Buenos Aires es una provincia petrolera porque es la base de la industria petroquímica argentina y lagran puerta de entrada y salida de la energía que llega y que se exporta. Después del fallo de la Cámara Federal de Apelaciones de Mar del Plata, la provincia arranca en el camino de ser también la base de un tesoro nacional, los yacimientos de profundidad en el mar argentino. El fallo de la Cámara que permite al fin la exploración sísmica de las áreas petroleras sólo puede ser apelado ante la Corte Suprema, algo que la organización Greenpeace ya anunció que va a hacer. Mientras, con casi un año perdido y varios millones de dólares desperdiciados, se pueden empezar los trabajos previos.

La historia comienza hace un año, cuando los ecologistas y el intendente de Mar del Plata Guillermo Montenegro pidieron un amparo que detuviera los primeros trabajos exploratorios en tres de las zonas licitadas. Estos trabajos consisten en una exploración sísmica de las áreas que realiza un buque especializado. Básicamente, el buque arrastra una enorme red de cilindros neumáticos y sensores, creando ruidos y leyendo los rebotes de las ondas sonoras para hacer un mapa del fondo del mar. El mapa permite a los especialistas estimar los lugares más aptos para perforar.

El socio técnico de YPF y Shell es la firma noruega Equinor, especialista en este tipo de trabajos de alta ingeniería. Es que las áreas de la llamada Cuenca Argentina Norte se encuentran a 300 kilómetros de la costa y a gran profundidad, lo que requiere técnicas muy diferentes a las de las plataformas petroleras costeras. El buque especializado, el BGP Prospector, venía rumbo a las aguas argentinas cuando todo se paró y tuvo que esperar en Montevideo.

Es que el once de febrero de este año, el juez federal de Mar del Plata Santiago Martín le dió el amparo a Greenpeace y al intendente local. El juez tomó como argumento principal el estudio de los ecologistas sobre el efecto que los fuertes sonidos del mapeo pueden causar "en los mamíferos marinos" del lugar. Días después, el 20 de febrero, el ministerio nacional de Ambiente recusó al juez, que festejó públicamente y con fotos su propio fallo. La foto fue publicada por uno de los festejantes, el ex asesor del ministerio en tiempos de Macri José Alberto Esain.

La Cámara rechazó la recusación, pero el tres de junio levantó la cautelar si el ministerio aceptaba cambiar los términos de la resolución que autorizaba los trabajos exploratorios y le enviaba al juez Martín más información. La siguiente movida es que el intendente Montenegro se retira de la causa el 25 de agosto, explicando que aceptaba la decisión y los fundamentos de la Cámara. El siguiente golpe a la causa fue que el cuatro de octubre el mismo fiscal Juan Manuel Pettigiani considera que es correcto levantar el amparo por las garantía presentadas sobre la preservación de la fauna marina y por el impacto económico de los trabajos.

Pero un par de semanas después, el 18 de octubre, el juez volvió a la carga y repuso la cautelar. No importó que sólo quedaba Greenpeace, que el propio fiscal estaba en desacuerdo, que le llegaron 400 páginas de información detallada: Martín pidió más estudios de esos que toman meses, cuestan fortunas y pueden multiplicarse al infinito. Tampoco importó que el barco especializado, de los que hay muy pocos y hace falta pedir turno con mucha antelación, seguía esperando en puerto uruguayo, facturando sin hacer nada.

El 18 de noviembre, la CGT de Mar del Plata presentó una nota ante la Cámara firmada por el secretario general José Luis Rocha, su adjunto Miguel Angel Gugilemotty el secretario general del SIMAPE Pablo Félix Trueba. La nota es durísima y muy clara, recordando que Mar del Plata es la ciudad bonaerense con la mayor desocupación y un alto registro de trabajo informalizado. Los sindicalistas le explicaron a los jueces que ellos también habían hecho sus consultas, con "gremios hermanos de otras latitudes del país donde hay producción de hidrocarburos", con especialistas universitarios, científicos, expertos de YPF, de las secretarías de Energía y de Pesca, y hasta con el gobernador Axel Kiciloff.

Todas estas opiniones, dijeron los sindicalistas, coincidieron con lo escuchado en las audiencias públicas convocadas por el Concejo Deliberante local y con lo que le dijeron todo tipo de empresarios locales: "es una enorme oportunidad de desarrollo económico para nuestra ciudad" y también "de crear miles de puestos de trabajo que permitan el despegue definitivo de nuestra gran ciudad". Pero, lamentaron en la nota, "nos desayunamos con la noticia, que un juez local se opone terminantemente a cualquier tipo de desarrollo de la industria de hidrocarburos en el litoral bonaerense. Y dictó una medida cautelar que suspende la actividad, que ha vuelto a ratificar hace pocos días".

En la nota, la CGT destaca que miles de personas ya se expresaron a favor de la exploración pero que "la opinión de un solo funcionario del poder judicial", Greenpeace, una asociación de surfistas y el Frente de Izquierda local parecen capaces de oponerse. Agudamente, la nota destaca que el juez sigue pidiendo más y más estudios, con lo que puede demorar la exploración por años y llevar al abandono del proyecto.

Pero el cinco de este mes de diciembre, la Cámara volvió a levantar el amparo, esta vez sin peros ni pedidos a las partes. En un claro rechazo al tema, los jueces Alejandro Tazza y Eduardo Jiménez simplemente fallaron a favor de las petroleras. Al día siguiente dieron un paso inusitado, explicando en público que se habían basado en “el mandato constitucional de desarrollo sustentable” y que no querían “ni un fascismo ambiental ni una explotación a como venga”. Es palabra final, a menos que la Corte Suprema acepte revisar el caso en apelación de los ahora solitarios ecologistas.

¿Rumbo a la OPEP?

Lo de desarrollo no es una hipérbole de los jueces, porque el impacto económico del proyecto petrolero de alta mar es inmenso. Los pozos petroleros brasileños transformaron pueblitos somnolientos en frenéticos helipuertos de referencia para los buques de explotación, y a Brasil en un exportador neto. Argentina produce por todo concepto 550.000 barriles por día y el primer pozo a explotar, el Argerich, puede producir él solito 200.000, casi un cuarenta por ciento más de lo actual.

Y el esperado Argerich es apenas uno de los pozos potenciales en este sector ya licitado, donde puede haber docenas más. En un plazo de breves años, este potencial puede multiplicar y diversificar la entrada de divisas del país, hoy casi exclusivamente de origen agropecuario. Esto no sólo solucionaría la perenne crisis de divisas argentina, sino que reflejaría mejor la diversidad económica del país real.