecanismos de control las fundaciones creadas "para la realización de los fines propios de las instituciones curiales", que a veces recurren a fachadas administrativas para el manejo de fondos. Por lo tanto, siendo sus bienes temporales parte del patrimonio de la Santa Sede, Francisco dispuso que a partir de ahora "es necesario que estén sujetos no sólo a la supervisión de las instituciones curiales de las que dependen, sino también al control y a la vigilancia de los organismos económicos de la Curia Romana".
A partir de ahora el Vaticano obligará a todas las fundaciones que funcionen dentro de la Santa Sede como "personas jurídicas" a inscribirse en un registro público para poder seguir con sus actividades. Algunas de ellas fueron creadas para obtener donaciones de los fieles, como las basílicas vaticanas o la fundación Bambinogesu, que recoge fondos para el hospital pediátrico vaticano y que ya en el pasado, estuvo salpicada por algunos escándalos.