En Las Mil Formas de la Noche, la música Ayelén Beker es hecha historieta a partir de una síntesis elusiva, que dice sobre ella y también mucho más. El trabajo logrado por la tríada que componen Morena García (guion), Malena Guerrero Battellini y Rocío de Zavaleta (dibujos) –ganadoras del Plan Fomento del Ministerio de Cultura– funciona como una especie de conjuro poético y manifiesto político. Una declaración de cariño hacia la cantante travesti y por extensión al colectivo del cual las autoras forman parte.
“Con Male (Guerrero) somos compañeras de (el colectivo gráfico) Cuadrilla Feminista desde hace varios años, y producto de las ilustraciones y de los encuentros sobre feminismo y sobre música –las dos disfrutamos de la música– surgió la idea de hacer algo vinculado pero que reflejara la esencia más colectiva, la de mujeres, travestis, trans, no binaries, a partir de cómo empiezan a ocupar los escenarios. También queríamos hacerlo a partir de una mirada federal e interactuar desde lo local, porque consideramos que Rosario tiene un semillero de cultura y de artistas re-groso. Como consecuencia de las marchas y festivales a los que asistimos, nos encontramos muchas veces con la música de la Beker, y se nos ocurrió hacer una historia con ella. Así que nos comunicamos, nos dio el ok e hicimos una entrevista, en un tono más biográfico. Ésa fue la primera idea. Pero a la hora de hacer el guion y pensar de qué manera abordarlo, apareció Morena, a quien conocíamos desde sus relatos y poemas. Le preguntamos si le interesaba, tuvimos un primer encuentro y de ahí surgió todo”, explica Rocío de Zavaleta (Rouse) a Rosario/12.
“Al momento de hacer la historieta, pensaba en el recorrido de la Aye y en cuánto tiene que ver con su lindura; de todos modos, le siguen poniendo escombros. Recuerdo una presentación de Pasión de Sábado, donde quien le da el pie para que ella cante en Buenos Aires es este personaje nefasto de Rosita, un hombre disfrazado de travesti, súper ordinario. Pero cuando subió la Aye hubo como una habilitación, que tiene que ver con cumplir ciertas normas para encajar dentro del mundo de la cultura. En el caso de Ayelén, como canta bien y es linda, la gente queda fascinada y se le permite ingresar; pero no ingresa cualquiera. Si sos una trava de 50 años, medio detonada, con el aceite desparramado por las rodillas, ahí ya sos un objeto de burla. Si supieran que la Aye además de linda es bella; que no deja de ser una piba que, aun tocando, no deja de hacer el trabajo sexual porque no tiene posibilidades laborales; que los vecinos le cancelaron la llave del edificio porque suponían que trabajaba sexualmente dentro del departamento, como si la propiedad privada no aplicara a una travesti. Hay un montón de cosas que se trasladan a esta historieta, donde vas a poder ver a una Aye bajada del escenario, y enamorarte de su sencillez. Arranca siendo una heroína, tipo pantera travesti, pero después la empezás a desarmar. Mi función principal fue poder traer a la Aye cruda, como una persona que es talentosa, hermosa, pero que a pesar de todos esos aditivos que tiene para triunfar sigue teniendo las complicaciones de ser una trava gregaria, común, como todas”, comenta Morena García.
-Creo un acierto haber dejado de lado la biografía en beneficio de una mirada poética.
Rouse: -Lo que nos jugó a favor fue la mirada de More, porque nos corrió de esa propuesta. Ella escribe como poeta y le dio ese tono a la historieta. Y con Male, como tenemos la lectura de las novelas gráficas, nos pudimos correr del cómic tradicional y de las historietas con héroes y heroínas. More hizo una especie de meta-relato, de un cómic dentro de otro, y nos vino bien porque la de More es la voz de alguien que la ve desde lo cotidiano. Tuvimos que introducir lo que pasaba en la parte de las tablas, del escenario; y al ser dos manos dibujando, nos decidimos por una parte cada una. Male hizo la primera, sin palabras, relacionada con la previa al escenario, donde caracteriza a personas que nos cruzamos cada vez que vamos a los shows. Y está piola, porque al hacer caracterizaciones no hay cuerpos anónimos, cuando sabemos que lo masivo y anónimo no es neutral sino todo lo contrario, además es heterosexual. La parte más poética viene cuando baja del escenario, algo que yo trabajo más desde lo manual, digamos; si bien el coloreado es digital hay texturas del lápiz para que se note la raya, porque me parece que le da algo más descontracturado.
-En ese sentido, es notable el logro integral de la obra, los dibujos de las dos se complementan y conjugan.
Rouse: -Teníamos la ventaja de que dentro de todo compartimos ciertas cuestiones en la forma de dibujar, pero Male es más grosa en escenarios y espacios. Lo primero que hicimos fue el storyboard, tratando de separar cuadro a cuadro qué se iba a contar; y en lo que me tocó, me preocupé en cómo hacer para que el dibujo no repitiera lo que dice la palabra. Jazmín Varela, que tiene mucha experiencia, nos aportó una mirada externa y ayudó en estas cuestiones.
-Me encantó donde se señala al sol como “el mayor villano de las travas”.
Morena García: -A Batman nunca lo vi de día, es el “Caballero de la Noche”, ¿no? Pero también fue para situar a los travestimos y los neotravestismos. Para nosotras, las travas viejas, el sol era el mojón, el punto límite de tu actividad para todo. ¡Te disparaba un rayo de sol y, cual Drácula, a volar! Y estas neotravestis, como la Aye y toda esta camada de pendejas preciosas, te habitan el día como si nada. Entonces, claro, yo escribiendo sobre ellas tenía que ser fiel a mí misma, de no poder situarme en el día y en la noche a la vez. Además, tampoco teníamos que contar o mostrar todo. Hay algo velado de la noche, que tira un manto sobre la figura de la Aye. Si bien la estás conociendo, no está todo dicho: es una figura que salta de balcón en balcón pero que después encontrás en la esquina, y cuando podes tenerla a tiro de ojo se te sube a un taxi y se te va, se fuga. Es algo también pensado para los pakis, porque quieren consumir y tener todos los detalles para después desechar, y no, yo transformé esta figura en algo fugaz, que te permite un pantallazo de la Aye pero con la posibilidad de huir de ese consumo masivo.
Rouse: -También hay algo de la parte por el todo, cuando hablamos de ella hay otras coas que no son sólo de ella.
García: -Claro, es una mirada colectiva. Por eso digo muchas veces que el libro es como si se tratara de bajarle el precio a la lindura de la Aye para mirarla de frente, pero también a quienes están detrás, y me refiero a ese paraguas travesti que alberga a las identidades travestis, nb, trans, pero también a quienes se fugan de ese binarismo y pueden ser heterosexuales. Si podés correr el velo de la hegemonía, el de cómo debe ser una persona para encajar en el mundo de la cultura, tenés que correr el velo de la Aye de la lindura, y vas a empezar a mirar, más que nada, a la gente que está representada por ella.
-¿Dónde se consigue el libro?
Rouse: -La venta es directamente desde la cuenta de IG (@lasmilformas), tenemos envíos al interior del país y pronto vamos a anunciar en las redes la distribución en librerías. Fue muchísimo trabajo, la autogestión fue total. Y el día de la presentación (en Museo de la Memoria, el jueves 01 de diciembre), muchos de los recursos que conseguimos se volcaron en contratar a personas travestis, trans, no binaries, mediante una articulación con Maricoteca, porque la apuesta es colectiva y en este caso el Museo de la Memoria tenía que estar habitado por trabajadoras y trabajadores del colectivo.
-¿Qué reacción tuvo Ayelén cuando leyó el libro?
García: -Ella es una piba de muy pocas palabras, es muy tímida. Le entregué la historieta durante una cena a la que nos habían invitado. Yo soy una gran voyeur de todas las situaciones, me hago pajas mentales con escenas de la vida cotidiana, y vi que ella estaba llorando. Cuando se acerca, me dice: “More, nunca pensé poder estar en un libro”. Me quedé pensando un montón sobre qué me quería decir. Y la verdad que una piba que estuvo a punto de morir mil veces, como Las Mil Formas de la Noche, hoy día pueda estar representada desde distintos lugares, creo que es algo que la potencia. No te digo que la historieta le abra la cabeza para militar desde su arte, porque ya lo hacía, pero la posiciona desde otro lado. Ahora, en el escenario, la ves atrevida. Su voz es un canto de guerra, y eso me gusta mucho.