Angelo Badalamenti, uno de los músicos más destacados de la industria del cine de las últimas décadas, murió el lunes en su casa de Lincoln Park, en Nueva Jersey. Tenía 85 años. La noticia comenzó a circular a partir del anuncio de sus familiares en las redes sociales y enseguida se difundió en todo el mundo.
Badalamenti, que había nacido en Brooklyn en 1937 en una familia de inmigrantes sicilianos –su padre era vendedor de pescado fresco–, fue el compositor fetiche de David Lynch. Y dentro de esa categoría, el creador de la columna sonora de la pluripremiada serie Twin Peaks. Pero no sólo. Fue sobre todo un artesano de gran intuición en el sensible oficio de ponerle música a las imágenes. Para un cineasta como Lynch, que entiende la música como un elemento distintivo en sus películas, el encuentro con Badalamenti constituyó la posibilidad concreta de formar una de las duplas creativas más interesantes del cine, a la altura de las que en la misma época conformaron Steven Spielberg y John Williams o David Cronenberg y Howard Shore, por ejemplo.
“Me siento con Angelo y le hablo sobre una escena, y él enseguida empieza a tocar esas palabras en el piano”, dijo Lynch en una entrevista a The New York Times en 2005. En tanto, Badalamenti destacaba, en otra entrevista, que “las imágenes de David están muy influidas por la música. El ritmo de la música lo ayuda a establecer el ritmo de los actores, sus diálogos y sus movimientos”. De esa sensibilidad común salieron también las músicas de Terciopelo azul (1986), la primera colaboración entre ambos, Corazón salvaje (1990), Carretera perdida (1997), Una historia sencilla (1999) y El camino de los sueños (2001), entre otras.
Fue un tío, Vinnie Badale, trompetista de las orquestas de Benny Goodman y Harry James, el que le transmitió la inquietud por la música. A los 8 años, el pequeño Angelo tocaba la trompeta, de adolescente tocó el piano en la orquesta de Lafayette High School, antes de graduarse primero en la Eastman School of Music en Rochester y más tarde hacer su maestría en la Manhattan School of Music en 1960. Antes de su aventura en el cine, todavía en los ’60, trabajabaja como profesor de música y componía canciones que encontrarán intérpretes como por Nina Simone, David Bowie, Paul McCartney, Shirley Bassey, Marianne Faithfull, Liza Minnelli y los Pet Shop Boys.
Además de componer para las películas de Lynch, Badalamenti trabajó con otros directores de primer nivel, incluidos Paul Schrader en The Comfort of Strangers (1990), Forever Mine (1999), Auto Focus (2002) y Dominion (2005); Jean-Pierre Jeunet en La ciudad de los niños perdidos (1995) y Un compromiso muy largo (2004); Jane Campion en Holy Smoke (1999); Eli Roth en Cabin Fever (2002); Walter Salles en Dark Water (2005); y Fedor Bondarchuk en Stalingrado(2013). La banda sonora del regreso de Twin Peaks en 2017, con la que dejó sentada su vena tenebrosa, fue su último trabajo.