Un juez de Estados Unidos desestimó este martes una demanda contra el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohamed bin Salmán, por su supuesta participación en el asesinato del periodista disidente Jamal Khashoggi, ocurrido en 2018.
El juez federal de Washington, John Bates, aceptó la postura del gobierno estadounidense de que el príncipe Mohamed, quien fue designado primer ministro de Arabia Saudita en septiembre, goza de inmunidad en los tribunales de Estados Unidos como jefe de Estado extranjero.
Además, afirmó que la demanda civil presentada por la viuda de Khashoggi, Hatice Cengiz, y su grupo activista DAWN, presentaba un argumento "fuerte" y "meritorio" de que el príncipe Mohamed estaba detrás del asesinato.
Sin embargo, consideró que no tenía poder para rechazar la postura oficial del gobierno estadounidense, presentada en una declaración formal ante el tribunal el 17 de noviembre, en la que afirmaba que el príncipe tenía inmunidad como líder extranjero.
El juez Bates expresó su "malestar con las circunstancias del nombramiento del príncipe Mohamed bin Salmán y las acusaciones creíbles de su participación en la muerte de Khashoggi". Dijo, no obstante, que no tenía otra opción en el caso.
Quién es el príncipe Mohamed bin Salmán
El príncipe Mohamed, quien fue el gobernante de facto del reino saudita durante varios años, se desempeñó anteriormente como viceprimer ministro y ministro de Defensa bajo el reinado de su padre, el rey Salmán.
El asesinato de Khashoggi, un estrecho colaborador del poder saudita que luego se volvió crítico, ocurrió en 2018 en el consulado de Arabia Saudita en Estambul y convirtió por un tiempo al príncipe en un paria en Occidente.
El año pasado, el presidente estadounidense, Joe Biden, desclasificó un informe de inteligencia que encontró que el príncipe había aprobado la operación contra Khashoggi, algo que niegan las autoridades sauditas. El cuerpo de Khashoggi lo habrían sacado del consulado descuartizado, según informes de inteligencia.
El asesinato tensó profundamente la relación entre Washington y Riad, capital de Arabia Saudita.
Sin embargo, impulsado por la necesidad de fortalecer su política en Oriente Medio, especialmente ante la amenaza de Irán y el poder de Arabia Saudita sobre los mercados petroleros, Biden viajó al país en julio en una maniobra que tendría como objetivo parcial dejar atrás el caso de asesinato.
Biden mencionó el caso en sus conversaciones con el príncipe heredero y calificó el asesinato como "indignante".