"Voy a decir una cosa que me parece importante. No se pueden plantear con liviandad temas de la política económica, como la hiperinflación o las críticas en una reunión abierta de 50 personas. No es el lugar ni la forma". La frase fue la que eligió este martes el titular de la Unión Industrial (UIA), Daniel Funes de Rioja, para hablarles indirectamente a los que la semana pasada pidieron, en ese mismo ámbito, que la entidad fabril saliera con una crítica muy fuerte a las medidas del ministro de Economía, Sergio Massa. Funes, hábil articulador pero que ha sido castigado publicamente por el propio Massa, salió de todos modos a bajarles el tono a sectores ultra en la UIA, sobre todo a Techint, que había explicitado el malestar con el funcionario nacional, tal como adelantó Página I12 la semana pasada.
No es que Funes sea un fanático del Gobierno o de Massa, pero sale en defensa por varias razones: la más fuerte, porque observa en las presiones del holding de Paolo Rocca un endurecimiento que significa, además, un malestar de Techint con su propia gestión al frente de la UIA. En la filas de la siderúrgica ya lo ven como un moderado, y parecen en esa empresa estar manejando en quinta marcha. También hay un cambio de perfil porque, según supo este diario, el jefe de la UIA se vio al menos cinco veces con Massa en la última semana.
Sus palabras las escucharon, de hecho, algunos hombres de Techint y aliados. Entre ellos David Uriburu, mano derecha de Rocca y reemplazante del histórico Luis Betnaza en la entidad. Fue él quien había pedido radicalizarse contra el ministro, pero esta vez prefirió la mesura y no respondió críticas indirectas. Tampoco lo hizo el yerbatero Diego Videla, de la UIA de Misiones, quien había hablado de los aumentos de precios. Ni el titular de la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires (UIPBA), Martín Rapallini, que también había hecho reclamos por la política de administración del comercio. En este convite, Rapallini participó por Zoom desde Qatar, donde viajó a ver el Mundial de Fútbol. "Bajaron 200 cambios, por suerte", contó a este diario uno de los que piden paz y dólares y no ven otra forma de lograrlo que sentados en una mesa.
Cena con el G-6 y elogios en la Embajada
El agasajo tuvo un doble motivo. Eduardo Eurnekian, el líder de Corporación América, cumplió la semana pasada 90 años, y puso su casa el lunes por la noche para que Massa se viera a solas con el Grupo de los Seis (UIA, Cámara de Comercio, Construcción, la Bolsa, ADEBA y la Sociedad Rural). En ese escenario, Funes volvió a hablar con Massa pero en un tono distinto al de la UIA: hay un acercamiento del G-6 al ministro, y no sólo tuvo que ver Funes sino también el banquero Jorge Brito, titular del Macro y quien fue allí en representación de ADEBA.
"Cero clima de enfretamiento", relató a este diario uno de los presentes. Es que el G-6 viene jugando a la política con Massa hace tiempo, y hay una diferencia con la UIA: buena parte de los presentes son dueños. Además de los mencionados, estuvieron Mario Grinman, de la CAC, Gustavo Weiss, de la Camarco; Adelmo Gabbi, de la Bolsa y el "hombre del helicóptero" Marcos Pereda Born, vice de la SRA y titular del Cicyp, donde Massa habló la semana pasada. Todos ellos habían estado, por la tarde, bancando el anuncio del acuerdo fiscal con los Estados Unidos.
En otro lugar "estadounidense" también se habló de Massa y su gestión. Este martes hubo un cóctel de fin de año reservado de la Cámara de Empresas Estadounidenses AMCHAM en la Embajada de Estados Unidos. Los empresarios destacaron el pacto fiiscal y hasta algunos elogiaron la gestión. Allí estaban Néstor García de KPMG, Facundo Gómez Minujin, del JP Morgan, y Daniel de Nigris, de Exxon, entre otros. El escenario, de todos modos, fue casi un convite filo PRO. Entre los políticos que fueron se pudo ver a Rogelio Frigerio, Carmen Polledo, subsecretaria de Asuntos Institucionales de la Ciudad, Diego Santilli y hasta Florencio Randazzo. Por el oficialismo, la defendió en soledad el secretario de Industria, José Ignacio De Mendiguren.