Cuando suenan los primeros acordes de una canción de Sudor Marika en vivo, para muchxs hay algo en el cuerpo que se inflama, es una invitación a bailar, sin duda, pero también es una sinergia colectiva de los cuerpos mostris que tal vez a modo de ritual y conjuro se encuentran en suelo húmedo a armar resistencia y refugio, a desnudarse mientras los tragos salpican, a que el hedor de los fluidos contaminen la pulcritud de la norma. Con su formación actual la banda que integran Ro Tirita, Seba Zasali, Vicente Qrintreleo, Zepe Qu, Puyaps y Astor Duarte presentan su tercer disco El Deseo es una bailanta.

La cocina de esta música está en el Doke (Dock sud, Avellaneda) y quieren correr la bola de que “al patriarcado lo matamos con la cola”, así dice una de las canciones del disco anterior “Populismo Rosa” (2019), que junto a “Yeguas del Apocalipsis” (2017) trazan un recorrido que hoy hace llegar a la banda a un punto de inflexión.

Según ellxs, El Deseo es una Bailanta va más por un cierto repliegue, volver a la pregunta de qué hacer y cómo armar trincheras cuando el mundo se pone más hostil. La primera canción del disco dice así: Me quedan las amigas / la cumbia y fantasías / yo sé que no se aguanta pero aún... Me queda la bailanta: “En relación con este disco, teníamos ganas de recuperar la sonoridad de la cumbia de los noventa que es la que escuchábamos, la que bailábamos, y la que también dio nacimiento al amor que le tenemos a la cumbia. Después de “Populismo Rosa” quisimos corrernos un poco del discurso más épico. Hablar del fracaso, la fragilidad y la ternura. También del orgullo y la lucha pero no desde un discurso tan heroico sino desde otro lado” cuentan en diálogo con Soy en una entrevista en la que la banda decidió tener una voz colectiva.

Si vos querés...

Sudor Marika surge en el 2015 y eso no es casualidad. Fue el año del primer Ni Una Menos y también el inicio del gobierno de Mauricio Macri: “Para nosotres y tal vez para muches hacer las fiestas, tocar y participar de las marchas fue una gran trinchera afectiva, un gran conjuro contra la tristeza que nos generaba ese momento político. También hubo una sensación de abatimiento enorme que, con la promesa de la candidatura del Frente de Todxs en 2019, fue dejando paso a la ilusión. Y realmente nos ilusionamos mucho con la idea de que era posible insistir con otro proyecto político”, explican. 

Para esas elecciones, le pusieron voz y música al tema “Si vos querés”, una serie de intervenciones ciudadanas al estilo flashmob para evitar que Rodriguez Larreta fuera reelecto en la ciudad de Buenos Aires. En esa elección, el candidato del Pro ganó en primera vuelta, sin embargo la banda le respiraba fuerte en la oreja al patriarcado, perder no era la cuestión y la ilusión que había hecho posible el surgimiento de la banda estaba ahí, inflamándose: “Lo cierto es que con el pie del FMI pisándonos la cabeza, una crisis mundial y una pandemia mediante, es difícil sostener esa misma ilusión” dicen y encuentran una palabra: esperanza: “Esperanza porque nos rehusamos a creer que este es el techo de lo posible, porque conocimos otras maneras de pensar y de hacer política y no nos conformamos”.

Que no se conforman está claro, Sudor Marika viene trazando un mapa de luchas en las que ponen en el cuerpo, la escena y sus canciones: cerca de los activismos antifascistas, anticolonialistas y antirracistas. Contra el encierro, cerca del movimiento transfeminista prosexo, con las putas y lejos del mundo TERF (trans-exclusionary radical feminist). Con las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y la lucha de los pueblos originarios contra el terricidio. Es muy fácil rastrear cuales son los escenarios en donde afinan instrumentos y en donde agitan: la lucha para el derecho al Aborto Seguro Legal y Gratuito, la liberación de Milagro Sala y la exigencia de la aparición con vida de Tehuel de la Torre. Estuvieron cerca de quienes lucharon por la libertad de Lula y en el pedido de justicia por el travesticidio de Diana Sacayán. Es una cartografía de ver con claridad donde desean poner el cuerpo y hacer de eso acordes de lucha, resistencia y fiesta.

Sudor manija

“Me di cuenta de que al final, no estaba tan sola como me hicieron creer/los insultos vienen y van/la mirada enjuiciándome / no me van a parar y de frente les contestaré” es la letra con que comienza la canción “La Peligrosa” una de las nueve que conforman el disco. Una forma de pararse frente al hostigamiento, el insulto y la discrimnación y ¿por qué no? cantarle a la autodefensa: “El sonido de mis tacos te cuenta cómo es la cosa”. El tema está grabado junto a Ayelén Beker, otra marca de la banda: colectivizar las canciones e invitar a amigues a las grabaciones, esta vez lo hicieron también Paula Trama, Sofía Viola, El Pepo y Romea.

El deseo es una bailanta, según ellxs va de lleno a los asuntos que les inquietan: “Pone en cuestión toda idea de pureza. Es esa mezcla de fiesta, alegría, goce, derroche, exceso, exuberancia, sudor, y también desconocimiento, contradicción, empujones, volcadas y pérdidas. No es que pase siempre todo esto junto en un recital de Sudor Marika, pero nos interesaba poner a la vista que lo que hay más bien es mezcla”. En esa mezcla los asuntos de los que conversan son los que después devienen en canciones: los imperativos morales, el punitivismo, las crueldades, el exitismo, el fracaso, la ternura y el enamoramiento. Según Sudor, este disco soltó la épica que se escucha en Populismo Rosa para ir más a las ideas de fracaso, la fragilidad, la ternura y el orgullo, sin abandonar la utopía pero dejando el heroísmo de lado.

El momento “sudor manija” es en el que surgen ideas, donde aparece el delirio colectivo: “Decimos delirio en el sentido más querido de esta palabra: nos vamos del surco de lo trazado a ver qué pasa, qué ideas vienen. De pronto cuando estamos juntes viene un fluir de ideas que nos hace entrar en una especie de vértigo deseante. Mamarracheamos hojas con ideas y de ahí sale un proyecto. Hay mucho también del capricho del deseo más intempestivo, en donde no se planea estratégicamente nada”. Cuentan que además con este disco tenían ganas de recuperar la sonoridad de la cumbia de los noventa, que era esa cumbia que bailaban y que escuchaban. Así por ejemplo, Noche Fantástica, la canción que cierra el disco y que grabaron con Paula Trama podría ser un viaje -también fantástico- a la cumbia de Gilda.

No solo la música viene de esas cumbias que escuchaban en los 90, el título del disco “El deseo es una bailanta” tiene que ver con esas fábricas que fueron desguazadas por el neoliberalismo y que devinieron en bailantas: “La bailanta como un lugar donde todes pueden entrar para olvidar por un rato quiénes son, gastársela toda, besar a quien nunca hubiesen besado y terminar quién sabe dónde y con quien(es), sin culpa y sin vergüenza”.

Al aire

El 30 de noviembre pasado, presentaron el nuevo disco en Uniclub, fue después de 5 días que “El Deseo es una bailanta” se subió a las plataformas digitales y el público ya sabía las letras: Tocar en vivo es de las cosas que más se disfrutan, porque es el momento en el que se siente el agite, la energía viva de los cuerpos que están ahí, que es algo irremplazable. Sobre todo en tiempos en los que insiste la ilusión de que la coincidencia de los cuerpos en un mismo espacio y tiempo es reemplazable enteramente por la virtualidad”, lo dicen después de que este es su primer trabajo post pandemia: “En "Ternura", una de las canciones del disco nuevo, se escucha: "Me pierdo en las pantallas y me come la ansiedad / tan lindo que sería apagar todo eso y ya". Y un poco hay algo de eso: saber que no hay nada como la presencia de los cuerpos conspirando en un mismo lugar, y en el caso puntual de los recitales, no es para nada reemplazable la emoción que se siente al escuchar cómo se corean las canciones, cómo bailan y se besan esas bocas irreverentes. Pasan también cosas imprevistas en el roce de los cuerpos”. 

Sucede que los recitales de Sudor Marika pueden vivirse como un refugio de las identidades: tortas, trans, putxs, maricas, travas y un amplio espacio para seguir llenando. Para la banda ese territorio de afirmación de las identidades es hermoso pero hacen una salvedad: “No olvidamos que uno de los riesgos de las lógicas identitarias es el acecho de un deseo de pureza o el tener que rendirle tributos a un guión ya preestablecido que restringe posibilidades de vida. En ese sentido, la idea del deseo como bailanta nos trae un poco de aire”

Sudor, moviendo la cola, se corre de la solemnidad y va al hueso de la risa: “Lo que no queremos es que se tomen las canciones como “la posta”, como guiones para vivir, como posiciones fijas. Por eso si antes decíamos 'la monogamia es un cuento de la infancia', ahora cantamos 'fracasé en el amor libre', por ejemplo” explican. Y va por ahí, por escurrirse y evitar cualquier tipo de captura: “Los imperativos morales hacen sufrir, incluso aquellos que se enuncian en nombre de “la revolución”.

Bailarle al fracaso

En El arte queer del fracaso el escritor Jack Halberstam plantea una ruptura de la lógica exitista de la sociedad contemporánea ocidental que ve la falla como parte de una estructura negativa que debe erradicarse. En esa ruptura se pone a cantar y a bailar esta banda y desde ese lugar despliega alternativas y modos posibles que son posibles también porque vivieron en primera persona las violencias que surgen al desestimar y acallar emociones fugadas de la heterocisnormatividad: “Los discursos del odio se construyen desde esa misma matriz que quiere extirpar emociones, sentires, maneras de vivir, en nombre de la normalidad. Si la sociedad nos obliga a la mutilación emocional como dice bell hooks (sobre todo a las masculinidades “hegemónicas”), entonces lo que tenemos que pensar como apuesta política es propiciar espacios para alojar esos afectos, esas emociones”. 

 Ellxs toman la idea de fracaso, ternura y deseo impuro como agites antifascistas contra los discursos de odio: “Y no es que no odiemos, no es que 'está mal' odiar. El odio también puede ser un afecto potente, cuando aquello que rechaza es la crueldad de los procesos de normalización, por ejemplo. El problema es cuando se construye desde esa matriz fascista que desea el exterminio en nombre de la normalidad. No sabemos bien si las canciones en sí mismas pueden considerarse territorios de resistencia frente al avance de esos discursos del odio, pero sí invitan a pensar otros posibles y a compartir también algunas incomodidades que nos habitan” concluyen.

El tercer disco de la banda está servido, todo parece indicar que la irreverencia sube, como la crecida de un río, tal vez vestido de tacones y con la cola al aire, a arrasar con las normas y a bañarse en sudor.