Desde Córdoba
Durante sus años como periodista, Ernest Hemingway moldeó una manera de narrar los hechos coyunturales a partir de detalles en apariencia superficiales. Sostenía que cada relato debía reflejar, en la superficie, tan sólo una parte pequeña de cada historia: lo que luego se conocería como teoría del iceberg. Sin tanta pretensión, el estado actual de situación del frente Juntos en Córdoba anima la utilización de la metáfora del autor de El viejo y el mar: encontrar en la (agitada) superficie de la alianza los puntos que permitan vislumbrar el rumbo que tomará en 2023.
Distrito fetiche, Córdoba es uno de los primeros puntos de partida para cualquier candidato o candidata de la coalición que desee pisar fuerte a nivel nacional. En ese juego, los portadores locales del sello de Juntos, Luis Juez y Rodrigo De Loredo coinciden en mostrarse receptivos y fotogénicos con todos los que lleguen a la tierra del cuarteto. También se cuidan en alambrar la provincia de la injerencia externa. “Las cosas de Córdoba se deciden en Córdoba. Eso lo tienen en claro”, aclaran.
Esas cosas a decidir, en realidad, son una: quién será el candidato a gobernador el año que viene. “El que mejor esté”, rezan al unísono. Y aunque al reglamento interno le faltan detalles, el acuerdo total se demora. Desde adentro, cuentan que antes de fin de año la cuestión genera incertidumbre y da paso a las especulaciones. Por debajo del iceberg, en cambio, el río no deja de sonar.
Agua va…
Mientras intentan surfear las olas que generó la reunión entre Mauricio Macri y el candidato a gobernador del oficialismo local, Martín Llaryora (Hacemos por Córdoba), tanto Juez como De Loredo se lanzaron a captar masa crítica que les permita tener la mejor escudería posible a la hora de la interna. Por debajo de la superficie, los movimientos de cada uno de los pre-candidatos deben leerse como una abierta disputa por el primer lugar de la boleta.
Sin la bendición de Macri, el verborrágico senador ofició de anfitrión de la presidenta del PRO: Patricia Bullrich. Las loas fueron y vinieron. De gira por el norte cordobés, la ex ministra de Seguridad endulzó los oídos juecistas al brindarle una necesaria y esperada certeza: “Tengo un total compromiso para ganar Córdoba. Córdoba tiene que tener un gobierno de Juntos por el Cambio. No se puede confundir”. Rápido de reflejos, el senador devolvió la pared: “Estamos ante una de las futuras presidentas de la Argentina”.
Esto último no cayó bien en las oficinas de Horacio Rodríguez Larreta, uno de los principales apoyos de Juez. Entienden que ante el cimbronazo de la cumbre Macri-Llaryora, el senador se "halconizó".
“Lo que sucede es que la reunión movió todo. Entonces, Juez acrecentó la desconfianza”, aseguran desde el larretismo a Página/12. “A través de Bullrich le hizo llegar un mensaje a Macri: si se sigue metiendo a tratar de romper todo, como hizo en el pasado, se siente en libertad de acción”, explicaron. Antes, la senadora y empresaria hotelera Carmen Álvarez Rivero hizo lo suyo, captando el apoyo de Miguel Pichetto a la candidatura juecista.
Aunque la espuma está en baja, los calores y los humores no. Por eso se torna central la recorrida que Larreta realizará en 2023: en el Festival Nacional de Folclore de Cosquín, en enero, y en el Festival de Peñas de Villa María, en febrero. Allí, con seguridad, se multiplicarán las reuniones y fotos, como así también los retos y reclamos.
Ya para esas fechas el panorama estará mucho más claro respecto de la convocatoria a elecciones provinciales, algo que es potestad del oficialismo. En ese sentido, también hay diferencias en torno a la estrategia, aunque coinciden en que será una campaña corta pero intensa.
Todo va a estar bien
Con otra estrategia, el diputado de Evolución plantó bandera: apoyos de intendentes y giras por la televisión nacional. Lanzado a la disputa interna, acrecentará sus giras por el interior, donde ya comenzaron a aparecer los carteles “Es por acá, De Loredo 2023”.
Contención de los propios y salto para adelante: el mejor remedio para digerir la reunión de uno de los principales sponsors de su candidatura con su rival a vencer.
Apuesta segura, el ex titular de Arsat sabe que la figura de su socio no cosecha la totalidad de las adhesiones en el centenario partido. En especial en el interior, donde “la lista 3” se hace fuerte por encima de cualquier otro postulante. Sobre todo si tiene raíces peronistas.
De todas maneras, De Loredo no escapa a los apoyos nacionales. Tácticamente, también se mostró al lado de Bullrich y auspició su visita a la ciudad de Deán Funes. Y sabe que Macri está de su lado, algo que en la provincia donde el ex presidente sumó más votos que nadie en 2015 es un plus, más allá del affaire con Llaryora.
Al centro y por arriba
Tras semanas tumultuosas, el gobernador Juan Schiaretti rompió el silencio en los últimos días. Volvió a la palestra a tantear las condiciones para el postergado proyecto de instalación nacional. Mientras las espadas legislativas se encargan de las reuniones de trabajo con referentes productivos de la industria y el agro, el mandatario apela a la imagen de estadista y gestor para salir de la grieta “por arriba”.
Vía Zoom, apareció en el ciclo Argentina, Estado, Ética y Sociedad, coordinado por la referente del GEN, la diputada Margarita Stolbizer. Aliada en la Unicameral cordobesa, la legisladora nacional no ocultó su deseo de una integración de Schiaretti a Juntos por el Cambio. “Me tocó vivir durante mucho tiempo en el Congreso un peronismo ligado al kirchnerismo que no aceptaba el diálogo. Y hay otro peronismo que supo acompañar, contribuir y que sostiene posiciones de equilibrio en las que yo creo. Y ahí ubico al gobernador cordobés. Me gustaría que Schiaretti se integre a JxC, pero no significa solamente eso”, lanzó.
Durante el encuentro, el gobernador coincidió otra vez con su par de Jujuy, Gerardo Morales. “Los acuerdos hay que hacerlos antes de llegar al poder… es fundamental abandonar la grieta”, expresó el cordobés.
Declaraciones de cassette al margen, esta coincidencia amenaza con agitar los fantasmas locales respecto de un arribo de Schiaretti al mayor frente opositor. Aunque desde la Casa de Gobierno cordobesa se encargan de remarcar que la relación es institucional, se trata de un nuevo gesto hacia sectores puntuales de Cambiemos, como antes lo fue con Facundo Manes y, claro, la bendición del encuentro de Macri con Llaryora. El fino límite de “hablar con todos”.