“Pase, tómese un traguito / porque vamos a festejar / que aura! Ya no estás más sola / juntas, vamos a cantar”. Los versos de Natalia Martínez y Patricia Szilágyi en “Lo que de ellas, sigue en nosotras” sintetizan la idea detrás de Vení que te cuento, el disco recientemente lanzado por Tango de Hoy. El sello capitaneado por Sol Linares y Adam Tully tiene un ritmo de producción modesto: un disco cada dos años. El anterior, dedicado a Piazzolla, también tenía una fuerte carga conceptual. Aquí la propuesta que sus gestores extendieron a cantoras y compositoras de la escena actual fue contarles a Tita Merello y Ada Falcón, a 20 años de sus fallecimientos, qué cambió en este tiempo.
Así aparecen tangos, algunas milongas, un par de valses y hasta un candombe en registros estilísticos musicales y poéticos bastante distintos. Pero ahí donde el disco parece perder unidad sonora, gana profundamente en una declaración: el tango de hoy hecho por mujeres es diverso y tiene muchas voces.
El espíritu general tiene en común una mirada más celebratoria de lo conseguido, sobre todo en los últimos años. Aunque casi todas dedican al menos un verso a señalar lo que falta (“en estos tiempos todavía / hay tanto por desmoldar”, canta Martínez), hay al mismo tiempo una reivindicación del propio goce, de la posibilidad de ser como cada una decide, una copa en alto por las victorias colectivas.
En ese sentido, “Escuadrón de glitter” (un tango escrito por Claudia Levy y Natalia Bril, y su música compuesta por Noelia Sinkunas) reza “En tetas sin remeras / Callao y Rivadavia, / un escuadrón de glitter / te tuerce una elección”, recordando las históricas jornadas en las que el Congreso Nacional aprobó el derecho al aborto. “Ya veo tu sonrisa / oyéndome estos versos / qué lindo hubiera sido / tenerte hoy acá. / Vos fuiste una semilla / de toda esta locura / rajemos al otario / de su alto pedestal”, le cantan Levy, Bril y Sinkunas a Merello. Las vigilias frente al Congreso también se recuerdan en “Ya no me quiero callar” (de Leandro Calle y Jorge Martínez), en la voz de Eli Fernández, que canta “armamos la batahola, necesaria por ahora, / de mil pañuelos al viento, / verdes como el pensamiento / y dulces como la aurora”.
En la voz de Fernández aparece una reivindicación sobre las propias decisiones que ya se plantea al comienzo del disco, con “Terrazas”, de Floru Ubertalli, del mismo modo que allí hay una reivindicación de la nocturnidad y el amor al tango con las compañeras “Un tango otro tango / Procaz, bien guarango / De pronto ya se asoma / Y somos más fuertes / Pecheando a la muerte / Tres pibas, guitarra y cajón”, que también van a proponer Ana Sofía Stamponi y Natalia Mancini desde el vals “La aguantadora”, que hace del gusto por hacer música una bandera más allá de los prejuicios y la norma.
El principal cambio que estas artistas le cuentan a Tita y Ada es la posibilidad de elegir y decir sin el peso de la condena social que sufrieron ambas figuras. “El mundo que dejaste / es casi un dinosaurio / si hoy vieras a las pibas, / espada, puño y ley”, canta Bril, y Martínez esgrime un gesto similar con “Muy sola estuviste, por tomar esa decisión, la prohibida, la mal mirada”. Si queda algunda duda, el planteo se zanja en los últimos versos del disco: “ya bastante labia batieron por nosotras / por aquí tenemos mucho tango pa’contar”.