Almudena Hernando es arqueóloga de formación y profesión. Se dedicó a la etnoarqueología, con el propósito de poder unir sujetos con objetos, disciplina que le permitió viajar a selvas como las de Guatemala, Perú, Tailandia o Brasil, y trabajar con grupos como los Awá del Amazonas o los Q’eqchí’ de Alta Verapaz. Le atraen las diferencias y las identidades, y las raíces de esto, dice, están marcadas en su infancia. Sostiene que “somos a partir de” un conjunto de factores. Y entonces, cuando se le pregunta qué la llevó a adentrarse en el mundo de las identidades, vuelve su mirada atrás: “creo que en mi vida hay un dato clave. A mi hermana melliza y a mí nuestros padres siempre nos trataron como si fuéramos iguales, nos cortaban el pelo igual y nos vestían igual. Esto hizo que me atrajera la diferencia, lo diferente, a partir de una fuerte presión para negar la diferencia”. El interés por comprender qué hay de diferente y qué de común entre distintos seres humanos la llevaron a preguntarse por las diferencias entre hombres y mujeres. La investigadora inició así un rico camino entre las sociedades orales y las modernas para mostrar cómo la disociación razón-emoción constituye la clave del orden patriarcal y, desde una perspectiva multidisciplinar, rastrear las trayectorias históricas diferenciadas (en términos de identidad) de hombres y mujeres que han dado como resultado distintos modos de construir la individualidad moderna en unos y en otras. Almudena Hernando escribió varios libros, entre ellos: Arqueología de la Identidad (2001, Akal, Madrid) y La fantasía de la individualidad. Sobre la construcción socio histórica del sujeto moderno (2012, Katz, Buenos Aires y Madrid).
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