El Río de la Plata, ese sitio lleno de simbolismos, terminó siendo el centro de la portada del nuevo disco de León, potente por lo que entraña y potente porque es el primero en su carrera que no presenta la imagen del artista en tapa. Ese hombrecito del mar es obra de Claudia Fontes en un aporte al Parque de la Memoria, el monumento a las víctimas del terrorismo de Estado en la Argentina. Titulada Reconstrucción del retrato de Pablo Miguez, la escultura realizada en acero inoxidable retrata a un jovencito que tenía solo 14 años cuando fue detenido y desaparecido, y que hoy debería tener la misma edad que la misma Fontes. La artista buscó "articular los conceptos de aparición y desaparición", y ella señala que "la obra puede ser catalogada como de arte político", pero que terminó entrañando otra significación artística.

"Durante el proceso de su realización muchas veces sentí que estaba componiendo más bien una canción de cuna", explica Fontes en el sobre interno del disco. "Una canción de cuna que tenía que ser cantada para aliviar algo del dolor, no solo del padre de Pablo, que necesitaba un lugar donde hacer su duelo por la ausencia de su hijo desaparecido, sino de cualquiera que tuviera acceso a esa canción construida con jirones de memoria".

El mismo León incluye en el disco la explicación de sus motivaciones para la portada. "La primera vez que llevé a Oliver, mi nietito de 5 años, a caminar por el Parque de la Memoria, le puso nombre a algunas cosas. Siempre me decía: primero juguemos en 'la cárcel de la que nos podemos escapar'; se refería a la obra de León Ferrari A los Derechos Humanos que está ubicada en la entrada del parque. Y después vamos a ver al Hombrecito del mar'". En esa transmisión de memoria de un abuelo a su nieto, en la naturalidad con la que el niño le puso poesía a la imagen ante sus ojos, León encontró el título y la imagen ideales para su nueva colección de canciones. Y allí escribe:

"El hombrecito del mar no le da la espalda al río.

Miles de nombres lo consienten y lo eligen cada día, para que sea él quien viaje más allá del Este.

Mientras tanto -en un idioma inexistente-, le confiesa su sueño inconcluso al gran pájaro duende y al viento; para que ellos lo vuelen sobre el león embravecido a veces, o lo entreguen al mismo león para que lo acurruque cuando está manso lamiendo las orillas de esa punta donde se arroja la flor... Y desde donde parten las cintas de plata que hace tiempo desplegó, para conectar con los barcos que las alzan para pasar de ida y de vuelta; o para dar señal al avión que pega el giro para entrar al continente marrón y verde, iluminado por un naciente sol."