El frente externo es, actualmente, el costado mas frágil de la economía Argentina. Una economía inmersa en una crisis cambiaria desde principios de 2018, agravada y perpetuada por un vertiginoso proceso de fuga de capitales que fue solventado por el préstamo que el Fondo Monetario Internacional le otorgó al gobierno de Mauricio Macri. Es la devolución de ese préstamo combinado con una demanda de divisas para pagos de deuda e intereses y formación de activos externos del sector privado, el que llevó al gobierno a negociar con el sector que está en mejores condiciones de traer divisas: el campo. 

El resultado de la primera edición del dólar soja muestra un impacto positivo no solo en la mayor liquidación de divisas, de 47 por ciento más que en agosto, sino también en la recaudación: ingresaron cinco veces más de pesos por derechos de exportación que en agosto, también aumentó la recaudación del impuesto a las ganancias, aportes personales, contribuciones patronales e IVA interno y aduanero. No es una medida simpática, pero fue necesaria y demostró ser eficaz. Por eso se repite.

Sin reservas

Desde que asumió el gobierno del Frente de Todos y hasta junio de 2022, el país exportó bienes por un valor (fob, es decir sin costo de flete y seguro) de 177.300 millones de dólares, mientras que importó bienes por 146.800 millones de dólares (a valor cif, con costo de flete y el seguro). Por el lado de los servicios, las exportaciones del período totalizaron 25.500 millones de dólares, mientras que las importaciones fueron de 26.800 millones de dólares. Es decir que las relaciones comerciales dejaron un superávit neto positivo de 29.231 millones de dólares.

El saldo en divisas por los pagos y cobros vinculados a esas relaciones comerciales fue de 21.700 millones de dólares para el periodo. Un número menor que se explica porque parte de los bienes exportados en el período ya habían sido pagados antes de iniciarse el mismo, mientras que otra parte de los bienes exportados todavía no habían sido cobrados en junio. Lo mismo con el intercambio de servicios: corresponden al período pero todavía no fueron cobrados o pagados.

Además, en 2021 ingresaron 4300 millones de dólares provenientes del reparto de Derechos Especiales de Giro realizado por el FMI. Por otro lado, hasta junio de 2022 y en el marco del nuevo acuerdo con ese organismo, el gobierno acumulaba un endeudamiento neto de 1100 millones de dólares, como diferencia entre los pagos de vencimientos y los ingresos de nuevos préstamos concretados desde diciembre de 2019.

Entre todas las fuentes hubo un ingreso neto efectivo de 27.500 millones de dólares entre diciembre de 2019 y junio de 2022. Sin embargo, las reservas al final de ese período estaban 1000 millones de dólares abajo que cuando comenzó. Una parte (la mayor) había sido consumida por el sector privado (pagos por desendeudamiento externo, pago de intereses de deuda externa y formación de activos externos), mientras que otra parte, cerca de un tercio, fue consumida por el pago de intereses de deuda externa del sector público. Tras dos años y medios de gestión Guzmán, no se pudo retener uno solo de esos 27.500 millones de dólares.

Entre julio y agosto el gobierno tuvo que afrontar vencimientos de deuda externa por 2000 millones de dólares y el pago de intereses de deuda por otros 1500 dólares. Entre ambos meses se atrasó el pago de importaciones por 2400 millones de dólares pero no fue suficiente. Las reservas cayeron en 6000 millones de dólares. El BCRA no quedó contra las cuerdas, sino del otro lado, tratando de subir a la lona.

En septiembre se venía un nuevo vencimiento de la deuda con el FMI, esta vez por 2600 millones de dólares, previo a una nueva revisión para autorizar un tercer desembolso del organismo para octubre (por 3860 millones de dólares) para afrontar otro vencimiento en ese mes por 2540 millones de dólares. Frente a este panorama desalentador, se impuso la necesidad de negociar con el sector que estaba en condiciones de traer las divisas y de pagar anticipadamente los derechos de exportación para el afinamiento de las cuentas fiscales que también revisaría el organismo.

El valor del dólar soja

En septiembre se fijó una cotización bruta de 200 pesos por cada dólar liquidado por el complejo sojero, cuando la cotización oficial promedio de ese mes fue de 144 pesos. Es decir que se introdujo un diferencial de 56 pesos por cada dólar.

Si consideráramos que el grueso de las exportaciones de ese sector tenía una alícuota del 33 por ciento por derechos de exportación, veríamos que la cotización neta (después de derechos de exportación) para el mismo pasó de 96,50 a 134 pesos por cada dólar liquidado. Esto significa que el diferencial que quedó en manos del sector sojero, en principio, fue de 37,5 pesos por dólar, mientras que 18,5 pesos fueron nueva recaudación por derechos de exportación.

A su vez, como esos 37,5 pesos por dólar incrementales que recibió el sector son ganancia pura, incrementan directamente la base imponible del impuesto a las ganancias (35 por ciento). Se trata de otros 12 pesos que luego retornan al Estado como impuesto a las ganancias.

En apretada síntesis, de los 56 pesos incrementales del dólar soja el Estado terminaría recuperando 31,6 pesos y al sector sojero le quedaría un neto de 24,4 pesos . De modo que el dólar soja “neto de nuevos impuestos” sería de 121 pesos . Así, podemos ver que el dólar soja es en parte un incentivo a las ventas y el ingreso de divisas pero es también un fuerte mecanismo de recaudación tributaria.

La situación para diciembre se plantea con un dólar soja en 230 pesos contra un dólar oficial promedio estimado de 175 pesos (114 pesos neto de derechos de exportación). Es decir que se trata de un diferencial de 55 pesos por cada dólar, el mismo monto absoluto que en septiembre. De ese monto, el Estado recuperará primero 18 pesos por derechos de exportación y luego otros 13 pesos por impuesto a las ganancias, mientras que el sector sojero se quedará con 24 pesos y pasará de una cotización neta de 114 pesos a una de 138 pesos descontando derechos de exportación y el incremento de impuesto a las ganancias.

Dolar soja I

 

En septiembre, se presentaron Declaraciones Juradas de Venta al Exterior (DJVE) por 15,7 millones de toneladas, de las cuales 13 millones corresponden al complejo soja. Estas últimas representan el 36 por ciento de las DJVE de soja y derivados acumuladas hasta noviembre y son equivalentes al 93 por ciento de las DJVE acumuladas entre marzo y agosto por ese complejo.

La recaudación por derechos de exportación de septiembre fue de 434.000 millones de pesos. Esto es equivalente al 52 por ciento de la recaudación por derechos de exportación acumuladas entre enero y agosto de 2022 y es casi cinco veces el valor registrado en agosto por ese mismo tributo. Ese total fue equivalente a la recaudación del impuesto a las ganancias de ese mes, superó en 18,5 por ciento la sumatoria de aportes personales y contribuciones patronales del mes, superó en 20 por ciento a la recaudación del IVA interno y en un 100 por ciento al IVA aduanero. La recaudación total del mes de septiembre se incrementó en 395.860 millones de pesos respecto del mes anterior, el 87 por ciento de este incremento está explicado por los derechos de exportación.

En septiembre, la liquidación de divisas por exportaciones de bienes del sector fue de 8127 millones de dólares. Esta cifra supera en 47 por ciento la liquidación del sector acumulada entre julio y agosto, también supera las liquidaciones totales por exportaciones de bienes de agosto en 8 por ciento y de julio en 12 por ciento.

 

Por otra parte, las liquidaciones a “dólar soja” -de septiembre- representan sólo un 5,6 por ciento de la sumatoria de exportaciones e importaciones de bienes acumuladas hasta octubre. Esto nos muestra el carácter fuertemente localizado de la medida.

 

Durmiendo con el enemigo

La situación que obliga al gobierno a tomar este tipo de medidas es la de una doble urgencia. Por un lado necesita que ingresen divisas y por otro necesita recaudar impuestos para poder achicar el déficit sin tener que tocar el gasto. Esta situación es la que le da una gran centralidad y fuerte poder de negociación al sector agroexportador que, junto a otros sectores, buscan forzar un salto devaluatorio de nuestra moneda.

Con esta medida el gobierno logró que el efecto sea localizado para la soja y con un horizonte temporal de un mes, que ahora se renueva. El costo, los resultados, son difíciles de mesurar porque el contraste es contrafáctico. Es difícil saber cual hubiera sido el curso de la economía si no se habrían tomado estas medidas para movilizar la comercialización interna y la exportación de soja y sus derivados. 

Contrariamente a muchos temores, la medida no incrementó el ritmo inflacionario. Como bien se sabe, éste es un fenómeno multicausal y el dólar soja actuó favorablemente sobre algunas de esas causas como el nivel de reservas o la recaudación, compensando el efecto negativo de virtuales incrementos de costos internos.

Las reservas en septiembre crecieron en 900 millones de dólares a pesar de haberse cancelado el vencimiento de 2600 millones de dólares con el organismo. Esto, sumado al incremento recaudatorio de ese mes, permitieron la aprobación del tercer tramo del nuevo préstamo del FMI, gracias al cual se pudo afrontar un nuevo vencimiento y aún así las reservas volvieron a crecer en octubre, esta vez en 1050 millones de dólares. Atado con alambre, pero atado al fin y sin poder salir de la necesidad de seguir negociando concesiones al sector sojero.

 

Todavía no hay datos para medir efectos de la versión 2 del dólar soja. Los resultados de septiembre son un indicio para formarnos una idea de los resultados que podemos esperar en diciembre. Apenas podemos espiar por la cerradura mirando las DJVE del primer día de vigencia de la medida (30 de noviembre). Sabemos que las DJVE preceden al pago de los derechos de exportación, a las ventas y a la liquidación de divisas.

En sólo un día de vigencia de la medida se hicieron mas declaraciones juradas de venta al exterior que en el acumulado previo del mes. Hasta el 28 de noviembre el acumulado fue de 217 mil toneladas. El 30 de noviembre se presentaron DJVE por 520 mil toneladas. Es decir que ese día mas que duplicó el acumulado previo de noviembre. Esto nos muestra dos cosas: el sector sojero está en condiciones de presionar al gobierno y éste encontró una medida adecuada para la negociación.

*Economista del Mirador de Actualidad del Trabajo y la Economía -MATE