Hoy se cumplen 12 años del fallecimiento de Adriana Calvo, doctora en Física, docente, gremialista, militante y exdetenida desaparecida en la última dictadura cívico-militar.
Su hija, Teresa Laborde la recordó en este día tan particular y aseguró sentirse “movilizada” en esta jornada.
“Todas las notas que iba leyendo destacaban cómo fue consecuente con esto de defender los derechos humanos apartidarios, que no significa apolítico”, señaló en diálogo con AM750.
Con respecto a reconstruir su historia, Teresa afirmó que la fue armando “como un rompecabezas” a medida que iba creciendo y que, por supuesto, “Todo siempre estuvo ahí”.
De su madre dijo que extraña “todo”, que era “una persona muy presente”. “Tenía un sexto sentido, como cualquier madre. Si te pasaba algo, siempre te resolvía las cosas muy fácilmente”, agregó.
Por otro lado, contó que para ser madre se fue a Cuba y volvió para la reapertura de los archivos de las Juntas Militares y el primer juicio por delitos de lesa humanidad contra Miguel Etchecolatz en el 2006.
“Estaba de 8 meses y comenzaron de nuevo las amenazas. El primero en declarar era Julio López y nunca llegó”, recordó Teresa.
La mujer atribuyó al cáncer que enfermó a su madre a que “no podía acreditar que hubieran desaparecido a Julio López por segunda vez”.
Por último expresó una enseñanza que le dejó Adriana: “En las organizaciones sociales, el ser apartidario te da la independencia para seguir denunciando y no acostumbrarse al mal menor”.