Siguen adaptándose clásicos de la literatura universal al cine. Con elenco británico y directora francesa, le tocó al turno a la novela más célebre de David Herbert Lawrence (1885-1930), El amante de Lady Chatterley (Netflix), que el autor inglés escribió en Florencia entre 1925 y 1928. En la versión de la directora Laure de Clermont-Tonnerre y el guionista David Magee, que decidieron realizar cambios en la historia respecto de la novela (sobre todo, en el final), se apuesta a darle al personaje de Lady Constance “Connie” Chatterley (interpretado por Emma Corrin, ganadora del Globo de Oro por su rol como Diana de Gales en The Crown) una fuerza que en la novela no aparece provista de tanta determinación. La adaptación de Clermont-Tonerre desentona menos con las creencias del presente que con las intenciones filosóficas de Lawrence. “Mi gran religión es el convencimiento de que la carne y la sangre son más juiciosos que el intelecto –escribió el autor–. Nuestro espíritu puede equivocarse. En cambio siempre es cierto lo que la sangre grita y dice”.

Si bien está centrada en la apasionada historia de amor entre Constance y el guardabosque de las propiedades de los Chatterley, Oliver Mellors (Jack O'Connell, que también en Netflix protagonizó el western Godless), la película no elude el eje central de la novela: la preeminencia de la sensualidad y la sensibilidad por sobre las “falsas divinidades” que adora el entorno de Clifford Chatterley (Matthew Duckett), entre ellas, la fama, el dinero y el poder. Ambos hombres han regresado de la Primera Guerra Mundial con heridas: Clifford quedó parapléjico y ya no podrá ser padre biológico (aunque en un paseo con su esposa fantasea en voz alta con la posibilidad de que ella tenga un heredero con otro hombre de su rango social) y Oliver, que ha sido engañado por su mujer mientras estaba en el frente, se ha vuelto un solitario.

Connie actúa como un imán para los dos hombres. Su marido la necesita primero como lectora y correctora de su novela (que es recibida con frialdad en los círculos literarios londinenses), luego como objeto de exhibición en reuniones sociales, después como enfermera y, finalmente, como un útero para proveerle un hijo. Mientras tanto, el juego de atracción y rechazo entre ella y Oliver se convierte en una pasión incontrolable. A partir de la primera relación sexual en la cabaña del guardabosque (que se produce cuando Connie llora angustiada al querer sujetar a un pequeño faisán), la pareja tendrá encuentros sexuales en el bosque de los Chatterley, entre flores y arbustos, a la vera de un camino y bajo la lluvia. Detrás de la máscara de rudeza del guardabosque, se revelará un hombre sensible, que ama la naturaleza y a los animales, la conversación inteligente y la lectura; asombrada, Connie descubre en la pequeña biblioteca de Oliver un ejemplar de un libro de James Joyce, a quien su marido califica como “el irlandés obsceno” (en sus escapadas a la cabaña, ella lee Fin de viaje, de Virginia Woolf).

De un modo paradójico, los deseos de Clifford se hacen realidad cuando Connie le anuncia que está embarazada, pero su alegría dura poco al enterarse de que el padre es uno de sus empleados. Un oportuno viaje a Venecia pondrá distancia entre las partes de este triángulo amoroso que atraviesa las clases sociales y los roles e ideales asignados a varones y mujeres. En la versión “feminista” de Clermont-Tonerre, que acentúa tanto el protagonismo como la belleza de Connie, se destaca la solidaridad entre algunos personajes femeninos, cuando Lady Chatterley es objeto de rumores, reproches y desplantes. Pese al consejo del padre (que le recomienda no pedirle el divorcio a Clifford por lo que podría ser un romance pasajero), su hermana mayor y la señora Bolton (Faye Marsay y Joely Richardson) apoyan su deseo de estar con el hombre que ama. Para hacerlo, Connie deberá seguir el consejo de Oliver: “Tienes que arrancar de ti las partes que ya no sientan”.

El amante de Lady Chatterley. Dirigida por Laure Clermont-Tonnerre, con Emma Corrin, Jack O'Connell, Matthew Duckett, Faye Marsay, Ella Hunt y Joely Richardson