El 2 y 3 de diciembre nos abrazó la poesía, la novela, matizada con la historia del folklore Santiagueño, los relatos Quichua, talleres de escritura creativa, presentaciones de libros y, no podía estar ausente La Diapasón Orquesta Escuela de Frías compuesta por niños, violinistas, chelistas y contrabajistas, que dirige Abel Miranda.
En el edificio de la Cámara de Comercio, se llevó a cabo la Feria con importante afluencia de público, en un marco armónico, donde diversos actos se sucedían sin superponerse.
El inicio se visualizó a través de tres voces representativas del NOA, Inés Araóz, Julio Salgado y quien escribe esta nota, con la coordinación de Enrique Traverso.
La presencia de una de las mayores poetas argentinas, Inés Aráoz, autora de numerosas obras (Echazón, La comunidad-Cuadernos de Navegación; Agüita, Otras Lenguas con fotografías de Mercedes Roffé, La casa- Barco. Obra reunida, publicada por la Universidad de Tucumán en 2016, Al final del muelle premiada por la Academia Nacional de Letras en 2019. En 2018 el escritor y cineasta Fabián Soberón estrenó el documental Luna en llamas que refleja la vida y obra de Aráoz), despertó curiosidad por la magnitud de su escritura. En el libro Pero la piedra es la piedra, muestra una poesía dotada de luminosidad, conjuga la prosa con un lenguaje exquisito, pensante, a veces complejo que se desplaza con total libertad. La piedra contiene, la piedra habla, la piedra es memoria... La naturaleza vibra en el sonido profundo en el Salado, ese río sagrado, en la consumación y muerte. La originalidad de los temas y la singularidad sintáctica con que trabaja la ha llevado a acuñar el concepto de Octavio Paz “la tradición de la ruptura”.
El consagrado autor Julio Salgado, oriundo de Santiago del Estero, residente en Buenos Aires, autor de Poemas murales, Escrito sobre los animales solitarios, Agua de la piedra, Caja de fuego, El ave acuática, Trampa Natura, Doble Cielo, Frías Catábasis, Monte y Fractura. Recibió el premio Municipal de la Ciudad de Buenos Aires.
Salgado dotado de una rica conjunción de amigos- entre ellos- Francisco Madariaga, Bayley, Leonardo Martínez, Jorge Madrazo, Ramón Plaza, Marcos Silber, Roberto Sánchez, Santiago Sylvester, horadó la memoria, recorrió lugares, penetró –como dije en una reseña de Frías Catábasis-, la sensual exploración de las chatarras en los molles. El onírico espionaje del Kakuy en el mistol. La limitada ceremonia en que insiste el escarabajo en el chañar. El violento relámpago de la lengua del chelko en el vinal.
Bajo las estrellas en la cálida noche del viernes, Enrique Traverso nos ofreció el recital poético “Pulsando el crepúsculo con una sola yema”, el canto de Rafael Toledo y el acompañamiento en guitarra de Luis Chazampi. Aún resuena en mis oídos “Andate huayrallana” hermosa canción de Daniel Herrera que alude al viento negro de la muerte.
La lectura de jóvenes poetas siguió encendiendo la noche, para despertarnos el domingo con los relatos quichuas de Héctor Corocho Tevez, con su libro ¡Anchuy Chuspi!, que significa Apártate mosca, un conjunto de cuentos y poemas escritos en quichua de los shalacos, riñas de gallos, carreras de caballos, en un entorno salamaquero. Después, ya no podría regresar sin el magnífico diccionario Quichua-Castellano- Castellano-Quichua, de Lelia Inés Albarracín, a quien conocí personalmente.
A la presentación de los libros de La mujer suelta de Gabriela Álvarez, premio Concurso de poesía Clementina Rosa Quenel 2021, Santiago del Estero; y Amanece con los pájaros en la boca de Graciela Córdoba, siguieron otros expositores, talleres y lecturas. Más tarde, la atención se centró en la presentación de Nuestro padre árbol de Luis Franco, a cargo del poeta Enrique Traverso, quien trazó el perfil del autor, una síntesis de su obra y la importancia de la naturaleza.
Una propuesta digna, celebración de poesía y música, que fue hechizando las horas de la mano de Abel Miranda y Claudia Domínguez, organizadores de este magnífico encuentro.