Gerardo Milman está fuera del juego. Luego de la difusión de sus contratos con modelos y otros episodios que hablaban de manejos irregulares del dinero público, Patricia Bullrich decidió cortar por lo sano: le quitó a su hasta ahora mano derecha, a quien cuando fue ministra de Seguridad la acompañó como secretario de Seguridad Interior, el lugar de jefe de campaña de su candidatura presidencial. En esa función quedará el legislador porteño Juan Pablo Arenaza. En el entorno de la presidenta del PRO advirtieron que no se notará la diferencia: "Milman casi nunca aparecía para laburar". Los emojis de palas también están a la orden del día en el bloque de Diputados del PRO, donde está toda la intención de correr a un costado a Milman de la vicepresidencia de la bancada. En su lugar, para respetar los repartos de espacios políticos, iría alguien de Bullrich: probablemente, la diputada Laura Rodríguez Machado. Esto se podría concretar en la próxima reunión de bloque, que conducirá Cristian Ritondo, a quien mantuvieron luego de los embates del oficialismo y de Elisa Carrió por el gesto que le hizo a la presidenta de la Cámara de Diputados, Cecilia Moreau. Hay deditos para rato.

Como informó este diario, Bullrich estaba enfurecida con Milman. No tanto por la denuncia que recibió en la causa por el atentado a Cristina Fernández de Kirchner, en la que un testigo lo escuchó decir en un café cerca del Congreso, horas antes del atentado: "Cuando la maten, voy a estar en la costa". Tampoco por las denuncias que lo vinculaban con la violenta agrupación Revolución Federal. El malestar de Bullrich se originó en las otras cosas que empezaron a aparecer a partir de esas acusaciones. Las "otras cosas" incluyen contratos con modelos, una intervención en un hecho automovilistico donde Milman aseguró que una mujer de tres apellidos era su esposa cuando no lo era, y que el auto era suyo cuando era de una empresa proveedora del Estado de la época en que era secretario de Seguridad Interior, con Bullrich como ministra de Seguridad de la Nación. Todo indica que Milman tenía una cédula para conducir ese auto de la empresa contratista.

Hay una diferencia notoria en la reacción de sus socios políticos: cuando recibió la denuncia relacionada con el ataque a la vicepresidenta, todos lo defendieron y hasta hubo un comunicado oficial de la mesa nacional. Cuando comenzaron a salir "las otras cosas", nadie más dijo nada. Y comenzaron los movimientos de Bullrich para distanciarse.

Esto tiene una explicación. Algunos exabruptos por derecha (del estilo del "te voy a romper la cara" que le lanzó Bullrich al jefe de Gabinete porteño, Felipe de Miguel), la presidenta del PRO los puede capitalizar con su electorado. En cambio, el manejo irregular de fondos del Estado es algo que no la ayuda en su campaña electoral. Milman comenzó a presentarse como un flanco débil, a través del cual -avisoró Bullrich- el larretismo podía comenzar a causarle daño a su candidatura presidencial. Así que comenzó a obrar en consencuencia.

Te saco para cuidarte

La primera medida fue apartarlo de la conducción de la campaña. "Milman no está más en la campaña", confirmaron en el entorno de la titular del PRO. El reemplazante será el legislador Arenaza, que ya trabajaba en la campaña nacional y era un armador del espacio en la Ciudad de Buenos Aires. Según comentaron, no sin cierta maldad, la salida de Milman no será extrañada ni tendrá demasiadas consecuencias. ¿El motivo? Su poco apego al trabajo de campaña puro y duro. En el entorno de la candidata imaginan que Milman pasará un tiempo en cuarteles de invierno y luego le buscarán un nuevo rol político. "Seguramente, sea llevando la rosca y la relación con sus amigos radicales, que es lo que a él le gusta", decían.

Pero es probable que el operativo para pasar a segundo plano a Milman no termine ahí. En el Congreso, el diputado continúa siendo el vicepresidente del bloque del PRO. Dicen que por tiempo limitado. Según confirmaron a este diario, tienen la intención de correrlo de ese lugar en la próxima reunión del bloque. En el cambio, se respetaría el lugar para el sector de Bullrich e iría en su reemplazo Laura Rodríguez Machado, ligada a la titular del partido. Si se concreta el cambio, será indisimulable que estuvo la mano de Bullrich detrás, pidiéndo que la represente otra persona como autoridad del bloque.

Mientras para Milman las consencuencias políticas dentro de su espacio ya están a la orden del día, todavía viene sorteando las consecuencias judiciales. La jueza que investiga el atentado a CFK, María Eugenia Capuchetti, se resistió a seguir la línea investigativa que señala al diputado del PRO hasta que se lo reclamó la Cámara Federal. Cuando habló de su viaje a la costa en un bar, Milman estaba con dos de sus asesoras, Ivana Bohdziewicz y Carolina Gómez Mónaco --quien fue Miss Argentina en 2012 y durante la gestión Bullrich en Seguridad llegó a ser directora de la Escuela de Inteligencia Criminal--. Ambas asesoras declararon ante la Justicia y dijeron sin demasiados pruritos que o habían borrado todo el contenido de sus teléfonos celulares o directamente los habían cambiado. La querella de la vicepresidenta le reclamó esta semana a la jueza y a la fiscalía el secuestro del celular de Milman.

Barrabravas

En el mismo encuentro de bloque de diputados del PRO en que cambiarían a Milman, se ratificará a Cristian Ritondo como jefe de la bancada, luego de que le hiciera un gesto a la presidenta de la Cámara que fue calificado de obsceno, misógino y "el gesto de la violación". Ritondo no solo recibió cuestionamientos del oficialismo por ese gesto, sino que también tuvo fuego amigo. Vino de Elisa Carrió, dirigente que lo tiene vetado para conducir el interbloque de Juntos por el Cambio desde que dejó el lugar Mario Negri.

Luego de que Ritondo hiciera su famoso gesto, Carrió decidió que no se la iba a dejar pasar: "Que un barrabrava presida el bloque de diputados del PRO me da vergüenza", lanzó en una entrevista televisiva. La polémica quedó tapada en la semana por dos hechos que estallaron en sucesión: por un lado, el viaje al sur de funcionarios judiciales, del PRO, ex AFI y directivos del Grupo Clarín y el chat para encubrir el viaje, y por otro la condena a CFK en la causa Vialidad. Eso no impidió que dirigentes del PRO se cruzaran en público con Carrió.

La primera fue María Eugenia Vidal, que le contestó a la líder de la Coalición Cívica: "Ritondo no es ningún barrabrava. Como vos sabés muy bien, es la persona que dejó el alma para cuidar a los bonaerenses durante 4 años y que ahora defiende a todos los argentinos frente a los atropellos inconstitucionales del kirchnerismo". La ex gobernadora es el principal respaldo de Ritondo como candidato a gobernador, candidatura que evidentemente Carrió no avala.

Se sumó el diputado Francisco Sánchez -el mismo que pidió la pena de muerte para la vicepresidenta-: "Señora, Ritondo es un hombre de respeto y diálogo. Lo que usted dice, la descalifica ante los que lo conocemos y desconcierta a los votantes de JxC". Otro de los que lo defendió fue el dirigente bonaerense Alex Campbell: "Así como defendió a los bonaerenses de los delincuentes y los narcos ahora defiende las instituciones y la democracia en el Congreso. Necesitamos más políticos como Ritondo que nunca bajan los brazos y que siempre están dispuestos a dar las peleas que hagan falta".

Finalmente, Ritondo reapareció para decir, sin mencionar a Carrió: "Agradezco todo el apoyo recibido en esta lucha en la que el kirchnerismo no respeta ninguna regla. Mientras ellos van por la Justicia, los medios, las instituciones y la democracia, nosotros tenemos que continuar defendiendo un objetivo común: el bienestar de los argentinos".

Si hay algo que se vive por estos días en Juntos por el Cambio, es un clima de paz y tranquilidad...