A cuatro meses de que se aprobara por unanimidad la ley que regula la investigación y el uso medicinal de la planta de cannabis, la Agencia Nacional de Laboratorios Públicos (Anlap) firmó un convenio con el Ministerio de Salud de la Nación que permitirá que 22 laboratorios empiecen a fabricar aceite medicinal para proveer al programa de Cobertura Universal de Salud (CUS), informó el médico Adolfo Sánchez de León.
Uno de los puntos principales de la ley es que el Estado nacional se compromete a impulsar a través de los Laboratorios de Producción Pública de Medicamentos en ANLAP la producción pública de cannabis en todas sus variedades y su eventual industrialización en cantidades suficientes para su uso exclusivamente medicinal, terapéutico y de investigación. Sin embargo, la resolución firmada esta semana entre el Ministerio de Salud de la Nación y la ANLAP se refiere únicamente a la producción al aceite para la epilepsia refractaria.
Para Valeria Salech, presidenta de Mamá cultiva, una de las organizaciones impulsoras de ley de Cannabis Medicinal, el hecho de que se limite la producción de aceite a la variedad específica que se usa para tratar la epilepsia refractaria significaría un cercenamiento al acceso a muchos otros tratamientos: “No hay variedades por patologías, las variedades son por persona, por paciente. El cannabis se usa para los más variados diagnósticos como artrosis, hernia de disco, cáncer, parálisis cerebral, artritis, glaucoma, lupus, fibromialgia. Establecer como lo hace el convenio que el aceite que se fabrique va a ser para pacientes con epilepsia refractaria va contra la resolución de la misma Anmat que dice que el cannabis puede ser usado para todo tipo de patologías y dolores. Están reduciendo al mínimo el alcance porque los pacientes con epilepsia refractaria son menos del diez por ciento del total de personas que lo necesitan”.
Según Salech, de este modo también se estarían limitando las formas de administración ya que “hay muchos usuarios que necesitan usar otro tipo de formatos como vaporizadores o tinturas de cannabis. Por otro lado, hay unas ochocientas familias usando Charlotte, que es una variedad que tiene muy alto CBD (uno de los componente del cannabis) y bajo en THC. Esa variedad es la que se quiere seguir importando. Pero incluso para los casos en los que ese tipo específico de aceite es efectivo puede suceder que el cuerpo se acostumbre y vaya dejando de hacer efecto, entonces, es necesario pasar a otra variedad”.
“La ley no limita la producción a ese tipo de aceite (el que se utiliza para la epilepsia refractaria)”, dice desde el Laboratorio Industrial Farmacéutico (LIF) de Santa Fe Guillermo Cletti, para quien el convenio entre Anlap y el Ministerio no tiene la última palabra. “Hay que ver luego, que dirá la reglamentación de la ley. La propuesta desde Santa Fe, en principio, es trabajar sobre el aceite para epilepsia refractaria, la cual es la que venía usando. Este convenio da el marco necesario, para que el Ministerio de Salud a través de Agencia Nacional de la ANLAP, pueda coordinar y articular compras directas de medicamentos. El tema cannabis, entraría en el marco de este convenio, pero luego habría que realizar un convenio específico, en el cual se plantee bien detallado: alcances, objetivos, qué se va a desarrollar, con qué financiación”, explicó.