Ella, la líder política más importante y trascendente de los últimos 50 años, fue la víctima estoica que resistió la mayor embestida del poder real, nunca antes perpetrada contra otro político del país en toda nuestra historia.
Imprimieron tapas y tapas ultrajando su imagen, como una proyección la retrataron golpeada, ridiculizada, humillada y violada.
La culparon de todo lo que ocurriera en el país.
Le faltaron el respeto a su nombre y se hicieron a diario arengas denigrantes sobre su persona, en todos y cada uno de los medios masivos de difusión, en manos del poder real.
La citaron a 8 indagatorias en un mismo día.
La denunciaron en más de 800 causas penales en su contra.
La maquinaria del odio se puso en marcha en 2015 con el único objetivo de “borrarla del mapa político”, demonizándola para que una parte de la sociedad la lapide.
Con ese afán de no verla, de no oírla, de “desaparecerla”, fueron capaces, de actuar como en la dictadura, porque la privaron de los derechos y garantías que la Constitución Nacional otorga a todo ciudadano para acceder a un juicio justo, al debido proceso, a la igualdad ante la ley, a jueces imparciales y probos.
Ante el atentado contra su vida que falló, no iban a permitir que se hiciera justicia, y dictaron un veredicto que explícitamente la proscribe, la manda al exilio de la política.
Como en la dictadura, pero bajo formatos en apariencia legales, la condenaron jueces en vez de verdugos, no la lanzaron viva desde un avión al mar, sino que la lanzaron fuera de la vida de los argentinos, inhabilitándola de por vida para la función pública.
Pero no se puede opacar a una líder de sus quilates, no se le puede quitar su innegable carisma, no pueden tapar su inteligencia.
Especialmente no han podido vencer, a esta mujer, que sola y a fuerza de coraje y valentía, les hizo frente.
Justamente si hay algo que le molesta al poder real, es que Cristina Fernández de Kirchner sea una mujer empoderada y como tal no va a rendirse.
A pesar de todos y cada uno de los ataques que perpetraron en su contra.