"Es típico que familia o amigos te digan: 'Ah, ¿eres músico? ¿Tocas en una banda? ¿Y tienes música en internet?'. Y uno dice: 'Sí, pero por favor no la pongas, no quiero almorzar con nuestra música, no podremos seguir conversando'." DJ Spacio intenta explicar cómo funciona la experiencia de escuchar lo que hace Cómo Asesinar a Felipes desde hace 15 años, y está bastante bien.
Tal vez por cosas como ésas, en Chile se hayan ganado el mote simpático de ser "la banda de mierda". La música del quinteto no está hecha para caer bien, menos para amenizar una fiesta de gente muy buena onda un sábado a la noche. Pero nada de esto es un agravio, más bien lo contrario.
"No es algo que pueda estar sonando de fondo, requiere de toda la atención, porque hay muchos cambios de métrica y de tonalidades, mucha información en los samples… no es como la música del dentista o la de una reunión social. Si no le prestás atención, te va a molestar", profundiza Carlos Meza --así su nombre real--. Algo de todo eso refracta en Luz, figura y sombra, su noveno trabajo de estudio, que lanzaron recientemente.
El disco propone tres canciones representativas de los tres elementos del título, abordadas de tres maneras diferentes: electrónica, orquestal y banda tradicional. "Nueve tracks para el noveno disco. Nos gusta la numerología, la idea se fue desarrollando y estaba bien cerrada", amplía el responsable de las bandejas.
Acaso por su capacidad para poner el dedo entre las grietas del rap, el jazz, el trip hop, el rock y la electrónica, despertaron oportuna y rápidamente la atención de Bill Gould, bajista de Faith No More y responsable de tantos otros proyectos deformes, incluido su sello Koolarrow Records. En 2010 fueron parte de una fecha inolvidable en Santiago de Chile, cuando Faith No More cerró su gira de reencuentro, junto con Primus, y en 2015 los telonearon en el Luna Park. "Empezamos a trabajar con Billy ese 2010", aporta el baterista y fundador Felipe Salas. "Sin dudas nos influenció, y la gente también nos empezó a asociar mucho más con el rock".
Las expectativas respecto de este disco respondieron a la fama que el grupo supo crear para cada uno de ellos, valor que en la música no abunda. Este lanzamiento en particular tuvo un par de asuntos extra: editaron por primera vez con el sello alemán Clouds Hill (manejado por Johann Scheerer) y es el último con participación del bajista original Sebastián Muñoz, que hizo las valijas y se mandó a Brasil. Además, es el que marca el regreso de la dinámica presencial después de lo peor de la pandemia, lo que indicó su camino.
El batero analiza: "Veníamos acostumbrados a un régimen de vernos mucho, de hacer giras, de compartir, y de repente tuvimos que estar encerrados acá en Santiago, donde las medidas sanitarias fueron súper estrictas. Cuando nos pudimos ver después de casi dos años, volvimos a plantear nuestras miradas, y cada uno tenía ideas muy distintas sobre muchas cosas que pasaron en estos años. Entonces pensamos en cómo podía ser una misma canción abordada desde distintos puntos de vista. En cómo será si a un mismo objeto, en este caso una canción, la miramos de tres formas totalmente diferentes".
--Como en discos anteriores, las letras, composiciones y samples acá también transmiten una sensación cinematográfica, ¿de dónde proviene eso?
DJ Spacio: Es un interés que compartimos, a todos nos gusta que la música cause sensaciones, que te lleve a algún lugar y acompañe bien las líricas. Generalmente, la música de las películas está orientada a complementar la imagen y la narración, provocar esas sensaciones es un leitmotiv de la banda.
--Hablaban de la incomodidad que puede generar su música en quienes la reciben, pero ustedes también buscan sentirse incómodos al hacerla…
Dj Spacio: Máxima incomodidad hemos demostrado en la vida con el disco anterior, el MMXX. Porque todos los músicos cambiaron instrumentos para hacer ese disco. Fue nuestro máximo en ese sentido.
Felipe Salas: Son desafíos que nos mantienen alerta. Nos gusta reinventarnos, sentir esa sensación de algo nuevo, algo que también nos nace de forma natural, pero no es tan pensado. Es algo que nos motiva a seguir creando. A veces nos aburrimos y decimos: "Hagamos canciones, nomás; hagamos música y toquemos". Otros momentos sí están vinculados a una escena central.