Buenas noches Oppy 6 puntos
Good Night Oppy, Estados Unidos, 2022
Dirección: Ryan White
Guión: Helen Kearns y Ryan White
Duración: 104 minutos
Intérpretes: Steve Squyers, Moogega Cooper, Jennifer Trosper, Rob Manning, Abigail Fraeman y la voz de Angela Bassett.
Estreno: Disponible en Amazon Prime Video.
Aunque parece un relato de aventuras narrado en forma de diario (o de bitácora), Buenas noches Oppy no es un cuento de ciencia ficción de un fantasioso escritor pulp. Podría serlo: nadie se sorprendería si la historia de los dos robots que recorren en soledad los fríos desiertos rojos del planeta Marte hubiera aparecido en algún número de la revista Amazing Stories, durante la década de 1950 en los Estados Unidos. Pero no. Se trata de un documental que cuenta la experiencia de las misiones Mars Exploration Rovers (MER, Vehículos de Exploración de Marte), en las cuales la NASA consiguió poner sobre la superficie marciana dos vehículos exploradores en 2003. Ya esa hazaña hace que la historia merezca ser contada, pero su argumento incluye giros y detalles que la hacen aún más asombrosa.
Los protagonistas de la historia tienen nombre: los rovers Spirit y Opportunity, dos pequeños laboratorios rodantes que llegaron hasta el planeta rojo con la misión de recorrerlo durante 90 días marcianos (92,5 terrestres). Dicho lapso no era arbitrario, sino la esperanza de vida que sus creadores habían calculado para estas dos máquinas, luego de atravesar el espacio para exponerse a las duras condiciones del clima y la geografía de Marte. Ambos vehículos superaron las expectativas con creces. Spirit sobrevivió hasta 2008, mientras que Opportunity, apodado Oppy, se mantuvo activo hasta 2018, más de 15 años. Un logro que nadie imaginó.
Es posible que no muchos en Argentina conozcan la historia de Oppy y Spirit, pero sin duda recordarán a Wall-E, el robot de la película de los estudios Pixar estrenada en 2008, cuyo diseño está inspirado en ellos. La cita es pertinente, porque hay algo del formato narrativo que el director Ryan White eligió para poner en escena la historia de los rovers marcianos que remite de forma inconfundible a películas como Wall-E. Sobre todo en la marcada intención de dotar de características humanas a las máquinas protagonistas, con el fin de potenciar el rango emotivo del relato.
Y lo consigue. White logra que un problema en la memoria RAM o una falla de software, situaciones que cualquiera enfrenta a diario trabajando con una PC o un smartphone, se conviertan en asuntos que ponen a los héroes a debatirse entre la vida y la muerte. Así, Buenas noches Oppy logra transmitir el espíritu del vínculo que el equipo terrestre estableció con sus robots marcianos, a los que hasta “despertaban” (¿encendían?) con una canción distinta cada mañana, armando una banda de sonido que va de ABBA a Steppenwolf, pasando por B52’s. A pesar de eso, el truco de humanizar a los robots acaba por volverse obvio. Y cuando ese velo cae, es imposible no notar que se trata de un documental cinematográficamente clásico, basado en un dispositivo de cabezas parlantes y mucho e interesante material de archivo, al que se suman una serie de animaciones hiperrealistas que reconstruyen escenas de la aventura marciana.