Saber de primeros auxilios puede ser la diferencia entre la vida y la muerte de nuestros amigos de cuatro patas. Un primer auxilio, aplicado de forma adecuada y a tiempo, salva vidas.
Los perros y gatos se pueden ahogar por comer un juguete de plástico o cualquier otro tipo de elemento. También, les pueden agarrar hasta un paro cardiorrespiratorio. Te contamos cómo actuar frente a estas situaciones.
"Bajo ningún punto de vista, un primer auxilio descarta la intervención del médico veterinario, sino que, por el contrario, la complementa en función de situaciones muy críticas", resaltó el médico veterinario, Juan Enrique Romero, en diálogo con Telenueve Digital.
Una de las situaciones más frecuentes puede ser la ingesta de algún elemento pequeño como, por ejemplo, un medicamento. No hay que alarmarse, pero sí ocuparse. Para este caso, existe un "remedio" eficiente: sal gruesa.
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"Le abrís la boca al animal y le tirás un puñado de sal gruesa para que vomite hasta el apellido", precisó Romero a Telenueve Digital. No obstante, esta acción debe efectuarse en los "primeros 20 minutos a media hora".
Otra situación puede ser que su perro ingirió algo que no logre sacarle de la boca. Por ejemplo, un hueso. Lo recomendable será, primero, evitar darle huesos a los animales. En este caso, la maniobra se hace presionando sobre la base del estómago.
Esto sirve para hacer una acción de presión constante que determina la posibilidad de expulsión. Se hace con una sola mano prácticamente, tomando a todo el animal, rodeándole el cuerpo.
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En animales, las maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) se realiza con una duplicidad de conceptos: respiración boca a boca y presión rítmica sobre el pecho. "Cuando un animal está en paro, por un lado no oxigena y por el otro, no manda la sangre a donde la tiene que mandar. El objetivo de la maniobra es recuperar la oxigenación", finalizó el médico veterinario.
