Ambientada en una Barcelona invernal y de atmósfera navideña, Smiley (Netflix), la serie dirigida por David Martín Porras y Marta Pahissa, y protagonizada por Carlos Cuevas y Miki Esparbé, es una comedia romántica LGBTQ+ que rinde tributo (en varios episodios) al Howard Hawks de La adorable revoltosa

Inocente y sexy, clásica, moderna y sentimental, está basada en la obra de teatro homónima de Guillem Clua, que anticipó que es muy probable que haya una segunda e incluso una tercera temporada de la serie. En pocos días desde su estreno a comienzos de mes, la historia de desencuentros, encuentros y nuevos desencuentros entre el arquitecto tan romántico como neurótico (Bruno, interpretado por Esparbé) y el atlético barman enamoradizo (Álex) se convirtió en una de las más vistas en la plataforma de streaming.

Álex acaba de sufrir su enésimo desengaño amoroso luego de un apasionado encuentro sexual (que concluye con un desayuno con hidratos de carbono en vez de batidos de proteínas) y desde Bar Bero, la barbería transformada en bar de ambiente junto con sus socios y amigos, Javier (Pepón Nieto) y Verónica (Meritxell Calvo), le deja un largo mensaje a su desconsiderado amante, en el que le reprocha no haber respondido a su cariñoso “smiley” vía WhatsApp. “Cuando al hombre ideal no lo sé, pero a uno que podía quererte lo tenías aquí”, le casi grita Álex. Pero así como se equivoca al elegir candidatos, se equivoca de número y es Bruno el que recibe el mensaje.

Después de meditarlo y conversarlo con su amigo Albert (Eduardo Lloveras), el arquitecto decide responder al desconocido y se citan en Bar Bero (Bruno llegará con un libro en la mano para que Álex lo reconozca). La cita a ciegas –sin intercambio previo de fotos, algo un poco inverosímil actualmente– al principio no está a la altura de las expectativas. Para sorpresa de los espectadores, Álex deja entrever que lo decepciona el aspecto físico de Bruno (Esparbé es buen mozo en Cataluña, Santiago del Estero u Oslo), en especial porque este no parece recién salido de un gimnasio. Y Bruno lo considera lisa y llanamente una “musculoca” frívola sin nada en la cabeza. Smiley trata en clave de humor el modo en que los prejuicios y la superficialidad pueden afectar el inicio y el desarrollo de las relaciones amorosas.

Pese a eso, y por la magia del guión, tienen una relación sexual y pasan la noche juntos. En el primer capítulo de la serie se pone a prueba un recurso que continúa en toda la temporada: los espectadores ven los deseos y las fantasías de los personajes protagónicos como si en verdad se estuvieran cumpliendo.

Mientras se sigue la historia de Bruno y Álex, quienes cada uno por su lado conocerán a otros hombres (Ramón e Ibra, encarnados por Ramón Pujol y Cedrick Mugisha), otras parejas de la serie dan espesor a esta fábula gay navideña. El mejor amigo de Bruno, Albert, está casado con Núria (Ruth Llopis), y se siente desgraciado tanto en su hogar como en el estudio de arquitectura de su suegro (los padres de ella son los únicos que hablan en catalán en toda la serie); la mejor amiga de Álex, Verónica, está en pareja con Patricia (la actriz chilena Giannina Fruttero), y aunque viven juntas desde hace siete años y están a punto de mudarse a una nueva casa, entran en crisis y deciden “abrir” la pareja a otras mujeres, usando una app de citas (en ese episodio, la pantalla se puebla de ciberpersonajes).

Dado que la serie transcurre entre los días previos a la Navidad y el Día de Reyes, hay lugar para los milagros en Smiley, donde se concede vida sexual y amorosa incluso a los personajes gays de más de cincuenta años, como Javier, que conocerá a Ramiro (Carles Sanjaime) un taciturno hombre de mar que quiere recuperar el tiempo perdido dentro y fuera de la cama. En las noches embriagadas de Bar Bero, donde en uno de los murales se ve a Pedro Almodóvar junto a Federico García Lorca, Javier se transforma en la drag Keena Mandrah.

Si bien los “grandes momentos” de la serie están filmados en su mayoría en interiores (el bar, el estudio de arquitectura, los “pisos” de los personajes), hay escenas donde la ciudad –una Barcelona nocturna tan espléndidamente iluminada como si no tuviera ningún problema energético por delante– cobra protagonismo por su belleza. El escenario de la fulgurante metrópoli gay friendly parece irradiar en las decisiones que los personajes, tarde o temprano, deberán tomar si en verdad quieren dejar de repetir los mismos errores a la hora de amar y ser amados.

Smiley
Netflix (ocho episodios). Con Carlos Cuevas, Miki Esparbé, Pepón Nieto, Eduardo Lloveras, Meritxell Calvo, Giannina Fruttero y Ramón Pujol, entre otrxs.