El Gobierno espera que el jueves, cuando el INDEC de a conocer las cifras de la inflación del mes de noviembre, el número quiebre la barrera del 6 por ciento y se instale con "un cinco adelante". Si eso pasa, será la primera vez desde mayo -y viniendo de números más altos-, que el IPC se instale en algo más de 5 puntos. "Estamos optimistas", aseguró a Página I12 una fuente muy cercana al ministro de Economía, Sergio Massa. De acuerdo a la información que manejan en el Gobierno, habría además una contracción importante en el precio del rubro Alimentos y Bebidas, producto de los acuerdos de precios alcanzados con la industria y los supermercados.
¿Cómo el Gobierno sabe que esto podría darse en un rubro tan sensible? Este diario accedió a mediciones que tiene el secretario de Comercio, Matías Tombolini, en base a datos del SEPA, un sistema que registra on line las variaciones de los precios de alimentos, bebidas, limpieza y cuidado personal. En octubre, cuando la inflación general fue del 6,3 por ciento, la canasta de alimentos subió 5,7 por ciento. En noviembre, en tanto, ese mismo rubro reportó un alza de 3,8 por ciento. Vale decir que el SEPA mide solo canal moderno (grandes supermercados), asi es que resta ver que pasa con el aumento en almacenes barriales, que son el 80 por ciento del consumo. Con todo, el número general sería más bajo.
Días atrás, el viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, señaló en una entrevista periodística que había en marcha un proceso de desinflación paulatino, y señaló que la inflación núcleo venía a un ritmo de 5,5 y la mayorista de un 4,8 por ciento, otro dato que para el Gobierno confirmaría un IPC más bajo que el de octubre. Vale decir que más allá de correciones de política económica, el mayor impacto en la supuesta desinflación parece ser político.
Con el ex ministro de Economía, Martín Guzmán, en el cargo, la inflación pasó de 5,1 por ciento en mayo de este año a 5,3 en junio y pegó un salto de 7,4 en julio, el mes que recalentó los precios por la renuncia intempestiva del funcionario. Luego de eso, cuando Massa asumió con el apoyo no sólo del presidente Alberto Fernández sino con el aval del kirchnerismo y la vice, Cristina Fernández, se acomodó el escenario y la inflación empezó a estar más cerca de los 6 puntos: 6,2 en septiembre y 6,3 en octubre. Ahora, según el Gobierno, debería estar con un cinco adelante.
A favor de Massa hay que decir que casi todas las consultoras privadas están dando por debajo de los 6 puntos, aunque sea por décimas. Y el IPC de la Ciudad, que se conoció en las últimas horas, también registró una fuerte baja en el rubro alimentos (ver aparte). También Marina Dal Poggeto, de la consultora Eco Go, adelantó que, inclusive, diciembre también podría tener una inflación a la baja. Ese escenario parece bastante más impredecible teniendo en cuenta que es un mes muy caliente.
Para el ministro de Economía, la posibilidad de que noviembre tenga una baja en alimentos responde a los acuerdos de precios alcanzados con la industria y el comercio. Si bien una parte del efecto podría derivarse del congelamiento de precios hasta marzo intitulado Precios Justos, el mayor impacte es el de los pactos políticos sobre el sendero de precios a seguir. El Gobierno lleva como bandera la pauta del 4 por ciento de aumento pautado para casi todos los rubros: lo hizo con alimentos, para todos aquellos que no entran en el congelamiento, y para los combustibles. En este rubro, además, dejó al último mes del acuerdo con una suba incluso por debajo, de 3,8 por ciento.
Naturalmente, estos números son de una inflación aún muy alta, pero lo que se están jugando son expectativas. Massa insiste en que intentará una baja de un punto por bimestre y que trabajar sobre un número 4 por ciento de aumentos permitidos es salir de la dinámica de una inflación corriendo nominalmente al 6 o 7 por ciento.