El favorito contra la sorpresa, el campeón contra el novato, la vieja Europa ante la África islámica. Francia y Marruecos animarán este miércoles la segunda semifinal del Mundial de Qatar 2022, un partido que no estaba en los planes de nadie, principalmente por culpa del sorprendente equipo dirigido por Walid Regragui.
"Al principio de la Copa nos daban un 0,01% de opciones de ganar. Ahora supongo que nos darán más. Vamos a tirar por tierra esas estadísticas", bromeó Regragui en la conferencia de prensa previo al encuentro que se jugará desde las 16 (hora argentina) y podrá verse por la TV Pública y TyC Sports.
Leones devoradores de europeos
Marruecos está haciendo historia de la grande en Qatar 2022 -primer africano en meterse en semis de un Mundial- y a costa de los europeos. Los Leones del Atlas se convirtieron en una verdadera pesadilla para la poderosa UEFA: en fase de grupos sacaron a Bélgica (también dejaron segunda en su zona a Croacia), en octavos eliminaron a España por penales y en cuartos vencieron a Portugal.
Ahora van por otra nación que supo colonizarlos: Marruecos se independizó recién en 1956 de España y también de Francia.
Marruecos y los nacionalizados
"Yo busco un cambio de mentalidad profundo. Si nos contentamos con la semifinal no habremos roto esa frontera. Estamos aquí para ganar el Mundial. Puede parecer una locura, pero es lo que buscamos", sentenció Regragui, nacido en Francia, donde hizo casi toda su carrera como lateral derecho.
Al igual que su DT, muchos de los jugadores marroquíes son nacidos en otros países, producto de la inmigración. En total son 14 y se destacan el arquero Bono (Canadá), el volantazo central Amrabat (Países Bajos), los habilidosos extremos Boufal (Francia) y Ziyech (Países Bajos) e incluso el afamado Hakiri (España). "En el momento que estás en la Selección, eres marroquí. Yo no miro dónde ha nacido uno u otro", definió Regragui al respecto.
El jogo bonito defensivo
Marruecos viene haciendo gala un funcionamiento defensivo de élite (apenas un gol recibido en la Copa) combinado con un atrevimiento, habilidad y lujos notables a la hora de salir de contraataque. Al respecto, Regragui rechazó que los suyos sean muy defensivos y opinó: "El dogma de la posesión del balón no sirve para nada si luego solo rematás dos veces al arco. Creo que el que mejor lo ha entendido es el seleccionador de nuestro rival (Didier Deschamps), que sabe adaptar su juego a las circunstancias. El tiki tiki puede estar bien si tienes jugadores como Bernardo Silva (Portugal). Pero creo que la posesión no sirve para nada si no marcás. Acá estamos para ganar. Si Francia nos da la pelota la tomaremos, pero no creo que nos la den".
La Francia de Deschamps
El propio Deschamps se mostró en sintonía en su respectiva conferencia de prensa. "No hay una sola forma de ganar. Mi prioridad es adaptarme a las situaciones que afronto, a los jugadores que tengo con el objetivo de sacar lo mejor de cada uno y lo mejor del colectivo", dijo el campeón del mundo como futbolista en 1998 y como entrenador en 2018.
"Nosotros siempre tenemos la voluntad de tener la pelota y de crear peligro, pero enfrente hay un rival. Polonia no la había tenido mucho (la pelota) y cuando los enfrentamos la tuvo mucho más. Marruecos puede jugar al contragolpe, ya veremos. Tenemos que estar preparados para todo. Ningún equipo renuncia a tener la pelota. Lo cierto es que no sirve de nada tenerlo por tenerlo, hay que crear peligro", indicó el estratega galo.
Los hinchas marroquíes, mayoría
En tanto, Deschamps también se refirió a que la mayoría de los hinchas en el estadio Al Bayt (capacidad para 68.895 espectadores) estarán apoyando a Marruecos, como sucedió en los partidos anteriores de los Leones del Atlas.
"No me gusta el término hostil, pero esperamos que haya un fervor popular muy importante a favor de Marruecos. Sabemos que hacen mucho ruido, los jugadores ya están prevenidos. Eso no les va a hacer marcar goles, pero es mejor saberlo. Forma parte de la preparación del partido", sostuvo quien va en busca de algo bien difícil: llegar a finales consecutivas, algo que sólo lograron Italia (bicampeón en 1934 y 1938), Brasil (bicampeón en 1958 y 1962), Alemania (subcampeón en 1982 y 1986, campeón en 1990), Argentina (campeón en 1986 y sub en 1990), Brasil (campeón en 1994 y 2002, sub en 1998).